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Cuando los chicos muerden y pegan (hasta los 2 años)

Entre el año y los dos años, puede aparecer el gesto de pegar o el hábito de morder a sus padres, hermanos y/o compañeritos del jardín maternal como una necesidad del niño de comunicar sus sentimientos y de no encontrar otra manera para hacerlo.

Mientras son bebés, el morder se explica en relación a la importancia que tiene a esta edad la zona oral: Los chicos se alimentan, conocen y disfrutan al llevarse a la boca los objetos y, durante esta etapa, también al morderlos. Si bien hay que señalarles claramente que no se debe morder, no hay que enojarse ni retarlos ni mucho menos darles discursos que no comprenderían.

Cuando son más grandecitos –entre el año y los dos años-, puede aparecer el gesto de pegar o el hábito de morder a sus padres, hermanos y/o compañeritos del jardín maternal con una intención más agresiva, pero siempre enmarcada en la necesidad del niño de comunicar sus sentimientos y de no encontrar otra manera para hacerlo. Pueden estar molestos porque tienen sueño y justo en ese momento ocurre algo que los perturba, entonces reaccionan como pueden.

La pelea por un juguete o la rabieta frente a un permiso que se les niega puede motivar el mordisco o el golpe. Pero hay que tener claro que los chicos que muerden o pegan no son "malos", sí necesitan que sus padres y maestros les vayan enseñando a resolver sus necesidades y a concretar sus deseos de formas no violentas.

Sacarlos de la escena de juego y hacerlos pedir perdón –aunque a los dos años sea nada más que un acto repetitivo, en algún momento hay que empezar, y bien puede ser ahora- , así como felicitarlos cuando prestan y comparten juguetes o cuando –con ayuda- logran evitar la agresión, son algunas de las posibilidades a la hora de formar hijos no-violentos.

En todo momento –y especialmente a esta edad- es importante que los padres sean consecuentes con sus acciones y no les peguen a sus hijos ni siquiera un chirlo en la cola o en la mano, porque si no el mensaje sería contradictorio y los chicos van a hacer lo que ven hacer y no lo que se les dice que hay que hacer.

Por otra parte, hay que señalar que, aunque es normal que en esta etapa los niños peguen y muerdan de vez en cuando, no todos lo hacen. Y que si se vuelve una actitud muy frecuente que los padres no pueden controlar y que les preocupa, siempre contiene recurrir a la orientación de un profesional.

Bebés Crianza, familia y educación