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Cómo cambia la amistad con la llegada de los hijos

Con la llegada de los hijos todo cambia, y la amistad no se queda afuera. ¿Cómo reconstruir o mantener los lazos cuando no hay tiempo para nada?

De pronto, con la llegada de los hijos, te das cuenta de que ya no es tan fácil charlar con esa amiga con la que compartías horas y horas de conversación; que si se juntan, concentrarse en la charla con un bebé demandando o un niño corriendo de acá para allá es una tarea ciclópea; que aunque se prometieron no resignar esos espacios de encuentro o de largas llamadas, ahora es casi imposible coordinar para verse y ya no hay tiempo, ni brazos, para hablar por teléfono... En medio de este panorama, es normal preguntarse si algún día recuperarán los espacios perdidos y cómo seguir cultivando la amistad si hace tiempo que no se ven.

En principio, es importante aceptar que la llegada de los hijos impacta en todas las esferas de la vida y que la amistad no está exenta de este impacto. Recuperar lo que se tenía antes tal vez sea complicado, por no decir imposible, pero si en vez de en “recuperar” se pone el foco en “reinventar”, la historia puede cambiar.

 

Si vos sos la mamá del grupo


Cuando hay más de una madre en el grupo de amigas las cosas suelen ser más sencillas porque pueden compartir vivencias, encuentros con pareja e hijos, jardines, vacaciones y otras actividades vinculadas con los chicos que las unan, además del plus de que ellos se entretengan jugando juntos mientras las mamás charlan. Pero si en el grupo de amigas no hay más madres que vos, puede ser difícil dedicarle un tiempo sin hijos. Y aunque a veces es lindo compartir esos encuentros con tu bebé, no es lo mismo sentarse a charlar cuando hay un pequeño que demanda atención constantemente.
 
En todos los casos, conservar un espacio con las amigas es fundamental.  Si bien las amigas que no son madres deben comprender que ahora las cosas son distintas, que armar una salida juntas requiere de más tiempo y organización, que a veces lo más seguro es que incluya pañales y que tengan que ser ellas las que vayan a tu casa, también es importante que, ni bien puedas, dediques aunque sea dos horas para salir solo con ellas, armes un plan sin bebés y las veas en un ámbito distinto.

Pueden ir a cenar cerca de tu casa, si es que tu hijo es chiquito y todavía no te animás a alejarte mucho de él, al cine, al teatro, a un concierto o a alguna muestra de arte que les guste. Este tipo de salidas no solo significan más tiempo para cultivar la amistad sino que también permiten correrse, aunque sea un rato, del tema “maternidad” que tanto acapara, hablar de otra cosa y descansar la mente.

La adaptación a esta nueva realidad puede llevar tiempo tanto para la que se convirtió en madre como para sus amigas, pero aislarse o dejar de verse no tiene por qué ser el resultado de este proceso. Por supuesto que va a haber programas que ya no puedan compartir, que los tiempos dedicados no serán los mismos, pero la amistad es un ida y vuelta, y si está consolidada ambas partes cederán para poder reinventar este vínculo y recrear oportunidades para seguir alimentándolo.

Mi amiga fue madre, ¿y ahora?


Si es tu amiga la que tuvo un hijo y, por más que te parezca insólito y quieras a ese bebé tanto como a ella, no podés dejar de sentir nostalgia por ese espacio perdido, esas largas charlas y esas salidas sin horario, la paciencia y la predisposición son clave.

Tu amiga te sigue necesitando tanto o más que antes, aunque hable todo el día de su bebé y su energía esté pura y exclusivamente puesta en él, y esta etapa también pasará.  Mientras tanto, seguro te va a agradecer que de vez en cuando la “obligues” a salir un poco para despegarse de la rutina de la casa, el trabajo, etc. y que no dejes de proponerle encuentros aunque muchas veces te diga que no puede.

La maternidad es un gran cambio y organizarse lleva su tiempo, pero esto no significa que las ganas de verse hayan desaparecido, todo lo contrario, en esta nueva etapa la amistad puede consolidarse y, aunque breves e interrumpidos, los encuentros pueden ser más enriquecedores que antes.

 

Nuevas amistades


Con la llegada de los hijos puede suceder que algunas amistades vayan quedando en el camino porque ya no hay puntos de encuentro, sintonía o intereses en común, y esto también es normal. Lo importante en estos casos es no aislarse y generar nuevos vínculos.

En grupos posparto, en el jardín, en la escuela o el club si los chicos son más grandes, se puede armar un lindo grupo de madres y amigas que compartan las mismas vivencias y con quienes sentirse identificada.

A veces, una gran amistad puede llegar con la adultez, por eso hay que estar abiertas a nuevas posibilidades, a conocer gente nueva y generar espacios de encuentro para no perder esta gran oportunidad.


Asesoró: Lic. Santiago Gómez, director
de Decidir Vivir Mejor y del Centro de Psicología Cognitiva

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