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Dieta y actividad física: una buena combinación

Para adelgazar, es importante organizar un plan que, por un lado, disminuya la entrada de calorías y, por otro, aumente el gasto calórico para armar una ecuación cuyo resultado sea el descenso de peso. La dieta y el ejercicio son las herramientas para lograrlo.

Proponerse bajar de peso implica poner en juego algunas estrategias para lograrlo, y si bien la más difundida es la dieta, las posibilidades de éxito son mucho mayores cuando al menú de bajas calorías se le suma el gasto calórico que implica el ejercicio físico.

Si de bajar de peso se trata, la mejor actividad física es la aeróbica: La cinta, la bicicleta, la natación, la caminata y el trote son fundamentales y el tiempo de duración del ejercicio siempre debería superar la media hora, para que la grasa comience a utilizarse como combustible.

Partiendo de un chequeo médico que haya dado normal y de las indicaciones de una nutricionista que elaborará el plan de alimentación más adecuado según el caso, se puede iniciar la actividad física. Ahora, si existe un gran sobrepeso, el ejercicio deberá ser adaptado y de bajo impacto: A una persona hiperobesa le convendría empezar con natación o con bicicleta, que no tiene impacto sobre las articulaciones y después empezar a caminar y avanzar a partir de ahí.

Y los beneficios de la actividad física van mucho más allá del gasto calórico que se produce durante el ejercicio, porque según el profesor, cuando se incorpora masa muscular al cuerpo, el descenso de peso es más duradero, porque el músculo, que consume muchas calorías para mantenerse, se transforma en una especie de máquina de quemar grasa.

Además, el trabajo muscular ayuda a tonificar la piel, que suele quedar fláccida después de un gran descenso de peso y evita el “efecto rebote” que se produce cuando la persona llega a su peso ideal y empieza a incorporar más calorías a su dieta.

La actividad física y la dieta, entonces, son las dos armas más importantes en la lucha contra los kilos de más. Ganar esta batalla es necesario, más allá de las cuestiones estéticas, para tener una mejor calidad de vida, prevenir enfermedades y lograr un buen estado de salud general.


Asesoró: Javier Domínguez, profesor nacional de educación física.