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Buscando el embarazo: cuando el sexo se convierte en una obligación

Si el embarazo no llega es muy común que el sexo se convierta en una obligación. ¿Por qué sucede esto? ¿Cómo superar esta situación para que la intimidad no se vea afectada?

Por lo general, uno piensa que al buscar un embarazo este va a llegar sin problemas. Por eso, cuando no se da así es común que la pareja comience a cuestionarse por qué, por qué a mi, por qué a nosotros, y que de pronto surjan distintos sentimientos de culpa que intentan dar una explicación a esta dificultad.

Ante la angustia y la incertidumbre suelen aparecer fantasmas y autoacusaciones como “no sirvo”, “soy poco mujer”, “soy poco hombre”, o acusaciones al otro como de falta de amor, de deseo de un hijo o de compromiso, que aunque a veces no sean explícitas, generan roces o malos entendidos en la pareja.

Todos estos sentimientos comienzan a impactar en el vínculo generando un círculo vicioso en el que la baja autoestima, más la mirada negativa hacia el otro, hacen que el erotismo y el deseo empiecen a decaer. Si a esto se le suman las indicaciones médicas de tiempo, forma y frecuencia de las relaciones sexuales para poder concebir, se da una especie de “combo explosivo” contra la intimidad de la pareja.

Si es la mujer la que tiene problemas para concebir, puede suceder que su autoestima caiga y que sienta que él no la quiere, que no la desea, y que, de pronto, se torne más demandante e insegura e insista por más demostraciones de afecto y más frecuencia en las relaciones, lo que, por lo general, provoca el alejamiento de la pareja.

En el caso del hombre, ellos suelen asociar la dificultad para tener hijos con la impotencia y esto los lleva a evitar el contacto, buscando seguridad en otras áreas de sus vidas como el trabajo, para sentirse más valiosos. Por eso es común que en estas circunstancias empiecen a trabajar más, a llegar más tarde de la oficina y que esto impacte en la mujer y su deseo.

Es así como se generan situaciones de desencuentro difíciles de solucionar y como el sexo pasa de ser un momento de encuentro, placentero y amoroso, a ser una obligación que hay que cumplir, en tiempo y forma, con el único fin de procrear. 

En estos casos es fundamental volver a encontrarse como pareja, conectarse desde el amor para, primero, poder aceptar esta dificultad juntos, asumirla, y tratar de superarla sin que afecte todos los aspectos de la vida.

No insistir si el otro no quiere tener relaciones sexuales, ser tolerantes y hablar con calma y tranquilidad de lo que les está pasando, sin recriminaciones ni culpas. Al fin y al cabo, el sexo debe ser algo lindo y placentero, no un trabajo más el día 14 del ciclo. De lo contrario, la intimidad se verá muy afectada, afectando también las posibilidades de concebir.

Hay que tener la plena confianza de que la pareja puede superar una situación como esta saliendo fortalecida, a partir de una comunicación fluida en la que cada uno cuente sus miedos y fantasmas, y reencontrarse, mirarse desde el amor y la confianza que los unió y no desde los miedos y los reproches.

En caso de sentir que no pueden superar esta situación solos, recurrir a un terapeuta puede ayudarlos a encontrar las razones y poner el foco en el amor y la ayuda mutua.

 

Asesoró: Lic. Regina Szapiro, psicóloga,
especialista en infertilidad y embarazo adolescente.

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