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Las mentiras en la adolescencia

La “rebeldía” adolescente no es otra cosa que una búsqueda de la identidad y un trabajo hacia la autonomía y la independencia. Por eso, muchas veces los deseos de los adolescentes no coinciden con los de sus padres y eso es terreno fértil para la aparición de la mentira.

Ser adolescentes y querer diferenciarse de los padres para encarar un proyecto de vida propio deberían ser sinónimos, porque es lo esperable a esa edad. La “rebeldía” adolescente no es otra cosa que una búsqueda de la identidad y un trabajo hacia la autonomía y la independencia. Por eso, muchas veces los deseos de los adolescentes no coinciden con los de sus padres y eso es terreno fértil para la aparición de la mentira.

En esta etapa ya no puede decirse –excepto que exista una psicopatología- que los adolescentes no diferencian la realidad de la fantasía, como puede sucederles a los chicos de jardín. Cuando un adolescente miente, lo hace con la intención de engañar a alguien para ocultar algo o para evitar un conflicto.

No tiene que estudiar. Se queda a dormir en lo de una amiga. Todavía no le dieron el resultado del examen de inglés. Se lleva sólo dos materias. Chateó nada más que media hora. No usó el jean de la hermana. ¡Claro que barrió su cuarto! ¿Qué pasa cuando los padres descubren que lo que su hijo adolescente le aseguró, era en realidad una mentira?

Es justamente durante la adolescencia de los hijos cuando los padres van a darse cuenta de manera más clara de lo que estuvo y de lo que faltó en ese vínculo: específicamente en relación a la mentira, si se construyó una relación basada en la confianza es mucho más probable que el joven no necesite recurrir –o lo haga en muy raras ocasiones- a esa estrategia.

Ahora, si el diálogo sincero entre padres e hijos no existe, si se censura o critica a los chicos cada vez que se conversa con ellos, si cada vez que hacen algo reprochable son retados o castigados severamente, si no hay margen para pensar juntos y negociar, puede ser que el adolescente encuentre en la mentira la única salida hacia su independencia.

Por eso, lo importante es acordarse antes de que llegue la adolescencia y buscar momentos para tener un diálogo fluido, haciéndoles saber a los chicos que sus padres siempre los van a querer, más allá de lo que hagan o dejen de hacer. Y también saber que nunca es tarde para trabajar en un vínculo y generar cambios.

Frente a la mentira, sentarse con ellos, hablar calmadamente y buscar la forma de resolver el conflicto que lo llevó a mentir, es un primer paso. También es importante hacer hincapié en el hecho de que los permisos y la paulatina adquisición de independencia dependen de la confianza. Los padres deben brindársela a sus hijos y hacerles saber que cuentan con ellos, pero también deben pedirla a cambio.

Los adolescentes ensayan su libertad responsable y no siempre encuentran las mejores maneras para ejercerla, por lo que pueden caer en la mentira como recurso.

En el caso de que llegue la adolescencia, las mentiras sean moneda corriente y los padres sientan que no pueden manejarse con eso, lo ideal es recurrir a la ayuda de un profesional que podrá orientarlos para volver a establecer un vínculo de confianza con sus hijos.




Adolescentes Psicologia, educación y familia