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Maternidad- Paternidad "multitasking": ¿realmente podemos con todo?

La llegada de los hijos, por más que sean deseados y buscados, puede hacernos tambalear cuando tratamos de llevar adelante todos nuestros roles y actividades. ¿Cómo recuperar el equilibrio y no caer en el intento?

Cuando nos convertimos en madres o padres hay personas que eligen postergar algunos aspectos de su vida como el progreso en la carrera o profesión, los espacios de soledad, los horarios propios, los momentos de pareja y/o amigos, el tiempo de ocio, etc. Incluso temas más prácticos como las costumbres de alimentación, las tareas cotidianas, la economía, etc. pueden cambiar rotundamente.

Sin embargo, es clave tener en claro que postergar no tiene por qué ser negativo, sino más bien un resultado de organizar y elegir qué hacer ahora y qué después.

Es cierto que cuando se trata de cosas que nos daban mucho placer a veces es difícil verlo positivamente, pero hay que tener presente que esto no dura para siempre, que también tiene sus momentos placenteros y que al balancearlos, nos puede ayudar.
Los niños crecen y ciertos momentos que parecen definitivos son solo etapas. Entonces, lo ideal es acomodar ciertos horarios y rutinas adaptándolos al niño, sabiendo que poco a poco las cosas pueden reacomodarse en otro escenario que nos devuelva aquello que elegimos no hacer por ahora, para priorizar a nuestro bebé.

Si se logra un balance y un equilibrio posiblemente nos haga sentir plenos y eso puede traducirse en felicidad, emociones que disfrutaremos no solo nosotros sino todos los conviven e interactuan en nuestras vidas.
No todas las elecciones deben implicar “borrar” a la persona que fuimos antes de la maternidad para pasar a ser “mamá” o ¨papá¨. La clave es lograr un equilibrio saludable.

 

¿Cómo lograr ese equilibrio saludable?

Todas las personas (seamos padres o no) somos muchas cosas: amigos, hijos, nietos, pareja, trabajadores, lectores, cinéfilos, deportistas, etc. Entonces, hay que ver dónde ponemos nuestra energía en esta etapa. Si nos convertimos en “multitasking” (que literalmente significa “multitareas”) solamente en quellas cosas que consideramos valiosas en este momento, podremos manejar la situación. Pero si queremos todo, al corto plazo terminaremos "quemados".

Para no caer en una rutina de obligaciones sin disfrute es importante:

-Aceptar que no podemos hacerlo todo y que hay momentos para algunas cuestiones y habrá otros para otras.

-Darnos tiempo de vez en cuando para parar y mirarnos con actitud positiva, sin criticarnos.

-Preguntarnos: ¿Estamos en aquello que queremos? ¿Hay cuestiones superfluas? ¿Podemos cambiar algo para sentirnos mejor? ¿Los hijos qué demandan? ¿La demanda es real o es solo producto de nuestra insatisfacción de querer más?

Una tarea para pensar solos o con nuestras parejas

La vida de hoy nos demanda y exige demasiados frentes tanto para los hombres como para las mujeres: carrera, profesión, maternidad/ paternidad, cultura, participación, sociabilidad, cuidado personal, estado físico, etc.

En este contexto, los padres tenemos el desafío de saber qué objetivos priorizar en lo personal, pero también como familia.

Es indispensable que cada pareja de padres (estén juntos o no) acuerden qué quieren de su familia, en qué participarán y cómo, a la vez de seleccionar aquellos caminos personales a desarrollar. Hay que medir la "ambición de más" y el afán de copia de lo que otros hacen. Los terceros pueden ser inspiradores, pero siempre para repensar lo propio.

Cuando tenemos hijos es bueno tener como horizonte las necesidades de los chicos a su edad. Pensar qué nos gustaría hacer con nuestro hijos y nuestra familia, es el primer paso para alcanzar el equilibrio sin terminar frustrados porque nos llenamos de cosas para hacer que opacan el disfrute.

Para que nuestros hijos tampoco terminen haciendo miles de cosas a la vez, tener presente que:

- Los chicos necesitan ser motivados, de manera que proponerles diversidad es interesante, pero gran parte de la motivación llega también de la mano del ocio, el aburrimiento y el juego. Por eso, no se recomienda llenarlos de cosas por hacer, sino ofrecerles algunas posibilidades (como por ejemplo una actividad artística y otra deportiva, siempre vinculadas a lo lúdico), y darles tiempo libre para disfrutar de su casa, sus juguetes y demás.

- Los adultos damos el ejemplo. Cuando nos comprometemos con una actividad y lo hacemos con conciencia a partir del deseo real, estamos siendo modelo para los chicos. Mostrarles que se pueden llevar adelante proyectos personales y compartir tiempo con ellos es un modo de construir frente a sus ojos un modelo de paternidad.

Ellos disfrutarán de aquellas cosas que les enseñemos a disfrutar. Contemplar, estar "panza arriba", disfrutar de estar juntos...

La paternidad es un proceso en construcción. Siempre se puede cambiar o empezar. La cuestión es aceptar que eso es posible.

 

Asesoró: Flavia Tomaello,
autora del libro “Cómo hacen las que pueden”, entre otros título.

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