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Control Z: una oportunidad para hablar con nuestros hijos

La serie mexicana Control Z nos da la oportunidad de analizar algunas señales de alerta a las que cualquier padre, madre y/o docente debe estar atento: privacidad, uso de móviles, ciberbullying, desafíos virales y más.

 

Privacidad y uso de dispositivos móviles

La información y los archivos almacenados en nuestros equipos personales son privados, o al menos deberían serlo. Aun así, la posibilidad de que aquello sea robado, o que simplemente se pierda, existe. Si algo nos dice la serie aquí tratada, es que mucho de lo que sucede en el día a día de los jóvenes transcurre en una pantalla, y el drama que se desata también tiene su origen allí. Como adultos responsables, es importante estar al tanto de qué es lo que nuestros hijos/as comparten en público y con quiénes lo hacen, pero sin abusar de nuestro poder, recurriendo al diálogo y no a la vigilancia de sus actividades privadas. Tampoco debe perderse de vista la posibilidad de que el contenido viralizado sea generado por el propio usuario de manera consciente, aunque sin considerar los riesgos asociados. Hablamos por ejemplo del sexting, práctica que consiste en compartir mensajes, fotografías, videos u otro tipo de material de índole sexual a través de servicios de mensajería o redes sociales. Así lo vive en la serie el personaje de Pablo, luego de que sus fotos fueran filtradas a todo el colegio cuando la verdadera intención era que permanecieran entre él y la persona a quien se las había enviado.

Se desprende de esto otra lógica clave del mundo digital: una vez que la información fue compartida, es imposible eliminarla. Aludimos aquí al concepto de Huella Digital. Nada que esté subido a Internet es realmente privado, y si bien pueden pasar años desde que algo se hizo público, siempre existirá la posibilidad de que lo que alguna vez estuvo ante la vista de muchos resurja, y afecte al usuario o a su entorno de forma directa. Lamentablemente, las consecuencias no se limitan a la filtración de contenidos privados o al abuso en el tiempo de uso de los equipos. Nuestras vidas son cada día más públicas y digitales, y mucho de lo que sucede en línea tiene un impacto directo en el plano físico. Cuanto más jóvenes sean los usuarios, más difícil será diferenciar una realidad de la otra.

 

Ciberbullying y extorsión

Quizá sean estos dos los verdaderos protagonistas de la serie. Los casos son varios y repetidos, y afectan a cada uno de los personajes. Cada secreto revelado deviene en un motivo de burla y/o humillación, y aquí el acoso no solo reside en el mundo digital, sino que se proyecta también dentro de la escuela. ¿Los motivos? Tan amplios y diversos como puedan imaginar: género, sexualidad, asuntos familiares, aspecto físico, timidez y más. Es probable que algunas de las escenas sean algo extremas, y que en una escuela como la que nos presenta Control Z de escenario no se llegue a los alarmantes niveles de violencia retratados, por ejemplo, en la pelea que se desencadena en el tercer capítulo de la serie. También es probable que la reacción de los docentes y directivos, prácticamente nula en la serie, llegue más temprano y con mayor determinación. Lo que no debería resultar sorpresivo son los motivos ya mencionados que devienen en ciberbullying/ ciberacoso a lo largo de la historia, como tampoco el grado de daño psicológico que esto puede causar en jóvenes en edad escolar. Tampoco debe perderse de vista que la violencia física es, en varias ocasiones, consecuencia directa del acoso en redes, y que la escuela no es el único ámbito en que los jóvenes se cruzan. Es importante destacar que el bullying o acoso escolar no solo es un fenómeno dañino y lamentable contra el que debe lucharse regularmente dentro del ámbito educativo, sino que está también considerado como una vía de vulneración a los derechos según la Convención de los Derechos del Niño adoptada por las Naciones Unidas. A partir de ella, diversos países dictaron leyes para proteger los derechos de los jóvenes y asegurar Desde el momento en que los niño/as recibe su primer móvil, es crucial designar usos permitidos y aconsejarlos al respecto de qué es lo que pueden hacer con él, cuáles son sus riesgos y cómo pueden mantenerse al margen de ellos. Control Z no solo hace evidente un uso abusivo de dispositivos móviles, sino un mal uso de ellos. En lugar de ser aprovechados como herramientas positivas, son el medio elegido para humillar y hostigar a sus propios compañeros y amigos. el pleno desarrollo de su personalidad. Al volver sobre la serie, es evidente que el personaje más afectado por esta situación es el de Luis. Sin ahondar en su propio desenlace, la madre del personaje hace referencia a este marco legal a poco de finalizar el capítulo dos de la serie: “Ya sabe que el bullying es un delito, ¿verdad?” Ahora bien, a raíz de la propia trama, la extorsión ocupa el primer plano de la historia. Uno de los alumnos del Colegio Nacional logra un control absoluto sobre el accionar de sus compañeros a la vez que mantiene su identidad oculta. Además, consigue hacerlo gracias a la colaboración de personal de la escuela. ¿Qué probabilidades hay de que esto ocurra realmente? Pocas. Es de esperar que un miembro de la institución no acceda a ayudar a un joven estudiante que le propone vulnerar la red Wi-Fi del establecimiento. ¿Pero qué tan viable es lograr esto último? Efectivamente, las redes públicas y/o inseguras están expuestas a distintos tipos de ataque. Durante el capítulo dos de la serie, se oye a Bruno, el jefe de sistemas, decir que, debido a las medidas de seguridad adoptadas por la junta directiva, “cualquiera que se meta al Wi-Fi del colegio puede estar expuesto”.

 

Retos virales: sonría, lo estamos filmando

Pareciera que la tendencia de sumarse a estos desafíos virales que tan populares se han vuelto es cada vez mayor, y el surgimiento de redes como TikTok no hacen más que impulsarlos. Ya hemos hablado de los riesgos de estos famosos retos, pero Control Z vuelve a refrescarnos la memoria, tal vez de forma poco sutil. Si ‘@_Todostussecretos_’, el usuario que extorsionaba a los estudiantes, les pide que salten desde un techo para que sus intimidades no salgan a la luz, los personajes lo hacen; tal es el caso de Sofía durante la fiesta de Raúl en el cuarto capítulo. Si un rito de iniciación para entrar al equipo de futbol implica lanzarse a una piscina desde varios metros de altura para luego compartir el video, como propone Javier en el sexto capítulo, también lo hacen; y reforzamos en este punto el concepto de huella digital mencionado anteriormente. Aquí no hablamos de fatalidades, pero los resultados no siempre son los esperados. Es real y evidente que los retos que dan vueltas por internet no siempre resultan para cada quien que los pone a prueba. Los riesgos varían de acuerdo a los requisitos del desafío; muchos ponen en juego la reputación de los jóvenes, otros ridiculizan algún aspecto de quienes lo realicen, y otros tantos efectivamente ponen en peligro la integridad física de sus participantes. Lo cierto es que los retos existen, y la popularidad es un capital deseado y buscado por gran parte de los adolescentes que habitan el mundo digital. Si bien hay muchos aspectos de la vida de los personajes que Control Z lleva al extremo y que no deben despertar el miedo, es importante entender que mucho de lo que allí se retrata sucede, y que lamentablemente los temas abordados son o han sido parte de la vida de muchos jóvenes. Comprender cómo funciona el mundo digital, dialogar con los menores y supervisar su uso de las redes son las medidas más básicas que puedes aplicar como madre o padre. Presta atención a algunas señales de alerta: pocas ganas de asistir al colegio; expresiones de temor o incomodidad o falta de respuesta al mencionar un sitio, un nombre o un simple “qué tal estuvo tu día”; actitudes de burla y tal vez algo violentas al referir a algún/a compañero/a; entre otras. Asegúrate de que tu hijo/a no sea víctima, pero tampoco victimario. Haz de internet una herramienta y una aliada a la hora de criar a tus niños/as y disfruta de un entorno social y digital seguro. 

 

  Por Digipadres

 

 

Niños Tecnología y familia