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Con un hijo las prioridades de la vida se reordenan

Considero tomar la maternidad con responsabilidad y planificarla, pero ello no ha de conllevar "perder la magia y la sorpresa" que trae saber que una va a ser mamá. Tener un hijo cambia la vida sobremanera. Es un giro de ciento ochenta grados, pero cuando una es madre aprende que no hay lugar para el egoísmo con esa personita que nos necesita y la cual llena cada uno de los minutos de nuestras vidas. Con un hijo las prioridades de vida se acomodan y reordenan y cosas que antes creíamos importantísimas, tal vez tomen la importancia verdadera y no la que subjetivamente les dimos. Las heridas de la cesárea o la episiotomía pasarán, pero las huellas de ver nacer a nuestros hijos, son indelebles y nos dejan pasos siempre visibles en el corazón. La maternidad es algo inmenso, es lo más hermoso que le puede suceder a una mujer.