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El masaje en el bebé

Es a través de ella que tenemos contacto con el mundo exterior. Y es también nuestra piel quien nos delimita y nos separa de él.

LA PIEL: nuestra frontera.
Nuestro cuerpo esta envuelto por nuestra piel.
Es a través de ella que tenemos contacto con el mundo exterior. Y es también nuestra piel quien nos delimita y nos separa de él.
Percibimos lo suave, el frío, el calor a través de ella. Y a su vez la piel se manifiesta: nos sonrojamos, nos brotamos, tenemos alergias, erupciones.
Son todas manifestaciones de nuestro cuerpo que se expresan a través de la piel.
El sentido del tacto es el primero que se desarrolla. Es el medio de comunicación predominante en el bebé. Todos los niños responden al modo en que se los toca y mueve.
El masaje en el bebé en primera instancia trabaja sobre la piel y a través de ella repercutiendo en todas las terminaciones nerviosas y los órganos.
Los padres que desarrollan su sentido del tacto y cultivan un estrecho contacto físico con su hijo, generan soltura en la relación mutua ya desde su comienzo y son capaces de apaciguar al pequeño con muchísimas menos dificultades. Se encuentran siempre, literalmente "en contacto" con el hijo o la hija.
Y eso alienta a la seguridad, la confianza y la independencia, además de reflejarse en la personalidad del niño en su relación con su cuerpo y con los demás.

Estimulación temprana y desarrollo