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Características de los niños de 6 años y 9 meses

Tu hijo crece y el avance de su lenguaje y su curiosidad van de la mano; ahora puede poner en palabras todas sus inquietudes.

A esta edad, los chicos son coleccionistas natos: las figuritas, los libros y todo lo que integre una colección los atrae especialmente. Aunque algunos de estos productos sean muy comerciales y tengan un fin cuando “se completa el álbum” es bueno acompañar a tu hijo en el inicio de un hobby que puede durarle toda la vida: coleccionar monedas, estampillas, pisapapeles, caracoles, etc. le brinda un interesante pasatiempo y le permite aprender muchísimo clasificando, contando e investigando sobre la temática de su colección.

Tu hijo crece y el avance de su lenguaje y su curiosidad van de la mano; ahora puede poner en palabras todas sus inquietudes: si Dios existe, por qué se muere la gente, si los perros piensan, por qué hay hombres que se casan con hombres, por qué hay gente pobre, etc. Nunca te enojes por sus preguntas, demostrale que puede hablar con vos de cualquier cosa y así sentarás las bases para una comunicación fluida, tan importante en la adolescencia. A la hora de responder, es importante ser concreto, porque aunque te haga preguntas abstractas, todavía no comprende las respuestas al mismo nivel. Y aunque te parezca gracioso y encantador lo que haya preguntado, siempre tomá muy en serio sus preguntas y no se las relates a otro adulto en su presencia sin previa autorización.

Esta imposibilidad de entender respuestas abstractas se relaciona con su imposibilidad para “ver los grises” de las situaciones: todo es “o blanco o negro”. Por ahora, este tipo de pensamiento ayuda a los chicos a organizar y controlar su mundo; en la medida que crezca irá pudiendo ver las situaciones desde diferentes perspectivas. Mientras tanto, cuando él recurra a los “vos nunca me comprás… o nunca me dejás” o “vos siempre…”, es bueno recordarle el evento de la semana pasada que contradice su generalización.

Con respecto al juego, si bien ya puede participar en juegos reglados más complejos, la idea del “juego justo” todavía es materia de aprendizaje para los niños de seis años y necesitan la ayuda de los padres para no burlarse de los demás cuando ganan así como para ser buenos perdedores. Por eso es importante ofrecerle muchas oportunidades de jugar, también, a juegos no competitivos y, cuando sí lo sean, acordar antes algunas reglas: por ejemplo que no se abandonará el juego porque se va perdiendo, que no se hace trampa y que no se burla a los perdedores.
Los rompecabezas para armar entre varios son un ejemplo de juego en el que todos ganan poniendo lo mejor de cada uno.

Es una edad en la que muchos hábitos se consolidan, también hay que estar atentos a los malos hábitos: comerse las uñas, morder o chuparse la ropa, meterse los dedos en la boca o en la nariz persistentemente, son hábitos frecuentes en los niños de esta edad que muestran cierto nivel de estrés. Es importante saber que el hecho de señalarles que dejen de hacerlo no es efectivo, por el contrario: refuerza la costumbre.



Se puede hablar del tema tranquilamente en algún momento, explicarle que morderse las uñas puede producirle una infección o meterse los dedos le puede hacer sangrar la nariz, pero no más que esto. Por lo general, este tipo de hábitos desaparecen cuando los chicos son más grandes y encuentran formas alternativas de manejar las situaciones que los ponen nerviosos.

Si tu hijo tiene tarea que hacer, es importante que tenga destinado un lugar en la casa donde poder hacerla tranquilo, con buena luz y sus útiles a mano. Acostumbrarlo a esto sentará las bases de sus futuros hábitos de estudio. Con respecto a cuánto ayudarlo con sus tareas escolares, una buena idea es conversarlo con la maestra en la primera reunión de padres.

De todas formas, como orientación, hay que tener claro que una cosa es estar disponible para resolver una duda y otra es sentarse a hacer el trabajo con ellos paso a paso o hacérselo directamente. Las dos últimas opciones son, claro, las que menos ayudarán a tu hijo a ser independiente con sus tareas.

Hacia el final de los seis años –aunque a veces sucede un poco antes o un poco después- comienza a aparecer cierto sentimiento de pudor: por ejemplo, los niños no quieren que los miren al bañarse o no quieren salir del baño desnudos. Esto es perfectamente normal y es importante respetarlo, aunque también hay que saber que será fluctuante hasta que se establezca definitivamente.

Hay que acompañar esta etapa respondiendo a todas sus dudas y explicándoles que deben cuidar su intimidad, que nadie puede ver sus partes privadas ni hacer con su cuerpo cosas que él no quiera, y que debe pedir ayuda si eso llegara a suceder.
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