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Características de los niños de 6 años y 6 meses

A esta edad los chicos van mostrando cada vez mayor independencia convirtiéndose en grandes argumentadores.

Algo increíble que vas a observar es que, cuanto más grande está tu hijo… ¡más desorden hay en la casa! Es muy importante que no hagas el trabajo por él con el objetivo de hacerlo mejor y más rápido, ¡porque así tendrás que seguir haciéndolo hasta que se vaya a vivir solo! Poner ganchos a su alcance en los que pueda colgar fácilmente la ropa, enseñarle a guardar un juego antes de sacar otro, puede ser de mucha utilidad.

Sin embargo, es importante que el tema del orden no se transforme en una obsesión: los chicos necesitan jugar y el desorden es la consecuencia lógica. Pasarse todo el día persiguiéndolos con esto no es bueno para ellos ni para los padres. Por eso, una idea práctica es en distintos momentos del día, dedicar 10 minutos a ordenar. Después, a seguir disfrutando. Esto permite poner un poco de orden y continuar con las actividades. También facilita el ordenamiento final, por ejemplo, del cuarto antes de ir a dormir.

Con la mayor independencia de tu hijo es importante que hagas hincapié en ciertas medidas de seguridad en relación a los desconocidos: que no acepte caramelos ni nada que le ofrezca un extraño, que entre a un negocio a pedir ayuda si se pierde en el shopping, que grite y pida ayuda si alguien quiere llevarlo consigo, etc. Además, las reglas de seguridad deben extenderse a la computadora porque aunque estén en casa, los riesgos existen.

Tu hijo crece a un ritmo vertiginoso y cambia de número de zapatos antes de que consideres “amortizado” el último par que le compraste. Para ayudarlo en su crecimiento, independencia y ubicación espacial –que más adelante le permitirá ir solo hasta la panadería de la esquina a comprar pan- pueden, por ejemplo, recorrer el barrio juntos, ir haciendo anotaciones y hasta esbozando algunos planos.

Esto lo ayudará con las nociones de derecha e izquierda y le permitirá aprender los nombres de las calles de su vecindario. Además, es una buena oportunidad para pasar algo de tiempo juntos y a solas.

A esta edad, los chicos adoran los poemas porque disfrutan de las rimas y la repetición. Partiendo de la lectura de rimas y poesías podés jugar con tu hijo a ser escritores e inventar rimas. Después puede ser “editor”, hacer un libro juntando varios poemas, ilustrarlos… ¡y regalárselo a algún familiar o amigo para su cumpleaños!

Una buena idea para entusiasmarlo con las rimas es leer juntos la poesía “Se mató un tomate” de Elsa Bornemann, que empieza así: “¡Ay! ¡Qué disparate! ¡Se mató un tomate! ¿Quieren que les cuente? Se arrojó en la fuente sobre la ensalada recién preparada. Su vestido rojo, todo descosido, cayó haciendo arrugas al mar de lechugas (…)”.  Las ideas absurdas hacen de este poema un plato de humor irresistible para los chicos. ¡Proponele hacer rimas graciosas y vas a ver cómo despliega su imaginación!

Otra posibilidad para jugar con las palabras son los “tantanes”: “Era una casa tan pero tan elegante que hasta los ratones usaban corbata”. Con ellos, y mediante la fórmula “tan pero tan” podés jugar con tu hijo a crear exageraciones de lo más divertidas. Si las rimas y los tantanes son un éxito, podés grabarlas para que les queden de recuerdo.

Las rutinas siguen siendo importantes para que tu hijo se sienta seguro y pueda anticipar situaciones. Además, evitan muchas peleas. Ahora que está en la primaria , la rutina habitual debería incluir un momento para revisar los cuadernos y ordenar la mochila cada día al regresar del colegio. Si hay tarea, es importante que tenga destinado un lugar en la casa donde poder hacerla tranquilo, con buena luz y sus útiles a mano. Acostumbrarlo a esto sentará las bases de sus futuros hábitos de estudio. Con respecto a cuánto ayudarlo con sus tareas escolares, una buena idea es conversarlo con la maestra en la primera reunión de padres. De todas formas, como orientación, hay que tener claro que una cosa es estar disponible para resolver una duda y otra es sentarse a hacer el trabajo con ellos paso a paso o hacérselo directamente. Las dos últimas opciones son, claro, las que menos ayudarán a tu hijo a ser independiente con sus tareas.

Si se resiste a hacer la tarea, vas a tener que ponerte firme y tratar de evitar las batallas de poder: tu hijo puede ser un gran argumentador. Lo importante es darle el poder de elegir cuando esto es posible (qué ropa ponerse, a qué amigo invitar, qué comer en el restaurante), siempre presentando dos o tres opciones. Cuando se trate de una cuestión que no tiene discusión: por ejemplo, hacer la tarea, tomar un remedio o usar el piloto cuando llueve, hay que ser firme y no entrar en discusiones ni abrir debates. Además, hay que señalar las consecuencias de no obedecer, si es necesario: “Si no hacés la tarea, ¿qué le vas a decir mañana a la maestra cuando te la pida?”.

Con respecto a las faltas, un niño de esta edad puede distinguir cuándo se hizo algo a propósito y cuándo fue un accidente. Es importante conversar con él al respecto y tener en cuenta esta diferencia cuando sucede algo inconveniente. También es importante reconocer cuál es la responsabilidad de los padres en las distintas situaciones. Por ejemplo: si está pateando la pelota en el living y rompe un jarrón, seguramente fue un accidente. Sin embargo, hay que pensar que la principal responsabilidad es de los padres, quienes no deberían haberle permitido jugar a la pelota en ese lugar. Y a la hora de retarlo o de “poner una penitencia”, cosa que no se puede dejar de hacer si corresponde, hay que tener en cuenta que tiene seis años y que está aprendiendo a comportarse. Como adultos, debemos mostrarnos equilibrados y comprensivos, aún cuando les señalamos faltas.

Y en relación a los límites y las reglas, es fundamental tener tiempo a solas con tu pareja para acordar acerca de los puntos básicos de estos ítems, ya que mostrar un frente sólido es lo mejor para criar a tus hijos. Las diferencias, que seguramente existirán, es mejor resolverlas a solas y llegar a acuerdos que ambos deberán sostener frente a los niños.

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