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Las alergias

La llegada de los primeros fríos otoñales y con él la aparición de virosis respiratorias empeoran los síntomas alérgicos. Apuntar a la prevención y al diagnóstico temprano de las alergias es muy importante para evitar que esta afección se agrave.

Si bien las alergias están presentes durante todo el año, el frío otoñal intensifica los síntomas debido a los cambios bruscos de temperatura, la humedad y la aparición de infecciones virósicas. Por eso, conviene tener en cuenta algunos aspectos vinculados con las alergias para evitar que se agraven, sobre todo en los chicos que son más susceptibles a sufrirlas:

¿Qué es la alergia?

La alergia, que significa “respuesta diferente”, es una característica de algunas personas de producir en exceso un anticuerpo llamado Inmunoglobulina E  (IgE) capaz de reaccionar con sustancias del medio ambiente como pólenes, polvos, ácaros, hongos, cucarachas y algunos alimentos o medicamentos, denominados alergenos, ocasionando una reacción alérgica.

Las reacciones alérgicas pueden producir:
 

  • Rinitis alérgica: mala ventilación nasal, estornudos, comezón nasal, secreción nasal, comezón en los oídos o en el techo de la boca.
  • Conjuntivitis: ojos rojos, irritados, llorosos
  • Asma: reacción alérgica a nivel bronquial que puede producir problemas de ventilación tales como falta de aliento, tos, respiración sibilante
  • Eccema o urticaria: se manifiestan en la piel a través de ronchas, inflamación y picazón.  
  • Gastroenteritis alérgica.


Ante los cambios bruscos de temperatura y la llegada de los primeros fríos, los virus respiratorios pueden provocar en personas con tendencia a sufrir alergia, una reacción a nivel respiratorio manifestada por bronco espasmos.

Hay que tener en cuenta además que otro de los factores causantes de bronco espasmos es el humo del cigarrillo. Tanto los chicos como los adultos que comparten su espacio con fumadores, aunque no fumen aspiran el humo del cigarrillo presente en el ambiente.

Otra de las reacciones alérgicas, que no es muy común pero que puede resultar muy grave o mortal, es el shock anafiláctico, vinculado por lo general con una reacción alérgica a ciertos alimentos o más frecuentemente a algún medicamento en particular.

¿Es posible prevenir las reacciones alérgicas?

No sólo es posible sino que es una de las opciones más eficaces además de un tratamiento adecuado. La prevención se puede dividir en tres etapas:

Prevención primaria: Los chicos con antecedentes alérgicos a nivel familiar, que tienen un nivel de IgE alto, deben recibir cuidados que disminuyan al máximo su contacto con posibles alergenos y tengan efectos positivos sobre su organismo:
 

  • Alimentar al bebé a través de lactancia materna.
  • Mantener los ambientes limpios, libres de humo, polvo y ácaros, y ventilados, evitando la acumulación de peluches, las alfombras, los pelos de animales y la humedad. Es decir, realizar un control ambiental para mejorar las condiciones evitando así posibles reacciones alérgicas.
  • Evitar la incorporación temprana de alimentos que por su composición sean alergenos como el chocolate, el maní, el dulce de leche, las nueces, el huevo, etc.
  • No medicarse o medicar a los chicos de forma indiscriminada o sin control. Lo mejor ante un resfrío o cualquier otro problema de salud es consultar con el médico y no optar por remedios sin asesoramiento profesional. De esta manera se ayuda a prevenir posibles reacciones alérgicas ante remedios. 


Prevención secundaria: Evitar la aparición de asma en los chicos que sufren rinitis alérgica o urticaria.

Los chicos con rinitis alérgica tienen un alto porcentaje de posibilidades de desarrollar asma en comparación con aquellos que no sufren de esta reacción alérgica. Por eso es muy importante concurrir al médico si hay antecedentes o síntomas que puedan indicar una alergia y ser constante en el tratamiento indicado.

Prevención terciaria: Cuando la afección ya está desarrollada hay que evitar las complicaciones. Una de las maneras de hacerlo es a través de la educación, ya que el conocimiento de las características de este problema ayuda a evitar el contacto con sustancias nocivas para el alérgico y contribuye a un tratamiento más exitoso.

Diagnóstico y tratamiento

Las alergias han aumentado con el tiempo y hoy afectan a un 25 por ciento de la población. El diagnóstico de esta afección es muy importante pero más importante es el diagnóstico de la causa que la desencadena.

Es por eso que para diagnosticarla se llevan a cabo distintos estudios, entre ellos un cuestionario detallado de cuándo aparecieron los síntomas, los antecedentes alérgicos a nivel personal, familiar y análisis de laboratorio para descartar o confirmar que se trata de una persona alérgica.

En casos de asma se realiza un estudio funcional respiratorio para confirmar el grado de severidad y la reversibilidad con broncodilatadores. Radiografías de senos paranasales y tórax y un test alérgico con el cual se investiga el o los factores alérgicos de la persona.

El tratamiento debe ser integral, es decir que no sólo debe incluir medicamentos sino también un control ambiental del hogar y los espacios habituales que frecuenta la persona alérgica. En el caso de los medicamentos y las vacunas, no sólo permiten calmar la crisis sino que además ayudan a prevenir la aparición de las mismas, actuando sobre el factor causante de esta afección.

Para lograr un buen resultado, además de un tratamiento integral y constante, vale incentivar las actividades físico-deportivas que repercuten positivamente sobre el organismo, ayudando a reducir las reacciones o crisis asmáticas. 

 

Asesoró: Dr. Natalio Salmún, presidente
de la  Fundación de Asma y Alergia de la
Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (Fundaler)

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