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La Unidad de cuidados intensivos, UCIN: “La Neo”

El cumplimiento de los grandes avances introducidos a los protocolos obstétricos y neonatales sumado a poner disponer de recursos tecnológicos en las UCIN, permiten dar asistencia y posibilitar la supervivencia de bebés prematuros.

El cumplimiento de los grandes avances introducidos a los protocolos obstétricos y neonatales sumado a poner disponer de recursos tecnológicos en las UCIN, cada vez más perfeccionados, permiten dar asistencia y posibilitar la supervivencia de bebés prematuros.

Una vez que el niño es ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos neonatales se lo coloca en cunas térmicas o incubadoras que controlan de forma automática el calor administrado según las necesidades térmicas que requiera el niño.

Mediante sistemas no invasivos, es decir no dolorosos para el bebé porque están pegados a la superficie de la piel, se los conecta a monitores que mantienen informados a los enfermeros y médicos traduciendo en números el correcto funcionamiento del sistema nervioso autónomo. Puede apreciarse la frecuencia cardiaca, respiratoria, su nivel de oxigenación, su presión arterial.

Gran parte del éxito de la Neonatología proviene de la habilidad para mantener el equilibrio funcional ante las grandes demandas de adaptación.

Al principio, por lo general las horas más angustiantes, es el período en que se valoriza la problemática del niño y se lo debe ayudar a sobrevivir con procedimientos sustitutivos dándole tiempo a que su organismo vaya madurando.

Los bebés prematuros deben adaptarse a la vida extrauterina para lo cual no estaban preparados. Los bebés cuanto menos semanas de gestación tienen más posibilidades de presentar problemas y de tener una estancia de más larga duración en la UCIN.

El prematuro es diferente a los bebés de gestación completa y no hay que esperar que actúe como éste.

Todo esto pondrá a prueba la paciencia de los padres y exigirá mucha confianza en el equipo profesional, ya que también ellos van a tener que adaptarse a esta nueva situación. Primero sobreponiéndose al impacto que genera ver a su bebé entre toda la aparatosidad de la UCIN e intentando comprender la problemática de su hijo.

De a poco los padres se familiarizan con las técnicas, con los protocolos que se cumplen, con el lenguaje utilizado por el personal de enfermería y médico. (Consultar el diccionario de la prematurez)

Por lo general es necesario la alimentación parenteral en los primeros días en los que el bebé aún no puede comer y necesita nutrientes en su organismo. Luego, se incorpora, lo más pronto posible, la leche materna. Si aún no puede succionar, se le administrará por sonda nasogástrica o gástrica.

A medida que el niño vaya adquiriendo estabilidad fisiológica, es decir que pueda controlar su respiración, su frecuencia cardíaca, etc., los padres podrán acceder más fácilmente a él, se les permitirá el contacto piel a piel y podrán reconstruir ese vínculo o apego que los recién nacidos necesitan para que al estar en contacto con su mamá escuchando su voz, los latidos del corazón, le hagan recordar sus vivencias prenatales.

Los bebés que tienen dificultades para respirar ya sea por su inmadurez o porque carecen de la fuerza suficiente para realizar estos movimientos, pueden ser colocados en un respirador, cuya complejidad permite producir el menor daño posible en los tejidos de sus vías respiratorias.

Anteriormente no permitían el ingreso de los padres en las UCIN ya que se temía por las infecciones que desde el exterior se pudieran trasmitir. Hoy se posibilita controlando estrictamente el lavado de manos, la colocación de ropa facilitada por el personal del servicio de neo, la utilización de barbijos y guantes estériles si fuera necesario.

Varios estudios demostraron que estar en contacto con el bebé incrementa su curva de peso, lo ayuda a madurar más rápidamente y posibilita a los padres la tarea de establecer el vínculo que no pudo afianzarse en el momento del nacimiento.

Es importante saber
cómo comunicarnos con nuestro hijo, poder leer sus reacciones y comenzar con el cuidado tempranamente ya que nos facilitará, a los padres, el desenvolvimiento, la confianza cuando se le haya dado el alta al bebé.

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