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Alimentación y cáncer de mama: mitos y verdades de un vínculo controvertido

Mucho se ha dicho sobre la relación entre el tipo de alimentos que se consumen y la mayor o menor posibilidad de padecer cáncer de mama, y a veces ni siquiera hay coincidencias. Consultamos a un especialista para despejar todas las dudas del caso.

En las revistas femeninas suelen aparecer títulos como “La dieta contra el cáncer” o “Cáncer de mama. Los alimentos protectores”, que presentan notas en las que se sugiere consumir determinados alimentos y evitar otros. Sin duda, el tema del cáncer de mama es de gran interés para las mujeres, y los números hablan por sí mismos:

  • El cáncer de mama representa el 31 por ciento de los tumores femeninos.
  • 1 de cada 8 mujeres que alcance los 85 años va a haber desarrollado un cáncer de mama en el transcurso de su vida.
  • El cáncer de mama es la principal causa de muerte de la mujer adulta. 
  • En la Argentina, 27 de cada cien mil muertes se deben al cáncer de mama y se calcula que en el país hay entre 10 y 20 mil nuevos casos de cáncer de mama al año.


En esta enfermedad inciden tres tipos de factores: hereditarios, ambientales y alimentarios y en relación a este último es mucha la información que circula, aunque no siempre con bases científicas sólidas.

Se dice que la persona que consume alimentos con alto contenido de caroteno -como la zanahoria, el zapallo, el repollo, la acelga, la espinaca, el morrón, la coliflor, la achicoria la remolacha y el brócoli- corre menos riesgo de padecer cáncer de mama. Y también se dice que las frutas y verduras en general, así como los hidratos de carbono y el aceite de oliva, disminuyen los riesgos. A la inversa, tendrían mayor riesgo las pacientes que ingieren grasas saturadas y carnes. Ahora, cuando se busca en trabajos serios, prospectivos, a la fecha no hay ninguna investigación que demuestre que determinados alimentos sean más o menos protectores que otros.

Lo que sí está demostrado es que el exceso de peso y el mayor consumo de alcohol -más de 10g por día- sí provoca una mayor incidencia de la enfermedad y esto se relaciona con el hecho de que el consumo de grasa aumenta los estrógenos endógenos.

La población oriental, por ejemplo la mujer japonesa, tiene mucho menos cáncer de mama que la americana y la europea y esto seguramente se debe a factores genéticos y alimentarios, pero la segunda generación de mujeres orientales que viven en Estados Unidos se equipara con las nativas del país porque cambian sus hábitos alimentarios.

Lo que parece que es importante, y en ese sentido se está estudiando actualmente, es el momento de la dieta: qué es lo que se ingiere en la pre-pubertad y en la adolescencia, porque ahí sí parece que se produce algún cambio, más que en lo que se consume a lo largo de la vida. La relación del cáncer de mama con la alimentación es muy difícil de demostrar a lo largo del tiempo y, por otro lado, el factor protector que podrían tener, por ejemplo, las frutas y las verduras, queda anulado por los pesticidas y fertilizantes que se utilizan hoy en día.


Asesoró el Dr. Federico Coló, mastólogo del Instituto Alexander Fleming.