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El sueño del bebé: de 0 a 6 meses

El nacimiento de un bebé cambia todo… especialmente las noches de sus padres: la demanda permanente del recién nacido, las noches en vela y el sueño entrecortado. Sin embargo, no hay que preocuparse, porque a dormir se aprende y es sólo una etapa.

El recién nacido duerme entre 16 y 20 horas por día porque todavía no diferencia el día de la noche y continúa el ritmo intraútero, está básicamente regido por la necesidad de alimentarse y se despierta –casi siempre por hambre- cada dos o tres horas, aproximadamente, según el bebé.

Hasta los 6 meses, como mínimo, y hasta el año en lo posible, se sugiere que el bebé duerma en su cuna pero junto a la cama de los padres, porque se descubrió que esta medida servía para minimizar el riesgo de muerte súbita. El Síndrome de Muerte Súbita del Lactante es una muerte natural que se produce generalmente mientras el bebé de menos de un año duerme en su cuna y que también puede prevenirse acostándolo boca arriba, amamantándolo, no fumando durante el embarazo ni cerca del bebé, eligiendo una cuna con colchón duro y no colocando mantas o muñecos de peluche que pudieran ahogarlo. Manteniendo una temperatura cálida pero no demasiado calurosa en la habitación y efectuando los controles pediátricos necesarios también se minimizan los riesgos.

Una vez que se saca al bebé del cuarto de los padres es indistinto que duerma solo o que comparta la habitación con otros hermanos. El hermano mayor puede despertarse las primeras noches por el llanto del bebé, pero después se acostumbra.

A partir del tercer mes la pausa de la noche empieza a extenderse y puede llegar a las cuatro horas, pero es posible que duerma de 21 a 01, lo que no signifique un gran avance para el descanso de sus padres. Sin embargo, hay que entender que el sueño es un proceso que  tiene que ver con la maduración de todo el sistema nervioso.

En el recién nacido, el sueño es caótico, pero de ahí se pasa a la extensión de la pausa de la noche a partir del tercer mes, los espacios entre mamada y mamada también se van ampliando –pasa de las dos a las tres horas- y, de a poco, el sueño de la noche se va extendiendo de a media hora y a los seis puede dormir entre cuatro y seis horas de corrido -pero siempre a partir de las nueve de la noche, no hasta el otro día-.

Y si bien el sueño es un proceso madurativo, establecer ciertas rutinas ayuda: desde el nacimiento se puede acostumbrar al bebé a bajar el nivel de actividad a partir de las ocho de la noche, por ejemplo, a llevarlo a esa hora al lugar donde va a dormir y a encender una luz tenue. Aunque al principio parece que no tiene sentido, el bebé va a ir incorporando esta rutina de a poco.

Bebés El sueño del bebé