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Pasaron las náuseas y el malestar y todavía no se me nota la panza… ¿Es normal que no me sienta embarazada?

En la primera etapa de un embarazo, son los malestares típicos los que ayudan a recordar este estado: cansancio, sueño, náuseas, vómitos, mareos, olfato agudizado, etc. Estos síntomas, que se presentan como consecuencia de la gran revolución hormonal, aunque son molestos nos ayudan de alguna manera a recordar que estamos atravesando una nueva etapa y a replegar toda nuestra atención a ella, ayudando así en el proceso que está comenzando.Pero, más allá de estos malestares típicos, puede que durante un tiempito más no percibamos cambios muy notorios en nuestro cuerpo que demuestren que estamos atravesando semejante proceso, y esto lleve a que nos resulte más difícil asumirnos como embarazadas. Es posible y normal que lo asumamos recién cuando ya hayan pasado unos meses de embarazo, cuando el espejo empiece a devolvernos una imagen acorde a ese estado, con una pancita más prominente (algo que suele suceder, en el caso de las primerizas, a mediados del segundo trimestre, o más temprano para las que ya tienen hijos).De todas maneras, no hay que dejar de lado algo fundamental en este proceso: aunque es el cuerpo el que evidencia los primeros cambios, una mujer se embaraza en su totalidad, y esta totalidad incluye al psiquismo. Y el psiquismo necesita del paso del tiempo para ir procesando lo que está ocurriendo, metabolizando todos los cambios. Por eso es tan significativo el tiempo “lento” del embarazo, porque ayuda a que nos vayamos adaptando de a poco, paulatinamente, a un proceso tan movilizador y humano como lo es gestar un hijo.Asesoró: Lic. Ivana Moyano, Psicóloga, especialista en maternidad y puerperio. Puericultora. Autora de Volvernos Padres

En la primera etapa de un embarazo, son los malestares típicos los que ayudan a recordar este estado: cansancio, sueño, náuseas, vómitos, mareos, olfato agudizado, etc. Estos síntomas, que se presentan como consecuencia de la gran revolución hormonal, aunque son molestos nos ayudan de alguna manera a recordar que estamos atravesando una nueva etapa y a replegar toda nuestra atención a ella, ayudando así en el proceso que está comenzando.

Pero, más allá de estos malestares típicos, puede que durante un tiempito más no percibamos cambios muy notorios en nuestro cuerpo que demuestren que estamos atravesando semejante proceso, y esto lleve a que nos resulte más difícil asumirnos como embarazadas. Es posible y normal que lo asumamos recién cuando ya hayan pasado unos meses de embarazo, cuando el espejo empiece a devolvernos una imagen acorde a ese estado, con una pancita más prominente (algo que suele suceder, en el caso de las primerizas, a mediados del segundo trimestre, o más temprano para las que ya tienen hijos).

De todas maneras, no hay que dejar de lado algo fundamental en este proceso: aunque es el cuerpo el que evidencia los primeros cambios, una mujer se embaraza en su totalidad, y esta totalidad incluye al psiquismo. Y el psiquismo necesita del paso del tiempo para ir procesando lo que está ocurriendo, metabolizando todos los cambios. Por eso es tan significativo el tiempo “lento” del embarazo, porque ayuda a que nos vayamos adaptando de a poco, paulatinamente, a un proceso tan movilizador y humano como lo es gestar un hijo.


Asesoró: Lic. Ivana Moyano, Psicóloga,
especialista en maternidad y puerperio. Puericultora.
Autora de Volvernos Padres

Encuestas

¿Te costó asumirte embarazada o enseguida lo sentiste?

Sí! Hasta que comenzó a notarse la panza no me sentía "embarazada"
27% (12 votos)
Para nada, apenas me enteré lo sentí
39% (17 votos)
Un tiempo, hasta que me adapté a la idea
34% (15 votos)
Votos totales: 44