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¿Cómo son los patrones de sueño del bebé?

El recién nacido se despierta cada dos o tres horas y no diferencia el día de la noche, mientras que los padres estamos agotados. Y aunque parece que el sueño del bebé no se rige por ninguna regla, hay etapas que son fácilmente reconocibles.

El sueño es uno de los puntos de mayor conflicto entre el bebé y sus padres: el recién nacido se despierta cada dos o tres horas y no diferencia el día de la noche, mientras que sus padres están cansados, muchas veces desbordados por la demanda del bebé, sus otros hijos, las tareas domésticas y el trabajo fuera de casa. Y aunque parece que el sueño del bebé es caótico y no se rige por ninguna regla, hay etapas que son fácilmente reconocibles.

Los patrones de sueño de un recién nacido siguen, aproximadamente, el siguiente esquema: ocho horas de sueño durante el día y ocho durante la noche, con interrupciones cada dos o tres horas. Más allá de estas generalidades, cada bebé tiene sus tiempos de sueño y vigilia y es importante que los padres consulten al pediatra si observan algún cambio en ellos, como por ejemplo que el bebé deje de despertarse cada dos o tres horas para comer, “siga de largo” y duerma unas cinco horas seguidas.

El sueño del bebé, como el de los adultos, pasa por diferentes etapas y es normal tanto observar que el bebé se mueve dormido como que permanece quieto, ya que estas actitudes remiten a los dos tipos de sueño:

  • El sueño REM: su nombre proviene de la sigla en inglés que significa “movimientos oculares rápidos” y se caracteriza precisamente por eso. Es un tipo de sueño liviano y es el período en el cual se sueña. Los bebés pasan casi la mitad de su tiempo total de sueño en la fase REM y a medida que van creciendo esta etapa dura cada vez menos.
  • El sueño NO REM: esta etapa se caracteriza porque los movimientos oculares no son rápidos y consta de cuatro subetapas: la somnolencia (parece que el bebé “lucha” por no quedarse dormido y los párpados se le cierran), el sueño liviano (con movimientos y posibles sobresaltos), el sueño profundo (sin movimientos), el sueño muy profundo (igual que el anterior, puede haber ruidos alrededor del bebé sin que se despierte).
  • Al dormirse, el bebé va  atravesando estas cuatro etapas de una a una y en el proceso de despertarse las recorre a la inversa: del sueño muy profundo al profundo, luego al liviano y al sueño REM. Si el bebé se despierta antes de haber dormido lo suficiente, es posible que le resulte difícil volver a conciliar el sueño.

Es claro que los bebés no pueden, como los adultos, darse cuenta de que tienen sueño y de que necesitan dormir, por lo que el sueño se percibe como una molestia que no saben cómo solucionar.

Cuando el bebé se pone molesto, se frota los ojos y bosteza, lo más adecuado es tomarlo en brazos y alejarlo de los estímulos. No intentar distraerlo con juegos o canciones, porque lo que necesita es tranquilizarse y entrar a la etapa de somnolencia para luego ser colocado en su cuna, donde se dormirá solo.

Algunos padres acostumbran al bebé a tomar la última mamada o la última mamadera antes de dormir y establecer esta rutina es útil para que, de a poco, el bebé vaya reconociendo cuando llega el momento de dormir.

Y cuando llegue la hora, hay que recordar que el bebé no debe acostumbrarse a quedarse dormido en brazos, que la posición adecuada para colocarlo en la cuna es boca arriba -porque se comprobó que al colocarlo boca abajo hay más posibilidades de que sufra el Síndrome de Muerte Súbita- y que debe dormir sobre un colchón firme, sin almohadones, peluches o mantas que pudieran resultar peligrosos

 

Coaching del sueño

 

Bebés El sueño del bebé