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Las primeras salidas solos

Mamá, ¿puedo ir sola al kiosco?, Papá, ¿puedo volver solo de la escuela?, son algunas de las frases con las que los chicos que van creciendo sorprenden a sus padres

“Mamá, ¿puedo ir sola al kiosco?”, "Papá, ¿puedo volver solo de la escuela?", son algunas de las frases con las que los chicos que van creciendo sorprenden a sus padres.

 

Naturalmente, a los padres les produce miedo “soltarlos” en una ciudad que es muy distinta de la que conocieron ellos de chicos y “las cosas que pasan” muchas veces juegan en contra de la natural necesidad de independencia de los hijos.

 

Los chicos no desconocen la situación de inseguridad reinante, por eso es importante dialogar con ellos al respecto, porque esto no debería impedir que hagan cosas solos, pero sí condiciona esta independencia y hay que tenerla en cuenta.

 

Para eso hay que generar un clima de libertad responsable, para que los chicos sientan que pueden más cosas a medida que crecen, pero siempre cuidados y dentro de ciertos límites.

 

Cuando los chicos empiezan a hacer estos reclamos, hay que evaluar una serie de cuestiones antes de dar o negar el permiso: si son responsables de sus objetos en la escuela, del estudio, si ayudan con las tareas de la casa, entre otras. Si no es así, habrá que explicarles que así como se aprende a caminar antes de poder correr, deberán poder responsabilizarse de esas pequeñas cosas antes de avanzar en el camino de la autonomía.

 

Los padres pueden plantearles que irán teniendo nuevos permisos progresivamente y que cada nuevo paso se dará de acuerdo a cómo se las arreglen con el anterior: por ejemplo, si van al kiosco de diarios de la esquina pero se demoran mucho  o aprovechan para cruzar a comprar una golosina, habrá que suspender el permiso por un tiempo, hasta que demuestren que pueden cumplir con un tiempo y un recorrido pautado previamente.

 

Y ante estas primeras salidas (comprar el diario, visitar a un amigo de la cuadra, volver de la escuela si queda cerca, etc.), debemos explicarles que hay cuestiones de seguridad que dependen de su comportamiento y atención al estar en la calle (cruzar bien, no demorarse sin motivos, etc) y otras que se relacionan con los demás: por ejemplo, no tienen que hacerle caso a personas desconocidas, aunque les digan que sus padres los mandaron a buscar. Tampoco deben dudar en pedir ayuda, volver  a la escuela y pedir que llamen a su casa o entrar en un negocio si se sienten inseguros o inquietos por la actitud de algún transeúnte. También hay que explicarles que, siempre que sea posible, moverse en grupo es la opción más conveniente.

 

En relación a la edad ideal para empezar a salir solos de casa, esto dependerá de cada chico y de cada familia, pero una buena idea es que los padres se  planteen a qué edad creen que su hijo tendría que viajar solo en colectivo para pensar después a qué edad creen conveniente iniciar las primeras salidas y que el niño empiece a moverse en la manzana de su casa: primero sin cruzar, después eligiendo las calles más seguras y ampliando el radio y el tiempo. Acompañarlos al cine y dejarlos entrar con sus amigos es otra opción que apunta a la independencia, así como darles el dinero para que compren en el supermercado mientas se espera afuera.

 

La idea es que los padres puedan planificar una progresión y no encontrarse con un chico de 13 años que nunca fue ni siquiera al kiosco de la esquina.

 

 

Para tener en cuenta


Cuando los chicos comiencen a utilizar medios de transporte, explicarles los cuidados que deben tener al subir y al bajar (como por ejemplo, mirar a ambos lados si bajan del colectivo, no subir al subte después de la señal sonora de cierre de puertas, etc.)

También, explicarles cómo cuidar sus objetos personales (mochila, celular, etc.) durante el viaje y qué hacer si se pierden o se pasan de largo en la parada (no bajarse sin preguntar, hablar con el chofer para que los ayude, etc.); cuidar que tengan la tarjeta del colectivo con suficiente crédito para varios pasajes, por si acaso, y demás sugerencias que consideren.

En estos casos es muy útil, si padre e hijo tienen un Smartphone, hacer uso de la tecnología bajando alguna aplicación que permita rastrear el teléfono del chico. Estos rastreadores permiten ubicar un teléfono con la señal que emite. Al bajar esta aplicación es importante configurarla con alguna opción de privacidad, para que nadie más que tenga el número de celular del niño pueda saber dónde está mediante esta herramienta.

Adolescentes Psicologia, educación y familia