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¿Cómo acompañar a nuestros hijos cuando deben someterse a estudios invasivos?

Los estudios médicos que implican pinchazos, sondas, catéteres, anestesia generan más miedo cuando los que deben hacérselos son los chicos. Los especialistas brindan consejos para que los padres puedan ayudar a sus hijos.

Los estudios médicos que implican pinchazos, enemas, Rayos X, sondas, catéteres, anestesia y/o, por ejemplo, el hecho de ingresar a una cápsula del estilo de las que se usan para las tomografías, generan todavía más miedo cuando los que deben hacérselos son los chicos.

Los padres tienen sentimientos ambivalentes al respecto, porque por un lado saben que son necesarios, pero por otro lado sienten culpa y preocupación por el hecho de someter al niño a una situación que no es agradable y que hasta puede implicar dolor. Y además del miedo, muchas veces la falta de información detallada acerca de en qué consiste exactamente el estudio incrementa el temor de los padres que, si no lo manejan bien, terminan transmitiéndoselo a sus hijos.

Dado que la actitud de los padres –y fundamentalmente de quien acompañe al niño a practicarse el estudio- va a incidir directamente en la actitud del paciente, en su colaboración y en su tranquilidad, los especialistas brindan consejos para que los padres puedan ayudar a sus hijos en esos momentos:

  • Para que el estudio no sea una experiencia traumática para el niño, los padres deben, en primer lugar, informarse muy bien acerca de sus características y hablar con el pediatra primero y con el especialista que realizará el estudio después, para despejar todas sus dudas e inquietudes antes de la fecha acordada para realizarlo.
  • Los padres deben lograr un vínculo de confianza con el profesional para que los hijos también puedan establecerlo y, si el especialista no lo hace espontáneamente, los padres deben pedirle que, antes de ingresar a la sala donde se realizará el estudio, hable con el niño y le explique qué le van a hacer.
  • También es de gran importancia que los padres no discutan con el profesional durante el transcurso del estudio.
  • A partir de los cinco años los chicos pueden comprender perfectamente si se les explica con palabras sencillas, pero incluso antes de esa edad –y aún tratándose de bebés-, los padres y los médicos deben hablarles sobre lo que va a suceder.
  • Tanto los padres como los profesionales deben tenerles mucha paciencia a los niños durante el estudio y no discutir con ellos.
  • Para que los chicos no lleguen con miedo porque no saben qué les van a hacer, cómo es el estudio o porque les asustan los aparatos que se van a utilizar, es conveniente que tengan un encuentro previo con los profesionales que los van a atender y con sus padres, para hablar de lo que va a suceder durante el estudio.
  • La idea a transmitirle al niño no es que se lo va a invadir, sino que se lo va a estudiar para conocer mejor su cuerpo y cómo funciona.
  • Los padres pueden llevar al estudio algunos juguetes, el peluche preferido y la música que le gusta al pequeño paciente son algunas de las ideas que los profesionales recomiendan poner en práctica para que los chicos estén tranquilos, y aseguran que si este clima se logra, los niños permanecen casi sedados durante el procedimiento, aunque éste sea altamente invasivo.
  • Evitar que vayan al sanatorio familiares o abuelos, para que el chico esté más tranquilo y decidir con antelación quién acompañará al niño durante el estudio: si uno de los padres es muy impresionable o sabe que no podrá soportar la situación, es preferible que espere afuera con una sorpresa.
  • Los padres no deben victimizar al niño durante el procedimiento diciéndole "pobrecito" o "mirá lo que te están haciendo", ni hacerle preguntas como "¿te duele mucho?", sino cooperar con el especialista y mostrarse tranquilos y convencidos de la utilidad del estudio.

Como padres, es importante tener en cuenta que una actitud positiva es lo más valioso que podemos ofrecerles a los chicos para que atraviesen el momento de la mejor manera posible.

 Asesoró: el Centro de Diagnóstico Fundación Científica del Sur y la doctora
Mónica Daneff, pediatra infectóloga especializada en diagnóstico por imágenes.

 

 

 

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