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Puerperio: tierra de nadie

Tener un hijo es la realización del sueño de toda mujer; sin embargo, a la emoción profunda y la alegría que su nacimiento genera en sus padres, se suman a menudo sentimientos encontrados propios de este período que denominamos puerperio".

Tener un hijo es la realización del sueño de toda mujer; sin embargo, a la emoción profunda y la alegría que su nacimiento genera en sus padres, se suman a menudo sentimientos encontrados propios de este período que denominamos "puerperio".

Después del alivio, la euforia y la excitación que la madre siente a partir del nacimiento de su hijo, la vuelta a la casa a los dos o tres días suele coincidir con una caída del nivel hormonal que había sostenido el embarazo, con una caída del estado anímico de la madre y con la bajada de la leche.

La madre pierde la protección del sanatorio o institución y siente que ahora toda la responsabilidad del cuidado del bebé recae sobre ella. Le duelen los pechos llenos de leche (turgentes), arden los pezones y molestan los puntos de la episiotomía. Se siente muy insegura y que las cosas le salen mal.

Amigos y parientes le brindan mil consejos bien intencionados pero contradictorios entre sí, y entra de este modo en un estado de confusión y duda, no sabe cómo actuar, se angustia y se larga a llorar.

La puérpera vive en un estado de vulnerabilidad particular y llora por cualquier insignificancia, o simplemente porque se siente agotada y vacía. Las exigencias nuevas la abruman piensa que nunca podrá ser una buena madre. Por eso nosotras que nos dedicamos al trabajo corporal y a la psicoprofilaxis y ofrecemos a la mujer embarazada contención, bienestar y salud, preparándola junto con su compañero para que pueda ser protagonista de su parto, estamos convencidas de que la preparación para la lactancia y el puerperio merecen la misma seriedad y dedicación.

Es importante tener en cuenta algunos puntos fundamentales que ayudarán a la mamá a vivir su puerperio "prevenida":

  • La mamá debería dar desde el comienzo participación al papá en el cuidado del bebé. La pareja va a sobrellevar la crisis del puerperio mucho mejor si comparten esta experiencia nueva tan fascinante y agotadora a la vez. Hay una tendencia a encapsularse con el bebé en una especie de burbuja que los separa del resto del mundo, dejando de lado al marido que puede mostrarse resentido, poco colaborador y con la sensación de que ha llegado un intruso que ha robado el amor y la dedicación de su mujer.
  • Organizar la casa de tal manera que ella sólo tenga que ocuparse del bebé. Una abuela u otra persona de confianza pueden prestar una ayuda muy valiosa dedicándose a las cosas de la casa. El cansancio es enorme los primeros días, apenas hay tiempo para dormir entre las mamadas ya que al comienzo todo lleva tiempo: darle de comer al bebé, la higiene personal. el cuidado de pechos y pezones, etc.
  • Buscar un pediatra ya durante el embarazo para poder contar con su ayuda en cuanto lleguen a su casa. El pediatra tendrá que ser accesible e infundir confianza en la mamá, estimulando su autoestima y logrando que la mamá logre realizar lo que a ella le parezca mejor, aunque se equivoque
  • La mamá tendrá que ser tolerante con sus emociones encontradas y ambivalentes. Se sentirá muy cansada y limitada, con la sensación de que nunca más va a recuperar su libertad para poder conectarse con el mundo y con sus antiguas ocupaciones. Debería tener en mente que "todo pasa", que el puerperio no es para siempre. Sería fantástico que, a pesar de todo lo mencionado, encuentre momentos en los que pueda disfrutar de tener a su bebé en brazos, acariciarlo, hablarle, cantarle, etc., momentos de felicidad que la maternidad brinda.
    Es importante que tengan presente que las mamás también "se hartan" de sus bebes, no aguantan la sensación de encierro y sienten la necesidad de salir a tomar aire fresco. Sin embargo, cuando esto ocurre, les cuesta dejar al bebé al cuidado de otra persona. Las fantasías a veces no muy amables con el bebé las hacen sentir culpables, pero se alivian al recordar que en el curso de psicoprofilaxis ya se había mencionado el tema: las mutíparas habían comentado fantasías similares y por eso no habían dejado de ser buenas mamás.
  • La recuperación física juega un papel importantísimo en la autoestima de la mamá. Coincide con la inestabilidad emocional de la mamá puérpera la imagen poco alentadora que tiene de su físico. Ve con extrañeza su cuerpo amorfo, desparramado y falto de tonicidad y su recuperación parece lejana, casi imposible de lograr. 

En el embarazo le enseñamos una serie de ejercicios para ser realizados a partir del día después del parto y en forma progresiva durante 10 minutos a la mañana y a la tarde. Es un tiempito que puede robarle al bebé y le hará bien a su persona.

Pronto se da cuenta del efecto estimulante y fortificante de esta practica y le resulta agradable y alentador rearmar su cuerpo por medio de movimientos fácilmente ejecutables. Al aumentar la tonicidad, desaparece la sensación de debilidad, de vacío en el vientre y la falta de sostén. Asimismo desaparecerán molestias en el vientre, cintura y espalda.

Especial importancia exige la recuperación de la pared abdominal y del piso pelviano que han sufrido una gran distensión durante el embarazo y parto. Ya previamente La mamá ha tomado conciencia de la zona del periné, ejercitándolo por medio de la "contracción invisible" (o de Keggel) en cualquier momento del día para así prevenir posibles patologías ginecológicas y también recuperarlo para una buena vida sexual.

Al mes las madres suelen incorporarse a un grupo de recuperación postparto, a los que están invitadas a concurrir con sus bebés si ellas lo desean. Además de seguir corrigiendo su cuerpo, disfrutan del trabajo corporal que las tonifica y se reencuentran con sus compañeras del embarazo, comparten sus experiencias y se apoyan mutuamente. También antes del mes se forman grupos de autoayuda u operativos coordinados por un profesional donde generalmente nacen amistades duraderas.
 
 

Postparto y puerperio Preparación para el parto