Pasar al contenido principal

Cuando el corazón nos duele

Llega un determinado momento del mes donde se nos viene el mundo abajo. Ya unos días antes de la llegada de nuestra enemiga más íntima (léase, menstruación) empezamos a comportarnos de una manera extraña... Del Blog* Patas para arriba: buscando a nuestro retoño hace 6 años". "

Llega un determinado momento del mes donde se nos viene el mundo abajo. Ya unos días antes de la llegada de nuestra enemiga más íntima (léase, menstruación) empezamos a comportarnos de una manera extraña. Todo lo hacemos con más cuidado, porque tal vez ya esté bebé con nosotros, nos cuidamos de tomar alcohol, de hacer movimientos bruscos o actividades físicas que puedan hacernos mal en caso de estar ya embarazadas. Y de golpe, vas al baño y zaz… la ves, la muy turra apareció sin darte ningún aviso. O puede ser todo lo contrario, una semana antes te desquitas con todo, tomás, comés, hacés actividad, porque estás con un SPM (Síndrome Pre Menstrual) asfixiante y sabes que te va a venir. Pero por qué tenés que hacerme sufrir tanto yegua? Quiero ir al baño y verte, no sufrir una semana antes!!

Pero a pesar de todo, sea el caso que sea, cuando llega, cuando nos enfrentamos con esa realidad, el corazón se nos estruja. Son muchos los motivos, si me pongo a enumerarlos (los míos), creo que la entrada sería demasiado larga, pero acá van algunos: La angustia de saber que otra vez no fue, la preocupación por no saber qué nos pasa y por qué no podemos lograrlo, el temor a que nunca llegue ese día (porque parece ser que esa es la última oportunidad), tratar de recuperarme rápido para que mi marido no se de cuenta lo hecha papilla que estoy ( a veces lo logro y otras no tanto), tratar de no tener que ir a casa de mis suegros en los primeros días para que no me miren con cara de pena y puedo seguir…

Entonces me pongo linda, me maquillo un poco, me pongo alguna prenda que me guste y enfrento el día de otra manera. Aunque por dentro sienta que mi corazón se rompió (una vez más) y que tal vez no sea la última vez que me duela, le pongo una sonrisa a mi cara y ahí voy. Llega mi marido, pregunta, porque él siempre pregunta (sabe las fechas) y yo, con mi mejor cara le digo "me vino" y ahí me preparo para ver la decepción en la suya, porque aunque no me lo diga, aunque no lo vea llorar, yo sé lo mal que la pasa cuando me indispongo. Su corazón también se rompe, por no haberlo logrado y porque sabe que yo pasé por unas horas angustiantes y me preparé para que cuando él llegara me viera sonreír.

En todos estos años aprendí que no soy yo sola la que lo sufre, él también. Que no es mi corazón solo el que duele, si no el de los dos. Este camino es imposible de llevar si no tenemos un buen compañero a nuestro lado. Esa persona va a sufrir lo mismo, su corazón se va a romper mes a mes y si nos damos cuenta de esto y encontramos del otro lado la contención necesaria para seguir adelante, encontramos al compañero perfecto.

Cuando el corazón duele no se puede hacer más que dejarlo latir despacio, esperar al otro corazón y que juntos, comiencen a curarse para volver a enfrentar el nuevo ciclo que comienza.

Por eso, no nos olvidemos que nuestros maridos, a su manera, sufren como nosotras y necesitan también de nuestro apoyo.

Gracias por leerme, y ya saben, la que guste opinar o contar su experiencia, siempre es bienvenida!

*Del Blog Patas para arriba, de Cande A

Quedar embarazada Análisis y Tests Buscando el embarazo Infertilidad