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¿Cómo preservar la intimidad de la pareja cuando el bebé aún duerme en nuestro cuarto?

Las parejas deberían tener siempre reservados para la intimidad, lugares especiales. Esto fue así durante toda la historia de la sexualidad.

En situaciones "normales", se requiere de cierta intimidad, para ejercer la intimidad.

Las personas, a diferencia de los animales y de ciertas prácticas diversas que existen entre los humanos -sexo grupal etc.- habitualmente no estamos manteniendo relaciones sexuales delante de otras personas.

Tener sexo en un cuarto donde hay alguien más, sea un bebé o no, escapa a esta costumbre cultural, de practicarlo a solas.

Hasta ahí, es así de sencillo.

Muchas veces la pregunta es si esto puede dejar secuelas en los niños.

Esto es muy difícil de medir, ya que no se tiene de esas etapas una memoria consciente que pueda manifestarse con palabras, pero los especialistas sí detectamos ciertas inhibiciones en gente que por algún motivo, ha "participado" de la intimidad de los padres, aún sin "recordarlo".



Por mi parte, no considero adecuado que los bebés compartan el espacio de la sexualidad de la pareja en ninguna circunstancia, ni de ningún modo, no es positivo ni para el bebé, ni para la pareja en sí.

A esto no debería haber excepciones, ni vacaciones, ni nada.

Desde que los papás reciben la indicación pediátrica de mantener al hijo en la habitación hasta 6 o más meses, (esto es en estos últimos años), lo que observo claramente en el consultorio, son parejas deslibidinizadas (sin ganas de tener sexo), que no han podido reanudar con placer o plenitud su contacto sensual y erótico.

La determinación de la Pediatría es a fin de cuidar al bebé, de sumar un elemento de cuidado más, para evitar el riesgo de una muerte súbita, pero esto trae consigo aparejadas otras pérdidas, quizás menos espectaculares pero pérdidas al fin, que hacen también a la vida del bebé.

Un bebé necesita, si tiene mamá y papá, que estos estén plenos en su vínculo para que lo cuiden con más fuerza y contención.

Es como una paradoja, no queremos arriesgar al bebé, pero sí arriesgamos a la pareja.

Una posible solución es hacer un camino intermedio donde, si bien el bebé pase la noche con los papás, esté ya en su cuarto, en otros momentos del día y hasta la última mamada.

Esto es que la pareja sepa que cuenta con la recuperación de su cama, su espacio, sus luces, su música etc. al menos en otros momentos del día y recién comenzada la noche.

O bien practicar sexo en otros espacios de la casa -si los hubiera-, de los que no tenga por que ser partícipe nadie más.

Desde que nos hacemos padres, la sexualidad de la pareja se ve afectada y es responsabilidad de la misma darle el lugar que merece y cuidar ese vínculo que a la larga, es el motivo del bebé y el sentido de esa familia nueva.

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