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Posparto: algunos consejos

Luego del parto, de ver la carita del bebé que tanto tiempo hemos imaginado, nos encontramos en la habitación. Estar tranquilos y contar con algunos consejos útiles nos permitirán contactarnos con el bebé, iniciar la lactancia y reponernos.

Luego del parto, de ver la carita de este ser humano que tanto tiempo hemos imaginado, nos encontramos en la habitación. Nos esperan dos a cuatro días de internacion. Estar tranquilos y contar con algunos consejos útiles nos permitirán contactarnos con el bebé, iniciar la lactancia y reponernos del gran esfuerzo realizado. 

 

Cuidados de la madre


Luego del parto, la madre habitualmente se siente exhausta, dolorida y excitada a la vez. Esto requiere tomar las cosas con calma. No se recomienda recibir visitas durante las primeras horas, ya que es fundamental preservar este espacio para que ambos padres y el bebé se conozcan y se repongan del fuerte impacto emocional. Luego las visitas deben ser reguladas según como se encuentren la mamá y el niño.

Dado que el recién nacido es sumamente sensible al tacto y al olfato y sólo reconoce a sus padres en ese momento, ellos son los que deben alzarlo en brazos preferentemente.

Si la cantidad de visitas es mucha, es mejor enviar al bebé a la nursery ya que los ruidos intensos lo sedan y dormirá plácidamente toda la tarde pero luego por la noche, esta sobreexcitación generará llantos inconsolables (tipicamente cuando ya se fueron las visitas y la madre necesita descansar)

 

Cómo se comporta el bebé recién nacido

 

El recién nacido duerme profundamente la mayor parte del día; solo se despierta para alimentarse. Los estímulos y el aprendizaje de cosas nuevas lo cansan fácilmente. Además, trabaja muy intensamente para adaptarse a la vida extrauterina (ruidos, colores, sonidos, etc.). Cuando necesita una descarga para todas estas tensiones es habitual que llore. Por lo tanto es normal que los bebes lloren entre 2 y 4 horas por día. En general este llanto suele atribuirse a diversas causas como ser "cólicos", "provechito", etc pero no es más que eso: necesidad de expresarse. Para acompañar y tranquilizar al bebé en este momento lo mejor es mantenerse tranquilo. Es muy efectivo quitarle la ropita y colocarlo sobre la piel de la madre abrazándolo apretadamente, esto simula la situación de estar contenido en la panza de mamá.

Cuando permanecen acostados en su cunita se los envuelve en una manta bien ajustada al cuerpo y esto también los tranquiliza. No es necesario "sacudir" al niño mientras se pasea por la habitación, sino por el contrario, arrullarlo suavemente y, a veces simplemente quedarse sentado sosteniéndolo y esperando a que se le pase. Los niños se calman al succionar algo (el chupete o su mano); esto se llama succión no nutritiva. La teta, en caso de que se trate de cólicos, no ayuda, ya que esto puede depararle mayor incomodidad aún. Por otra parte, los tan populares cólicos del primer trimestre no aparecen en todos los niños, y si lo hacen, es recién alrededor de los 15 días de vida.

Algunos bebés tardan uno o dos días en "despertarse", esto significa que aunque no duerman permanecen somnolientos y les cuesta alimentarse. Esto en general no es alarmante, ya que la situación se resuelve espontáneamente dentro de las primeras 48 horas de vida. En realidad, en ese momento,al bebe le bastan unas pocas gotas de calostro.

 

El ánimo de la madre en el puerperio


Es habitual que la madre puérpera se sienta desbordada. Tiene que aprender una gran cantidad de cosas al mismo tiempo, por esto necesita a sus familiares más queridos al lado, que la comprendan y la ayuden a transitar este momento.

El cuerpo se encuentra cansado del sobrepeso que implica el embarazo, y todas las molestias del último mes, además del esfuerzo del parto.Por otra parte, es mucha la expectativa de que todo salga bien, y de encontrarse por primera vez con el hijo. Todo esto puede a prueba su capacidad emocional.

Cuando a todo esto se le suman las demandas del bebé y de la lactancia, las molestias del post-parto, y atender la casa, se genera un estado de ánimo muy particular, que se ha descripto como depresión puerperal. Este es un periodo transitorio de mucha sensibilidad: si la madre esta bien contenida y acompañada, se resolverá espontáneamente al cabo de unas semanas.


La bajada de la leche: cuidados indispensables para una buena lactancia


Es fundamental que la madre esté preparada para la bajada de la leche, esta suele ser abrupta y por lo tanto produce dolor y endurecimiento de los pechos. En ese momento, es difícil para el bebé prenderse de la areola, y entonces se prende del pezón, lastimándolo. Si la mamá se saca un poco de leche antes de la mamada, esto se previene fácilmente. Para eso, es recomendable acudir a las puericultoras o enfermeras del sanatorio, y aprender la técnica, que de por sí no ofrece dificultades. Durante los primeros días la cantidad de leche producida puede ser mayor a la demanda, y ser necesario extraerse manualmente. Poco a poco, y a mas tardar en 2 semanas, la mamá producirá solamente la cantidad de leche que el niño necesita.

También es muy útil consultar acerca de todas las posiciones posibles para prender al bebé al pecho, y evaluar cual es la más conveniente para cada situación. 

 

 El rol del padre


El padre juega un rol fundamental. Si participa activamente durante el trabajo de parto, contiene a la madre y al bebé. Al compartir este momento se involucra desde el principio en la relación. Además, protege a ambos de los estímulos externos que puedan resultar molestos, como las visitas, los llamados telefónicos o las cuestiones administrativas.

La internación en el sanatorio es también la primer oportunidad que tiene la familia de reconocerse como tal. Por esta razón son fundamentales los momentos de intimidad de ambos padres con el recién nacido. Al volver a casa, notarán que estos pocos días han marcado una línea divisoria, un antes y un después en sus vidas. 

 

El pediatra también participa


El pediatra elegido puede concurrir al sanatorio. El profesional asistirá a la familia desde el comienzo como médico de cabecera, generando la posibilidad de evacuar todas las dudas y de compartir las decisiones con los padres. Asimismo, el pediatra del niño será consultado por el servicio de neonatología antes de realizar cualquier procedimiento, será vehículo de la información y establecerá con los padres las pautas post-alta. 

 

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