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La cesárea no planeada

Salvo algunas excepciones, las panzonas son optimistas por naturaleza, y a pesar de los miedos razonables que genera el nacimiento de un hijo, la ilusión de un buen parto y un bebé sano las hace afrontar con orgullo una experiencia que mucho más de un varón rechazaría. Pero ¿qué sucede cuando el parto resulta en una cesárea no planeada?

La sensación de ayudar a nacer con el propio esfuerzo a su hijo, probablemente sea una de las experiencias de vida más plenas.

Pero sabemos que, desgraciadamente, no siempre todo resulta como ha sido planeado, y a veces el bebé no podrá nacer por su vía natural: el canal del parto.

La cesárea se ha incorporado como una técnica que en muchos casos logra solucionar las complicaciones del parto, y en definitiva colaborar con la salud del bebé. No hay que olvidar que el objetivo principal de este proceso es la salud de la madre y su bebé, y en forma secundaria la realización de un parto normal.

Pero la cesárea no está exenta de riesgos y consecuencias, por lo tanto no hay que embelesarse con la rapidez y comodidad de la misma.

En un servicio de obstetricia de calidad la incidencia de cesáreas debería alcanzar alrededor del 15 %.  Se sabe que entre el 30 y 50 % de ellas serán decididas antes del trabajo de parto debido a múltiples factores que condicionan fuertemente el parto normal y que tornan más seguro el nacimiento por vía de la cesárea. A éstas se las llama cesáreas electivas siendo ejemplo de sus causas: tener dos o más cesáreas previas, que el bebé esté sentado o atravesado transversalmente, un útero con cirugía previa (fibromas, etc), una mamá operada de prolapso genital, deformación pelviana, etc.

En cambio, todas las cesáreas decididas durante el trabajo de parto se denominan "cesáreas intraparto" siendo las causas más comunes: sufrimiento fetal (asfixia fetal), falta de progresión del trabajo de parto (falta de dilatación), desproporción entre el tamaño de la cabeza fetal y la pelvis materna, hemorragias, entre otras.

Una situación bastante común es aquella donde la mamá comienza el trabajo de parto y luego de batallar durante varias horas, con una lenta dilatación, la evolución del parto se detiene o la cabecita del bebé se ubica de un modo inadecuado (el bebé estira el cuello en lugar de flexionarlo, o lateraliza la cabeza ) y no queda otra alternativa que la cesárea (salvo que la dilatación sea completa y la cabecita esté profundamente encajada en la pelvis donde tal vez podría ayudarse con un fórceps o una ventosa). Esto suele agotar a la mamá quien debe sufrir una operación luego de un gran desgaste físico; empañando la alegría del nacimiento del bebé con la frustración de no haber logrado el parto natural.

Esta situación puede repercutir en la lactancia, ya que la mamá estará cansada, dolorida y con un dejo de insatisfacción. Por lo tanto, requerirá un gran apoyo familiar, institucional y profesional para elevar su autoestima y poder sentir que hizo todo por su bebé y que con la lactancia natural puede aún darle mucho más.

El equipo de salud debe tener especialmente en cuenta a estas mamás en el afán de promover la lactancia entre ellas, ya que numerosos estudios marcan que las mamás que dieron a luz por cesárea tienen un riesgo 35% mayor de no iniciar la lactancia y un 40% de suspenderla dentro del mes de vida del bebé. Ahora bien: una vez pasados los 3 meses, las mamás que sufrieron la cesárea amamantarán de igual modo que las de parto normal.

Será importante el alivio del dolor. En realidad, muchas mamás tratan de evitar recibir analgésicos en la creencia de que pueden afectar al bebé a través de la leche. Eso es erróneo, ya que se usan medicaciones compatibles que no afectarán al bebé y sí brindarán gran alivio a la mamá.

El dolor incide directamente en la técnica de amamantamiento y, por consiguiente en el estímulo necesario para una buena "bajada" de la leche.

También es importante una adecuada incorporación de líquido (por boca o por suero) ya que luego del esfuerzo y la cirugía, suele haber un cierto grado de deshidratación.

Una faja abdominal para contener la zona dolorida permitirá la movilización, lo cual es importantísimo para establecer un buen contacto con el bebé y poder dar de mamar.

La alimentación (si bien se demora luego de la cirugía) también es un importante factor, así como una adecuada relajación y descanso mientras el bebé duerme.

Creo importante también tratar de atender al bebé directamente (en la medida de lo posible) sin recurrir demasiado al apoyo de terceros. Eso ayudará a disminuir la frustración de una cesárea.

Habría que señalar que el parto pone muchas variables en juego y que estas situaciones pueden ocurrir. No hay que olvidar que el principal objetivo es que el bebé y su madre estén sanos y que si bien hay que tomar todos los recaudos para evitar una cesárea. habrá que aceptarla ya que en ocasiones es la solución para lograr un nacimiento feliz. Pero luego habrá que recordar los enormes beneficios de darle la teta al bebé. para sobreponerse a las consecuencias de la cesárea y comenzar a alimentarlo y a disfrutarlo. Eso es en definitiva lo que llenará de gozo a la mamá y al bebé.-

Dr. Jaime Landizábal

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