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Dos ejemplos de planificación familiar

¿Deseas quedar embarazada? o ¿Querés evitar un embarazo?

Quedar embarazada

Vero no queda embarazada. Su marido viaja a San Luis todo el tiempo por su trabajo y a veces, no aciertan el día justo. En realidad, el stress del trabajo de ambos, las largas horas laborales y los muchos temas para discutir que tiene esta joven pareja que aún no sabe si seguirá viviendo en Buenos Aires o en San Luis, ocupa mucho del poco tiempo que comparten. ¿La frecuencia sexual? Baja, por supuesto.

Es así que Vero le consulta a su ginecóloga acerca de como saber cuales son sus días fértiles a fin de afinar la puntería procurando no faltar a la cita sexual en esas oportunidades. Ella le sugiere constatar mediante la temperatura basal, a lo largo de tres meses, el momento de la ovulación.

Vero, loca por los chiches con tecnología de punta, se compra un termómetro digital y programa en su computadora mediante el Exxel una planilla para el registro diario de la temperatura basal. Todas las mañanas, apenas se despierta, inclusive durante la menstruación (por cualquier cosa) se toma la temperatura rectal, retirando el termómetro cuando el beep le señala que el registro ha sido obtenido. Luego prende su lap top, abre el archivo Exxel y anota la temperatura del día. Automáticamente se genera un gráfico a cuatro colores.

Luego de tres meses, visita nuevamente a su doctora, quién no sale de su asombro por la tecnológica proligidad de su paciente. Así, le muestra, señalando el pico de menor temperatura que antecede al ascenso post-ovulatorio, el día de la ovulación en los tres registros que lleva a la consulta. Le sugiere tener relaciones sexuales coitales día por medio desde seis días antes de la ovulación y hasta tres días mas tarde. Claro, no todos los meses coincide con la estancia de su marido en Buenos Aires, Así que Vero decide volar a San Luis cuando su marido debe viajar justo para la fecha ovulatoria, y en el segundo mes de intento queda embarazada. ¡Todo un ejemplo de amor interprovincial!!

Evitar el embarazo

Mariana no quiere quedar embarazada. Por su dogma religioso me dice que - por lo menos por el momento - no quiere apartarse de las enseñanzas de la iglesia y querría cuidarse con el método de la temperatura basal. Le advierto que es un método de baja confiabilidad (65% por año de uso de eficacia para los críticos, 90% para sus defensores - quizás con grupos muy selectos de usuarios y durante cortos períodos de tiempo). Aún así insiste, y como con su marido no tendrían reparos en seguir adelante con un eventual embarazo fruto de la falla del método, decide ponerlo en práctica.

A partir del día siguiente al último de su menstruación, todas las noches pone el termómetro en cero, lo deja en el suelo, debajo de la cama, al alcance de la mano, y al despertar, sin realizar ningún otro movimiento que el del brazo, toma el termómetro a primera hora de la mañana y lo coloca con el extremo plateado hacia adentro, por el orificio anal. Lo deja los tres minutos indicados en el prospecto que acompañaba al termómetro cuando lo compró en la farmacia, lo retira, lee la temperatura y la anota de inmediato en una hoja cuadriculada en la que registra el día y la marca termométrica. Repite la operación todos los días hasta que comienza la próxima menstruación.

Luego de tres meses consecutivos, visita a su ginecólogo con los gráficos correspondientes a todo ese período de tiempo. El médico une las cruces día por día en cada tabla, originando una curva en la cual se aprecia con claridad el nadir (punto más bajo) del mes, un solo día, justo el día previo a la ovulación, y una segunda etapa de temperaturas, todas más altas que las previas al nadir, correspondientes a la fase post-ovulatoria del ciclo. Observando las tres tablas, el ginecólogo de dice que su ciclo es de treinta días y que ovula el día quince o diez y seis. Le sugiere entonces abstenerse de tener relaciones sexuales no protegidas (diafragma o preservativo) durante diez días, comenzando el día 10 del ciclo (considerando como primer día del ciclo al primer día de la menstruación). Este cuidado excesivo (por lo general siete días de abstinencia son suficientes en total) lo justifica debido a que los ciclos no siempre son exáctamente iguales, ya que a veces, incluso, duran treinta y un días. Le cuenta a Mariana que la abstinencia debe ser idealmente de cuatro o cinco días previos a la ovulación de dos o tres posteriores a la misma.
 
 

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