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¿Cómo evitar la violencia? Claves para criar con amor

Como padres tenemos la responsabilidad de criar desde el amor, el cuidado y el respeto para evitar que la violencia sea un recurso necesario en nuestros hijos. ¿Cuáles son las claves para lograrlo?

Más allá del golpe o el insulto, hay diferentes formas de ejercer violencia a las que tal vez no estemos tan atentos. Ser cuidadosos con el trato, respetarnos entre adultos y respetar a nuestros hijos desde que nacen es fundamental, porque las conductas violentas en ellos no son más que un reflejo de nuestras propias conductas.

Como en muchos casos la violencia está expresada desde actitudes que tomamos como “normales”, es fundamental saber qué hacer y qué no.

  • Mirarlos siempre desde el amor y la comprensión y estar atentos a sus necesidades: La falta de mirada, de atención hacia el niño, y la mirada constantemente desaprobatoria son actitudes violentas de por sí.
  • No enfocarse en el error: Un niño que no es criado desde sus posibilidades sino que siempre es mirado desde el error y desde lo que hace mal es un niño que se va reconociendo en lo que le falta, en lo que no puede, y eso genera mucha angustia. Y un niño angustiado se porta mal, es ansioso y tal vez responde de una manera violenta ante situaciones de la vida cotidiana, porque no es sostenido y reconocido en una mirada que lo valore.
  • Enseñarles que no se puede todo cuando y como lo desean: Niños que han sido satisfechos en todas sus necesidades y sus deseos y no han tenido margen de espera, de tolerancia a la frustración, son niños que también pueden reaccionar de una manera violenta cuando no logran aquello que desean, en el momento que lo desean. Cuando los niños se van socializando y van incluyéndose en espacios donde hay un “para todos”, tienen que renunciar, esperar, postergar su deseos, y si no aprendieron eso en los primeros años de vida, les va a costar mucho y lo más seguro es que reaccionen de manera violenta cuando tengan que hacerlo.

  • Poner límites: Un límite ordena, organiza, da soporte, sostiene, y el amor justamente tiene que ver con la capacidad de poder poner límites. Que haya una situación de asimetría donde el niño sienta que hay un adulto que responde por él, que lo protege, y que no está aislado ni solo, va constituyendo personas con recursos para poder tolerar ciertas cosas que la vida y la cultura les van a proponer permanentemente.
  • Evitar los gritos: El grito es algo violento cuando se convierte en un modo habitual. Por supuesto que en una situación de riesgo físico uno muchas veces se desborda y para alertar al niño le grita, pero no debería ser un recurso cotidiano. Si el grito se convierte en un modo de funcionamiento familiar, pasa a ser un modelo de relación, y un niño no aprende con los gritos, tal vez obedece, se adiestra, pero no comprende.
  • Enseñarles a expresar sus emociones: Es importante poder poner en palabras las emociones, empezando por uno mismo. Por ejemplo, si un niño ve a sus padres de mal humor lo más seguro es que sienta que están enojados con él, por eso hay que explicarle diciéndole algo como “papá no esta bien, hoy no está contento, tuvo un problema, pero no es con vos…”.  Prestarle palabras al enojo, la tristeza, la frustración es un recurso para evitar la violencia, porque una persona que puede hablar sobre lo que le pasa no necesita recurrir a ella para expresarlo.


Asesoró: Lic. Alejandra Libenson, psicóloga y psicopedagoga,
autora de Criando hijos, creando personas
y Los nuevos padres

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