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¿Qué son las várices y cómo tratarlas?

Por lo general aparecen en las piernas y las mujeres se acuerdan de ellas cuando llega el verano. Sin embargo, lo que parecería una simple molestia a nivel estético puede traer complicaciones si no se trata con un profesional.

Las várices son una enfermedad de las venas que se caracteriza por una dilatación anormal de las mismas, con deterioro de la circulación de las piernas y alteración estética.

Los síntomas más comunes son el dolor o la “pesadez” de las piernas, y el edema (o hinchazón).

A medida que avanza la enfermedad, y en caso de no ser tratada, las várices se multiplican agravando esos síntomas, comienzan a surgir las tan desagradables telangiectasias (arañitas), y con el correr del tiempo pueden aparecer complicaciones como las flebitis, dermatitis ocre, que consiste en manchas oscuras y finalmente úlceras varicosas.

Es por esto que deben ser tratadas a tiempo, ya que cuando aparecen esas complicaciones las curas serán parciales y dejarán secuelas.

Las mujeres sufren várices más frecuentemente que los hombres, ya que si bien su causa es genética y hereditaria, los factores hormonales femeninos las favorecen.

Si bien no hay forma de prevenirlas de manera absoluta, sí existen factores que las agravan: el exceso de peso, el sedentarismo, el sol, la ingesta de hormonas, los embarazos y la menopausia.

Para enlentecer su desarrollo es muy útil realizar ejercicios físicos, teniendo en cuenta que la gimnasia con aparatos en las piernas no es aconsejable, ya que puede aumentarlas. También es útil una alimentación adecuada que conserve el peso para evitar los factores negativos antes mencionados.

El consumo de café, alcohol y tabaco no ejerce efecto alguno sobre las venas.

El sauna es prejudicial porque expone a una fuente de calor, pero si se realiza en forma esporádica no tendría gran impacto a largo plazo.

Durante el embarazo las várices se agravan y pueden aparecer nuevas, debido al aumento de peso, a los cambios hormonales y a la compresión del útero sobre las venas del abdomen.

No hay pruebas fehacientes que demuestren que el ejercicio de alto impacto las perjudique.

Existen tratamientos quirúrgicos que deberían evitarse, ya que logran sólo mejoría temporaria, y en el mediano plazo aparecen con más intensidad ya que se anulan venas y la circulación recarga a las colaterales, dilatándolas.

Los tratamientos no quirúrgicos -ambulatorios y prácticamente indoloros-, consisten en micro aplicaciones de medicamentos en las várices para reforzar las paredes de las mismas, logrando una mejoría estética y de la circulación. De esta forma, las várices desaparecen y mejoran los síntomas antes mencionados.

Los comprimidos para la circulación son útiles como complemento de estos tratamientos, pero no son suficientes para eliminar las várices y el tratamiento con Láser es prácticamente inefectivo en esta enfermedad.

Como siempre que se trata de temas de salud, lo más adecuado es prevenir y tratar a tiempo las patologías.



Asesoró: Centro de Flebología y Celulitis
Doctor Adrián Ricardo Tortora