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Adaptación al Jardín de Infantes

Cada niño es único y diferente y posee una historia y una familia con sus particularidades. La adaptación al jardín de infantes no es un hecho aislado a esto y tampoco se da de un día para el otro.

¿De qué se trata la adaptación al jardín?


La adaptación al jardín es un proceso que comienza cuando el niño empieza el jardín maternal o de infantes. Se debe a que esto es algo totalmente nuevo para él y suele darse en una edad en la que necesita sentir que tiene todo bajo control. Para ayudarlo en esta adaptación los jardines trabajan en ir “despegando” de a poquito al niño de sus padres para que pueda quedarse con la maestra y sus compañeritos en la salita.   

Dependiendo del jardín, esta modalidad por lo general consiste en que durante los primeros cuatro o cinco días de clase el niño entre a la salita a la hora de ingreso normal y se quede acompañado por su madre, padre o por la niñera o algún familiar cercano durante una hora u hora y media, que es lo que durará la clase esos primeros días, como para que vaya conociendo ese nuevo espacio tan ajeno a él. La mamá puede quedarse fuera o dentro de la sala, dependiendo de lo que disponga el jardín, pero a la vista del niño. Pasados estos días la jornada puede ir extendiéndose de a poco hasta llegar al horario normal sin acompañantes. La maestra será la encargada de guiar a los padres y establecer según las pautas de la institución, el niño y su grupo de pares, cómo se irá dando este proceso.

Claro que el período de adaptación en el niño puede durar más que los días de jornadas más cortas y en los que sus padres se quedan junto a él. La maestra se encargará de supervisar y comunicar a los padres acerca de cómo se va adaptando su hijo.

 

¿Cuándo podemos decir que nuestro hijo "se adaptó bien al jardín"?


No existe una receta mágica, ni un manual de instrucciones para explicarlo. Cada niño es único y diferente, posee una historia y una familia con sus particularidades y hay que tener en cuenta que:

  • La adaptación no es un hecho que se da de un día para el otro.
  • Es un proceso gradual y progresivo a veces con altibajos (idas y vueltas).
  • Puede durar semanas.


La adaptación es una situación activa llena de emociones, miedos, ansiedad, dudas, deseos que se dan simultáneamente. El niño puede sentir a la vez que quiere, pero que no quiere quedarse, aunque a veces no pueda expresarlo con palabras.

Por un lado está el deseo de conocer o reencontrarse con amigos, por el otro, el temor a separarse de mamá, papá, abuela, abuelo o alguna persona de su confianza que lo trae.

También surge la necesidad del niño de tener cerca por momentos a quien lo trae al jardín para asegurarse de que todo y todos están bajo su control.

La sugerencia es que los acompañantes en este proceso de adaptación estén disponibles en estos primeros días de la vida escolar, para que dicha adaptación se produzca de la mejor manera posible. Esto implica:
 

  • Un poquito de tiempo
  • No engancharse con el enojo del niño, o sea, no enojarse porque no se queda o quiere irse. Esto es esperable y es parte de su tiempo interno


Lo importante es acompañarlos

Seguir las pautas de la maestra y del jardín, hasta que sea el momento de poder despedirse de la mejor manera posible. Sin angustias, sin llantos prolongados y, si es posible, aunque a veces cuesta al principio, con una sonrisa.

Y recordar que la adaptación involucra a todos: docentes, niños, familia e institución. Cada chico es único y diferente del resto.

Otras pautas a considerar:

  • Colaborar en que el niño pueda reconocerse como integrante de un grupo determinado
  • Reconocer a la maestra que está a su cargo
  • Reconocer el espacio físico del jardín
  • Reconocer a sus compañeros.


En esta etapa pueden aparecer repentinos dolorcitos de panza, fiebre, dificultades en la alimentación u otras conductas, asociadas con este nuevo desafío de iniciar o recomenzar el jardín, que suelen darse hasta adquirir el ritmo y lograr la aceptación y la tranquilidad necesaria para disfrutar con todos los sentidos de esta nueva experiencia.

Ante cualquier situación particular que llame la atención, o ante cualquier inquietud, no hay que dudar en comentarla con la maestra, ya sea a través del cuaderno de comunicaciones del jardín o de manera personal.

Un buen jardín mira, cuida y acompaña a los chicos para que vivan este proceso de la mejor manera posible.

  

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