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Dislexia: la magia de la lectura

Cuando, inesperadamente, el aprendizaje se demora y el grupo avanza, el niño empieza a sentirse diferente. Ve a sus compañeros leer con mayor fluidez y esta diferencia lo sorprende como también a sus padres, que lo ven muy capaz para otras cosas.

Cuando un niño ve la inicial de su nombre y grita entusiasmado “ ¡Esa es mi letra!”, o cuando deletrea con esfuerzo algo escrito en un cartel, el entusiasmo y el orgullo hacen brillar su carita. Los padres, satisfechos, lo felicitan sabiendo que su hijo o hija está empezando un camino que lo llevará a compartir con sus compañeros etapas de descubrimientos, disfrutar mundos de imaginación y que ese logro también lo cobijará en momentos de soledad o tristeza. Dominar la lectura y la escritura es una habilidad altamente valorada en nuestra sociedad.

Al ingresar a la escuela primaria, los chicos saben que alcanzar la lectura es lo esperado para esa etapa y están atentos a sus avances como también observan los progresos de sus compañeros. Esperan ansiosos poder demostrar este gran paso que les abrirá́ las puertas a tantas posibilidades. En esta etapa, los niños suelen utilizar la comparación con otros para forjar su autoimagen.

Cuando, inesperadamente, el aprendizaje se demora y el grupo avanza, el niño empieza a sentirse diferente. Ve a sus compañeros leer con mayor fluidez y esta diferencia lo sorprende como también a sus padres, que lo ven muy capaz para otras cosas.

Padres y docentes lo alientan a esforzarse más, pero este esfuerzo no siempre se traduce en un mejor resultado. La dificultad para leer está muy asociada a la vergüenza, y la vergüenza es una de las emociones negativas más poderosas. Es que, con frecuencia, la habilidad para leer es tomada como sinónimo de inteligencia, y el fracaso en este sentido suele asociarse a ser poco inteligente.

Sin embargo, hoy sabemos que estas dificultades pueden no guardar relación con el nivel cognitivo.

 

Dificultades específicas del aprendizaje (d.e.a.)

 

Son dificultades en la adquisición de la lectura (dislexia), la escritura (disgrafía) o los conceptos matemáticos (discalculia), que ocurren a pesar de una escolaridad adecuada y de manera inesperada en relación a otras capacidades.

Ocurren independientemente de causas emocionales, culturales o intelectuales.

Son muy comunes: uno de cada 10 niños tiene dificultades para aprender.

Estas dificultades interfieren en la vida escolar del niño, porque generan una disparidad entre su verdadero potencial y su desempeño académico, repercuten en la autoestima y en las relaciones con los compañeros, y puede afectar notablemente la vida familiar.

La dislexia es la más frecuente y también la más estudiada (representa el 80% de las DEA).

 

¿Cuáles son los síntomas de la dislexia?

El principal síntoma es no leer al nivel esperado para la edad y nivel escolar.

Para empezar a leer, todos tenemos que aprender cómo cada sonido (fonema) está representado en una letra (grafema), para poder unirlas en sílabas y, finalmente, en palabras.

Si esta capacidad de conectar letra y sonido no se desarrolla de la manera adecuada, el aprendizaje de la lectura toma más tiempo del habitual. Este desfasaje se mantiene en el tiempo, generando después déficits en la velocidad, la precisión y /o la comprensión de lo leído.

Esto significa que los problemas de lectura no se superarán con el tiempo o la “maduración”, tal como a veces se les dice a los padres, sino que son persistentes.

Los signos de la dislexia son diferentes dependiendo de la etapa escolar y de la edad.

Algunos síntomas tempranos pueden ser:

  • Dificultades para aprender a hablar o fallas en la pronunciación de las palabras (por ejemplo en aquellas que suenan parecidas).
  • Dificultades para aprender o recordar rimas.
  • Hacia el final de preescolar o los primeros grados, se pueden observar dificultades para aprender y recordar las letras, y luego problemas para unir las sílabas y leer palabras.
  • Los chicos con dislexia en los primeros años de la primaria suelen leer muy lentamente, a veces adivinando y cometiendo muchos errores al deletrear. En su lectura y/o escritura pueden saltearse letras, reemplazarlas o invertirlas.
  • A veces escriben todas las palabras juntas sin separaciones, y otras veces separan partes de palabras.
  • Dado que leer resulta tan esforzado, tienden a evitar la lectura llevándolos a atrasarse aún más en relación a sus compañeros, desarrollando menos vocabulario. Les puede costar memorizar números o secuencias como los días de la semana, los meses del año. A veces, aprender un segundo idioma puede resultar más difícil.
  • Su letra puede ser difícil de entender, con muchos errores de ortografía y la redacción puede ser muy desorganizada.

¿Cuál es la causa de la dislexia?

 

El desarrollo de las neurociencias ha permitido investigar cómo ocurre la lectura en el cerebro y ha podido establecer una base neurobiológica: esto significa que el cerebro del disléxico tiene diferencias en la forma en que procesa la conexión entre las letras (o grupos de letras) y sus sonidos, o en cómo las distintas partes del cerebro se comunican e interactúan.

La sintomatología de la dislexia puede ser distinta de una persona a otra por lo que parecería que distintas regiones cerebrales podrían estar implicadas en la ejecución de la lectoescritura.

Tiene un fuerte componente hereditario, es decir que tiende a ocurrir en varios integrantes de una familia. Si un padre es disléxico el riesgo de sus hijos de presentar la misma dificultad es del 40 al 60 por ciento. En ocasiones es a través del diagnóstico del hijo que se llega a identificar la dificultad en otro miembro de la familia.

La prematurez, el muy bajo peso al nacer o la exposición prenatal a la nicotina aumentan el riesgo de trastornos de aprendizaje. También otros factores, como ciertos métodos de aprendizaje, pueden interactuar con factores biológicos aumentando las probabilidades de trastornos en la lectoescritura.

 

Impacto sobre la conducta y las emociones

Si bien algunas señales tales como retrasos del lenguaje, dificultades de atención o de la coordinación motora pueden estar presentes antes de iniciar la primaria, el diagnóstico suele llegar después de que el niño o niña empieza a manifestar conductas tales como distracción, enojos e impulsividad (sobre todo en los varones) o problemas emocionales tales como ansiedad en cualquiera de sus formas: insomnio, pesadillas, fobia escolar, mutismo o somatizaciones (dolores de cabeza, de panza, vómitos, desmayos o convulsiones no epilépticas) o síntomas depresivos (tristeza, cambios bruscos de humor, negativa a ir a la escuela) que determinan a veces el abandono de la escolaridad y pueden llegar hasta planes o intentos suicidas.

Para lidiar con la ansiedad de no poder cumplir las expectativas y sus propios objetivos, algunos niños desarrollan tendencias perfeccionistas: crecen pensando que es “terrible” cometer errores.

Sin embargo, son muchos los errores que cometerán y parecerán tontos o descuidados. Esto los hace sentir crónicamente inadecuados y dependientes de ayuda externa.

Es que el fracaso escolar, los comentarios negativos que suele generar este rendimiento tanto de parte de las escuela como de la familia, y la experiencia de no poder superar esta situación va aumentando la inseguridad, desalentando y generando una pérdida de la motivación.

La dislexia tiene profundos efectos sobre el niño, tanto por la dificultad en aprender, como por el costo en términos de ansiedad y vergüenza asociados.
En la adolescencia, los chicos afectados pueden mostrar una visión muy negativa del mundo y dificultad para imaginar el futuro.

Es muy importante que el diagnóstico se lleve a cabo teniendo en cuenta todas estas variables, por lo que un equipo interdisciplinario que contemple tanto los aspectos cognitivos como psicológicos y psiquiátricos es indispensable para una adecuada evaluación.

 

Pruebas diagnósticas

Además de una minuciosa entrevista con el médico especialista que incluirá́ tanto los aspectos emocionales como educativos (revisión de informes, cuadernos o carpetas), se deben realizar pruebas que evalúen no sólo los niveles de inteligencia, atención o memoria, sino también aspectos específicos del lenguaje, y del rendimiento académico tales como la lectura, su precisión y velocidad, la redacción y el dictado, el cálculo y el razonamiento.

Las dificultades atencionales se asocian con mucha frecuencia y pueden con- fundir el diagnóstico.

El equipo especializado realizará las recomendaciones de tratamientos correspondientes y guiará a los padres, interactuando activamente con la escuela.


¿Se cura la dislexia?

La dislexia no es una enfermedad, es una condición que implica una desventaja que puede tratarse de manera exitosa cuanto antes se inicie la intervención.

El tipo de tratamiento es fundamental para conseguir buenos resultados. Los métodos más efectivos son programas que abordan los distintos aspectos del lenguaje, la fonología y muy gradual- mente avanzan en la lectura de una forma sistemática, acumulativa y personalizada para cada caso. Los pueden realizar fonoaudiólogas o psicopedagogas que tengan capacitación y experiencia en dificultades específicas del aprendizaje.

 

El rol fundamental de la familia. qué pueden hacer los padres
 

Los padres de chicos con dificultades de aprendizaje suelen dedicar muchas horas a ayudar a sus hijos, lo que sin duda los hace profundos conocedores del problema, pero también blanco de la rabia y el enojo que el niño puede desplegar como consecuencia de su frustración.

Algunas recomendaciones:

Apoyar y alentar:

  • Ayudar a sus hijos a hablar de sus sentimientos, escuchar su ansiedad, identificar signos de estrés.
  • Aceptar las dificultades, respetar sus límites, manejar los tiempos y tomar descansos efectivos.
  • Adaptarse a las modalidades de aprendizaje más convenientes para el niño.
  • Recompensar el esfuerzo, no sólo el resultado. Las calificaciones deberían ser menos importantes que el progreso.
  • Ante conductas negativas, cuidarse de no dañar aún más la autoestima, evitando sistemas de castigos o comentarios peyorativos.
  • Ayudarlos a establecer objetivos rea- listas, ya que muchas veces los chicos con dislexia se plantean objetivos poco realizables. Poner metas alcanzables puede modificar un ciclo de fracasos.
  • Planear tiempo juntos que no sea de trabajo escolar.
  • Identificar un área donde el niño pueda sobresalir, una actividad que le proporcione disfrute


A medida que los chicos crecen, su autoestima depende de su desempeño en más de un área. Ser bueno en un deporte, cantar o actuar, dibujar, pintar, o saber mucho de ciertos temas, pueden ser alternativas que compensen el desaliento en lo académico y les permita destacarse ante sus compañeros y sus padres y hermanos.

Ayudar a otros en tareas sociales o siendo tutores de niños más pequeños puede devolver una sensación de propósito.

La escuela también ayuda:
 

  • Cuando detecta tempranamente niños que no hablen bien en el nivel inicial o que no se hayan alfabetizado hacia fines de 1er grado.
  • Cuando evita que el niño con dificultades en la lectura lea en voz alta delante de sus compañeros.
  • Si proporciona más tiempo para realizar tareas escritas o si prioriza formas de evaluación oral.
  • Al disminuir la cantidad de copiado en un chico con escritura muy lenta o poco legible.
  • Adelantando los textos con tiempo.
  • Permitiendo el uso de dispositivos que faciliten la escritura.
  • Sugiriendo textos abreviados o versiones fílmicas de los textos a cubrir.
  • Estas adaptaciones mencionadas son metodológicas o sea afectan la forma en la que el niño accede a la tarea escolar
  • Las adaptaciones curriculares adecúan el nivel de exigencia de los contenidos a las posibilidades del niño.

 

Dificultades de aprendizaje y legislación

Desde 2013, rige en la provincia de Bs. As. la disposición 59 impulsada por el Dr. Abichacra, y consta de dos anexos que amplían el concepto de inclusión con continuidad pedagógica y enuncia las adaptaciones que debe realizar el docente cuando un alumno con DEA es evaluado en su rendimiento académico.

Actualmente, existe un proyecto de ley de DEA que ya cuenta con media sanción del Senado que, de aprobarse, garantizará a nivel federal la detección y educación de niños con DEA, la formación docente, y contempla también que las obras sociales y prepagas cubran los diagnósticos y tratamientos multidisciplinarios que los afectados deben recibir simultáneamente a la preparación educativa, asegurando también las adaptaciones necesarias en la escuela.

La dislexia es una desventaja ante una imposición cultural. Todo individuo en desventaja en algo merece ayuda, comprensión y respeto. No reconocer en estos niños sus particulares circunstancias los pone en riesgo de fracaso escolar y zozobra emocional.

 

5 mitos sobre la dislexia

1- La dislexia es cuando se escriben las letras en espejo y se confunde derecha e izquierda. Si bien es cierto que es frecuente que los niños con dislexia escriban al revés letras y números, o confundan letras como la b o la d, o el 6 y el 9, estos signos no son suficientes para diagnosticar dislexia, ya que se trata de fallos muy comunes en el proceso de adquisición de la escritura.

2- La dislexia no se puede diagnosticar hasta los 8 años. Es posible diagnosticar signos de riesgo para el aprendizaje de la lectoescritura desde los 5 años, o incluso antes. Si su hijo/a presenta retraso en el lenguaje, pronuncia mal las palabras, tiene dificultades para aprender los números, los colores y las letras, no parece conocer tantas palabras como sus compañeros o está terminando 1er grado sin leer aún, conviene realizar una consulta especializada, dado que la intervención precoz es crítica.

3- La dislexia es una fase de la que los niños salen. Existen adultos con dislexia, esto significa que la condición persiste a pesar de que vayan cambiando sus signos. Inicialmente se manifiesta como una dificultad para aprender a leer, luego la lectura puede ser más lenta de lo esperado, más adelante la comprensión se puede ver afectada. Algunas características permanecen presentes hasta la edad adulta, tales como las faltas de ortografía o la baja velocidad de lectura.

4- El diagnóstico de dislexia es un estigma y discrimina al niño. Los niños con dificultades para leer y escribir suelen sufrir burlas de sus compañeros y presión de sus maestras para realizar más esfuerzos. Se los suele tratar de vagos o tontos. La discriminación y el estigma ocurren cuando se ignora la causa de la dificultad. De hecho, una vez realizado el diagnóstico, el niño suele sentir alivio y sus compañeros y maestros pueden saber mejor cómo ayudarlo.

5- La dislexia puede tener una causa emocional. Las dificultades de lectoescritura que corresponden a la dislexia tiene características específicas y parecidas en la mayoría de los niños. Estas consisten en dificultades en la conciencia fonológica que demoran el inicio de la alfabetización. Tienen un componente hereditario, y se han identificado las zonas cerebrales involucradas en estas habilidades, por lo que la causa es de origen neurobiológico.

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