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¿Qué es la esterilidad?

El traspaso de material genético humano de generación en generación marca cierto grado de inmortalidad de la especie que solo se ve interrumpido cuando alguien no tiene un hijo.

El traspaso de material genético humano de generación en generación marca cierto grado de inmortalidad de la especie que solo se ve interrumpido cuando alguien no tiene un hijo. Los seres humanos somos conscientes de que el tiempo que dura nuestra estada en este mundo es breve y limitada, y que por monumentales que sean las obras que logremos, lo único que quedará de nosotros al morirnos será nuestra descendencia.

Quizá por eso la esterilidad es una de las situaciones más traumáticas a las que puede estar expuesta una pareja que desea tener un hijo. Ya desde la infancia, mientras juegan con las muñecas, las niñas se preparan para el momento en que ellas serán madres. Así como el primer mandato que Dios le da al hombre es "Creced y Multiplicaos", inscripto en el Capítulo 1 del Génesis, la Biblia ofrece relatos de situaciones de infertilidad que atribulaban a sus protagonistas, mientras que en casi todas las civilizaciones y mitologías antiguas se le rendía tributo a alguna diosa de la Fertilidad, en procura de sus bendiciones.

La esterilidad es una enfermedad que afecta entre el 15 al 20 por ciento de las parejas en edad reproductiva, lo que equivale a decir que una de cada 5 parejas tiene problemas para lograr el embarazo. Se define a la esterilidad como la imposibilidad de una pareja de obtener un embarazo luego de un año de mantener relaciones sexuales sin utilizar métodos contraceptivos. La infertilidad, en cambio, es definida como la imposibilidad de llevar el embarazo a término, porque el mismo se detiene o porque se pierde en algún momento del desarrollo. En la literatura sajona ambos términos se usan en forma indistinta como sinónimos; esto a veces es preferible también en español, ya que la palabra esterilidad tiene una carga emocional y una connotación más dura e irreversible que el término infertilidad. Por este motivo las palabras esterilidad e infertilidad se utilizan en forma indistinta para definir a aquella pareja con dificultades para concebir o mantener un embarazo luego de un tiempo adecuado de búsqueda.

Debido a que el embarazo es una decisión conjunta de la pareja, la imposibilidad de lograrlo afecta a ambos; por lo tanto el tratamiento de la esterilidad debe estar dirigido a ambos miembros de la pareja y se debe evitar hacerlo en forma individual.

Los motivos por los que la pareja debe ser estudiada y tratada en forma conjunta son:

  1. el deseo de embarazo surge como consecuencia de una relación de pareja, pese a que últimamente se observa un auge en las mujeres solas que quieren tener un hijo;
  2. en un alto porcentaje de las parejas infértiles (30-40 por ciento) ambos integrantes presentan uno o más factores de esterilidad;
  3. cuando la causa de la infertilidad se haya en uno solo de los miembros de la pareja, el otro sufre por igual las consecuencias del problema.

En la mayoría de los casos, cuando una pareja decide tener un hijo cree que va a lograr el embarazo en el primer o segundo mes de búsqueda luego de haber suspendido el método anticonceptivo que utilizaba. Muchos albergan la fantasía de que tendrán problemas para concebir, y esas fantasías aumentan si la concepción no se materializa en el corto plazo. Es frecuente que la gente desconozca que, a diferencia de lo que ocurre en otras especies, la reproducción humana es altamente ineficaz, vale decir, que las chances de embarazo en una pareja joven luego de un mes de búsqueda son de tan solo un 20 a 30 por ciento. Desde el punto de vista estadístico es altamente probable que sean necesarios varios meses para conseguir el objetivo propuesto. Por ejemplo, de las parejas en las que la mujer tiene menos de 25 años, el 60 por ciento se embaraza al cabo de 6 meses de intentarlo y el 85 por ciento lo consigue luego de 12 meses. El 15 por ciento restante no logra el embarazo al cabo de ese año y es considerada como una pareja con infertilidad.. Cuando la mujer es mayor de 35 años, tan solo el 60 por ciento logra el embarazo al cabo de un año, y el 40 por ciento de las parejas, en las que la mujer es mayor de 35 años, tiene problemas de infertilidad. Estos datos revelan la enorme importancia que tiene la edad de la mujer como factor de la infertilidad, ya que los óvulos son células que no se dividen y cuya edad coincide con la de la mujer. Por el contrario, la edad del hombre casi no influye sobre la fertilidad ya que los espermatozoides son células que permanentemente están siendo formadas.

A partir de los 35 años, el envejecimiento de los óvulos produce una disminución en la tasa de embarazo y un aumento en la de abortos y de niños nacidos con anomalías cromosómicas. Esto ocurre porque con el paso de los años el óvulo pierde eficacia en la separación de los cromosomas que se produce antes o inmediatamente después de la entrada del espermatozoide en el óvulo; debido a esta mala separación resultan embriones con anomalías en el número de cromosomas que no llegan a implantarse en el útero (falta de embarazo), se implantan y se detienen al poco tiempo (aborto) o, en un muy bajo porcentaje, siguen adelante generando un bebé con anomalías cromosómicas.

La reproducción humana es, además altamente abortiva, es decir que muchos de los embriones que se forman (algunos científicos opinan que entre el 75 y el 80 por ciento de los casos) se pierden espontáneamente. Como la mayoría de estas pérdidas se producen tempranamente, la mujer no llega a enterarse de la presencia de ese embrión, ya que tiene su menstruación en la fecha esperada.

Muchos opinan que la esterilidad no debe ser considerada como una enfermedad. Cualquier pareja que haya padecido problemas de esterilidad sabe que se trata de una enfermedad que repercute no solo a nivel físico y psíquico sino, además, en la relación de pareja, en el ámbito familiar, social y laboral. Y también sabe que la única cura que tiene esta enfermedad es el embarazo.

Las parejas con problemas de esterilidad tienen tres opciones:

  1. realizar los estudios y tratamientos necesarios que le permitan tener un hijo,
  2. adoptar o
  3. vivir sin hijos.

Cada una de estas alternativas son válidas en la medida que sean una libre elección de la pareja y resulta imposible, si se es ajeno al problema, priorizar una opción sobre otra en una escala de valores.

Infertilidad

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