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Cáncer: factores de riesgo, prevención y tratamientos

Si bien la medicina ha hecho grandes avances en cuanto a prevención, diagnóstico, tratamientos y cuidados paliativos entorno a esta enfermedad, el cáncer sigue relacionándose inevitablemente con el dolor y la muerte. En esta nota, toda la información para desmitificar esta idea y generar conciencia y movilización social ante una enfermedad tratable.

¿Qué es el cáncer?


El término “cáncer” se refiere a un amplio grupo de enfermedades que comienzan en las células. Las células, componentes básicos del organismo, crecen y se dividen produciendo nuevas células, indispensables para que el cuerpo se encuentre sano. Este proceso puede descontrolarse cuando se siguen formando nuevas células aunque el cuerpo no las necesite y otras viejas no mueren cuando deberían. Cuando esto ocurre se forma una masa de tejido que se conoce como tumor.

Los tumores pueden ser benignos o malignos, y sólo éstos últimos son cancerosos. Los tumores benignos no suelen diseminarse a otras partes del cuerpo, por lo que éstas células pueden extirparse y en general no reaparecen. Los tumores malignos son cancerosos porque sus células presentan anomalías, esto significa que se dividen sin control ni orden y pueden invadir y destruir el tejido a su alrededor, además de entrar al torrente sanguíneo o al sistema linfático.

 

Factores de riesgo


Esta enfermedad puede generarse como consecuencia de varios factores:

  • Factores genéticos: algunas personas con antecedentes familiares pueden tener mayor predisposición a padecer de cáncer. Sin embargo, el factor hereditario sólo prevalece en un pequeño porcentaje, entre el 5 y el 10 por ciento del total de los casos.
  • Factores ambientales: la contaminación del aire, el agua y el suelo causados por productos químicos pueden también desencadenar un tumor cancerígeno.  
  • Factores relacionados con hábitos y estilos de vida: el consumo de alcohol, las dietas ricas en grasas y la falta de actividad física son los principales factores de riesgo de este grupo. El excesivo consumo de alcohol resulta un factor de riesgo para varios tipos de cáncer, como ser de boca, faringe, laringe, esófago, hígado, colon y recto, mama. Con respecto a la actividad física, diferentes estudios demostraron un nexo entre el sobrepeso y la obesidad y diversos tipos de tumores como los de esófago, colon y recto, mama, endometrio y riñón. También el humo de tabaco provoca diversos tipos de cáncer como los de pulmón, esófago, laringe, boca, garganta, riñón, vejiga, páncreas, estómago y cuello del útero.
  • Factores infecciosos: está demostrada la asociación entre infecciones ocasionadas por diferentes virus y el cáncer. En los países subdesarrollados el Virus del Papiloma Humano (VPH), que se transmite por relaciones sexuales, es el principal factor de riesgo de este grupo asociado con el cáncer de cuello de útero. Sin embargo la infección por VPH, aunque es necesaria, no es suficiente para desarrollar este tipo de cáncer.
    También el Virus de la Hepatitis B (VHB) puede provocar cáncer hepático. Se estima que, a nivel mundial, un 25 por ciento de los adultos con infección crónica adquirida en la infancia mueren de cirrosis o cáncer hepático relacionados con el VHB. La transmisión de este virus es a través del contacto directo de sangre a sangre, semen o secreciones vaginales de una persona infectada. 
  • Radiaciones: la radiación ultravioleta de los rayos solares puede producir cáncer de piel. Este riesgo es aún más alto en aquellas personas que se exponen al sol sin los cuidados adecuados.
    En los últimos tiempos, expertos se manifestaron preocupados por el empleo excesivo de procedimientos radiológicos y sus posibles efectos carcinogénicos, en especial en niños y jóvenes. Las radiografías, mamografías y tomografías emplean rayos X que son radiaciones ionizantes, lo que significa que tienen la potencialidad de dañar las células. Las ecografías y resonancias magnéticas no utilizan estas radiaciones. 

 

Prevención


Se recomiendan las siguientes pautas:

  1. Seguir una dieta saludable basada en el consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos. Reducir el consumo de grasas de origen animal como fiambres, embutidos, manteca y leche entera, y de ácidos grasos trans como productos de pastelería, snacks y golosinas.
  2. Realizar todos los días actividad física durante al menos 30 minutos.
  3. Evitar el tabaco y los ambientes con humo de tabaco.
  4. Evitar el exceso de alcohol.
  5. Evitar la exposición al sol entre las 10 y las 16 horas, utilizar protección solar y ropa que proteja la piel. Extremar estas medidas para niños menores de 3 años y personas de piel blanca, cabello y ojos claros. Seguir estas recomendaciones durante todas las estaciones del año.
  6. Utilizar preservativos con el fin de reducir el riesgo de infecciones de transmisión sexual. 

En el caso de las mujeres, además, deben adoptar las siguientes pautas:

  1. Realizarse el examen de PAP para diagnosticar a tiempo el cáncer de cuello uterino, en especial entre los 35 y los 64 años. En el caso de que este estudio de resultado negativo durante dos años seguidos, puede seguir realizándose cada tres años.  
  2. En el caso de las mujeres que no tengan antecedentes familiares ni hayan padecido enfermedades en las mamas, entre los 50 y los 70 años deben realizarse mamografías cada dos años.    

Diagnóstico y tratamiento

 

La mayoría de los tumores son asintomáticos en sus etapas iniciales, motivo por el cual son fundamentales los controles médicos. Con una detección temprana, es posible iniciar un tratamiento durante la primera fase de la enfermedad o, mejor aún, antes de su desarrollo, en el momento en que el tumor se encuentra localizado en el órgano de origen sin invasión de otros tejidos. 


Formas de detección:

  • Mediante el reconocimiento por parte de la persona o los médicos de los síntomas y signos tempranos del cáncer.
  • A través del tamizaje, que consiste en identificar en una población sin síntomas, lesiones precancerosas o cánceres asintomáticos por medio de pruebas que pueden aplicarse con facilidad a toda la población.

Es importante aclarar que el cáncer no lleva inevitablemente a la muerte. Más de la mitad de las personas se curan y en otro porcentaje se convierte en una enfermedad controlada que permite al paciente llevar una buena calidad de vida.

Aunque dos personas tengan el mismo diagnóstico de cáncer, los síntomas, tratamientos y evolución son diferentes para cada uno. La mayoría de las personas con este padecimiento pueden llevar una vida prácticamente normal, en algunos casos con más reposo y descanso que otros.  


Tratamiento:

El médico puede optar por un tratamiento o una combinación de los mismos, según la edad y salud general del paciente, tipo y ubicación del cáncer y nivel de extensión de la enfermedad, entre otros factores. El tratamiento, dado que puede dañar células y tejidos sanos, puede causar efectos secundarios que deben ser discutidos entre médicos y pacientes comparando los beneficios probables de destruir las células cancerosas y los riesgos de los efectos secundarios. 

  • Cirugía: consiste en la extirpación del tumor o del tejido afectado. Los efectos secundarios dependen de muchos factores, entre ellos el tamaño y lugar del tumor, el tipo de operación y el estado de salud general del paciente.
  • Quimioterapia: se trata del uso de fármacos para destruir las células cancerosas. Los medicamentos destruyen no sólo las células cancerosas sino también las sanas, por lo que pueden producir fatiga, falta de apetito, nauseas, vómitos, diarrea, llagas en la boca y los labios y caída del cabello. Estos efectos desaparecen gradualmente una vez terminado el tratamiento.
  • Radioterapia: utilización de rayos en altas dosis con el fin de eliminar las células cancerosas en una región determinada del cuerpo. Pueden administrarse de dos maneras: externamente, por medio de una máquina que apunta la radiación a la zona del tumor; o internamente, a través de agujas, semillas o catéteres que contienen sustancias radioactivas que se implantan cerca del tumor. Entre los efectos secundarios de este tratamiento se encuentra la disminución del número de glóbulos blancos en la sangre, que se encargan de proteger al cuerpo de infecciones. Además es común la caída del cabello cuando se irradia la cabeza, la fatiga y el resecamiento de la piel. Estos efectos desaparecen al finalizar la terapia. 
  • Terapia hormonal: se utiliza para tratar ciertos tumores que dependen de hormonas para su crecimiento, como el cáncer de mama y de próstata. Se basa en el uso de fármacos que detienen la producción de ciertas hormonas o bien, cambian la forma como funcionan las hormonas. Los efectos secundarios que pueden ocasionar son cansancio, aumento de peso, náuseas, vómitos y cambios de apetito. En base al tipo de terapia que se aplique, estos efectos pueden ser temporales, durar mucho tiempo o ser permanentes.
  • Terapia biológica: esta terapia utiliza directa o indirectamente el sistema inmune del cuerpo para combatir la enfermedad a través de sustancias como vacunas o interferón (proteínas producidas naturalmente por el sistema inmunitario). Puede causar fiebre, dolor de músculos, debilidad, falta de apetito, náuseas, vómitos, diarreas y erupciones de la piel. Estos síntomas desaparecen al finalizar el tratamiento.
  • Terapias blanco: se trata de nuevos agentes, en general anticuerpos monoclonales y pequeñas moléculas, diseñadas en el laboratorio con el fin de bloquear puntos críticos en las células tumorales y, de esta manera, interferir con procesos importantes para su crecimiento y reproducción. 



Cuidados paliativos

 

Estos cuidados están destinados a que las personas cuya enfermedad no tiene un tratamiento curativo, puedan tener la mejor calidad de vida. Esto incluye el alivio del dolor y otros síntomas derivados tanto de la enfermedad como de los efectos secundarios de los tratamientos. 

En el caso de las personas que padecen cáncer, los cuidados paliativos deben ser implementados desde el momento del diagnóstico en forma continua. Otro de los aspectos fundamentales de estos cuidados tiene que ver con el acompañamiento y la atención de los aspectos emocionales, espirituales y sociales del paciente. Como así también el evitar exploraciones diagnósticas y esfuerzos terapéuticos que no resultarán útiles en función de la evidencia disponible. Es muy importante que los profesionales de la salud trabajen en conjunto con los pacientes y sus familiares en cuanto a la toma de decisiones terapéuticas.

 

Fuente: Instituto Nacional del Cáncer de la Argentina, 
Ministerio de Salud de la Nación

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