Pasar al contenido principal

Productos lácteos: un grupo de alimentos para toda la vida

Después de la leche materna, que es sin duda el lácteo más importante para el ser humano, y el más recomendado por lo menos hasta los seis meses de vida, aparecen los “productos lácteos”.

Se conoce como "productos lácteos" a la leche (por lo general, de vaca) y sus derivados: el yogur, la ricota, el queso, la leche condensada, la leche cultivada, los postrecitos… y la crema, la manteca y el dulce de leche. Estos tres últimos alimentos, si bien se producen a partir de la leche, suelen incluirse en el grupo de las grasas, ya que es lo que principalmente aportan.

La leche es un alimento muy completo, que contiene prácticamente todos los elementos necesarios para una buena nutrición: proteínas (caseína, lactoalbúmina y lactoglobulina), carbohidratos (lactosa), grasas, minerales (calcio, fósforo, sodio y potasio) y vitaminas (A, B, C y K). Estos nutrientes son indispensables para mantener la estructura ósea y por eso se aconseja consumir tres porciones al día para prevenir la desmineralización ósea en los adultos y para generar una buena reserva de calcio en los niños que están creciendo. Y este último aspecto, el de la “reserva” de calcio, es especialmente importante durante la adolescencia: los adolescentes no deben dejar de tomar leche y/o de consumir lácteos, ya que su ingesta permitirá que los huesos lleguen a su máximo nivel de desarrollo y además contarán con una buena reserva a la que el organismo podrá recurrir cuando lo necesite.

Más allá del hincapié que siempre se hace con respecto a la importancia del desayuno, sobre todo en la edad escolar, es fundamental señalar que esa primera comida del día debe incluir lácteos. Si a los chicos no les gusta la leche, optar por queso o yogur y, para aumentar la ingesta de calcio, se puede incorporar leche en polvo dentro de tartas, tortillas, etc. En la merienda también debe haber lácteos y evitar que se instale la costumbre de consumir una gaseosa con un alfajor, por ejemplo. Un vaso de leche (puede ser con cacao en polvo) y un pancito de la panadería con queso blanco y mermelada es una muy buena opción. Y acompañar los desayunos y meriendas con una fruta o jugo de fruta hace esa comida mucho más nutritiva.

Y variedades hay para todos los gustos: los lácteos descremados para quienes necesitan consumir poca grasa, las leches reducidas en lactosa para quienes el médico indique que padecen algún grado de intolerancia e incluso los lácteos orgánicos, para quienes apuntan a un estilo de vida más alejado de los alimentos industrializados.

Te sugerimos algunas opciones para incoporar este alimento en el menú familiar:

  • Salsa blanca: un básico para combinar con todo y hacer un aporte de calcio fuera del desayuno y la merienda. Con croquetas de carne, con espinaca, con pastas… como le guste a tu familia. Ver receta
  • Arroz con leche: un postre tradicional que queda riquísimo tibio o bien frío. Para convencer a los chicos, agregale una cucharadita de dulce de leche! Ver receta 
  • Trufas con dulce de leche: son ideales para preparar con los chicos y a ellos les encantan porque quedan supercoloridas. Podés poner un poco menos de dulce de leche y conseguir más humedad para la masa con un chorrito de leche. Así restás grasa y sumás todo lo bueno de la leche… Ver receta
  • Pancitos: ¿A tus hijos no les gusta la leche? Bueno, preparales estos pancitos que la contienen, así reciben el aporte de calcio que necesitan durante su crecimiento. Ver receta

 

Encontrá más información y recetas en el Blog Recetas para tu familia de Planeta Mamá

Niños Adolescentes Nutrición infantil Nutrición en adolescentes