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Lesiones no intencionales en la escuela

¿Cuáles son las lesiones más comunes en la escuela? ¿Cómo prevenirlas?

Las lesiones no intencionales (antes llamadas accidentes) se producen más frecuentemente en:

  • Los recreos
  • La clase de educación física
  • Aulas y talleres
  • Los baños
  • Durante la entrada y salida de la escuela
  • Otros lugares: las escaleras, los árboles, las cercas, los pasillos, los tomacorrientes.


Las causas de estas lesiones en la escuela están determinadas por la curiosidad, hiperactividad, descuido y desconocimiento de los riesgos en la escuela por parte de los niños.

Los niños mayores y jóvenes son otro grupo muy expuesto por el ímpetu en su comportamiento (como por ejemplo: peleas) o sea la violencia es causa frecuente de lesiones.

El comportamiento agresivo de los alumnos, producto de la realidad actual, que aparece instalada en toda la sociedad no es un tema menor. 

Se estima que el 5 por ciento de la población estudiantil sufrirá algún tipo de lesión asociada a la actividad escolar. Es decir 4 a 5 de cada 100 alumnos serán parte de la estadística de este tipo de lesiones.

Las lesiones leves constituyen el 85 por ciento del total, las lesiones moderadas el 14 por ciento y el resto son lesiones graves. 

En relación a la época del año que presentó mayor número de lesiones en la escuela fueron los meses de setiembre, octubre y noviembre, que coincide con la terminación del ciclo lectivo y en que se pueden realizar más actividades al aire libre. Los meses con menor número de consultas por este tipo de lesiones coinciden con el periodo de vacaciones, aunque incrementado en los últimos años con las denominadas “escuelas de verano”.

Con respecto a las edades, se muestra un incremento a medida que los niños son mayores y participan más en distintos tipos de juegos y por lo tanto el grado de exposición es mayor, muchos de estos juegos son más agresivos, además empiezan a practicar deportes que aumentan la tasa de accidentes.

La distribución de pacientes mostrada por áreas programáticas es directamente proporcional al número de establecimientos escolares que existen en cada una de ellas.

En cuanto al sexo, la distribución anual en general es homogénea, sin embargo se observa una mayor proporción en los varones, sobre todo en los primeros años escolares.

El diagnóstico más frecuente correspondió a lesiones de muñeca y mano constituyendo casi el 20 por ciento, le siguen traumatismo superficial de la cabeza con un 14 por ciento; luxación, esguince y desgarros de articulaciones y ligamentos de tobillos y pie con un 11 por ciento; fractura a nivel de la muñeca y de la mano en un 5 por ciento, heridas en la cabeza con un 4 por ciento, fractura de antebrazo con un 3 por ciento, finalmente, traumatismo leve de la pierna con un 2 por ciento.

Es importante remarcar que debe mejorarse la vigilancia epidemiológica de lesiones en la escuela para evitar subdiagnósticos, determinando: escuela de origen, nivel de enseñanza de los pacientes, circunstancias asociadas al accidente (sitio del suceso, infraestructura existente y causal, conductas de riesgo, entorno social, etc.) puesto que las actuales falencias del sistema de registro impiden determinar claramente factores de riesgo asociados y puntos específicos que puedan establecer medidas más efectivas de prevención.

 

Medidas preventivas

 
Es fundamental que en los momentos críticos como son la entrada y la salida del colegio se tengan en cuenta medidas básicas de prevención, como que el tránsito vehicular debe tener una velocidad reducida y fiscalizada. 

Los transportes escolares deben estacionar en lugar seguro y que permita acceso de la vereda al interior de la escuela en forma directa. 

Las autoridades escolares deben diagramar una salida gradual, no apresurada, y controlada más aún si hay escaleras en el trayecto. 

Todo elemento escolar (mochilas, portafolios, carritos, etc.) en general son un riesgo en el momento de la salida cuanto más pequeño es el niño.

  • En el aula: los desniveles, escalones que pudieran existir, deben estar resaltados con colores llamativos (amarillo y negro según normas internacionales). Los pisos no deben estar encerados, ni plastificados ni siliconados.

    Los pupitres plegables no deben ser accionados por los más pequeños. Los niños mayores deben hacerlo siempre supervisados.

    Lo ideal es que el aula tenga dos puertas con aberturas hacia afuera, para una eventual evacuación de la misma.

    Las ventanas y persianas (con cualquier mecanismo) deben ser accionadas por personal del colegio.

     
  • Los sanitarios del tamaño y altura para adultos, representan un riesgo para niños pequeños. Deben estar debidamente fijados a la pared y el piso.

    El piso mojado y la superpoblación de los baños durante el recreo y los juegos de cualquier índole aumentan el riesgo de lesiones no intencionales en el baño.

    Nunca dejar un niño pequeño solo en el baño, durante horas de clase. Un adulto debe siempre vigilarlo.
  • En los recreos,  tanto la salida como la entrada de los niños debe ser tranquila, gradual sin empujones.

     
  • Los patios y galerías donde transcurre el recreo debe tener piso adecuado, seguridad eléctrica y ausencia de obstáculos.

    La convivencia de distintos grupos de edades aumenta el riesgo de traumatismos en general.

    En los días de lluvia o nieve, si los espacios libres no ofrecen garantías es preferible que el recreo transcurra en el aula.
Salud del niño