Pasar al contenido principal

El upa

Es notoria la tranquilidad y placidez que evidencia el recién nacido cuando su mamá lo pone en contacto piel a piel, pero ¿malcrío a mi bebé si lo tengo a upa?

Varios estudios han demostrado que hacia el final de la gestación los bebés ven, escuchan, huelen y tienen un gran desarrollo del sentido y del tacto. Y por esto es que durante los primeros 90 minutos de vida, tanto la madre como su recién nacido viven en un período de extrema sensibilidad al contacto, pocas veces aprovechado a fondo. 


El encuentro natural madre-hijo:

 

Lo que sucede en la sala de partos cuando a las madres se les entrega un hijo apenas nacido, es que ellas lo toman, lo miran, lo abrazan, lo besan, lo recorren con las yemas de los dedos, le ofrecen el pecho y luego de repetir muchas veces esta ceremonia lo acuestan tiernamente a su lado. A la vez, en ese mismo ritual se aprecia que los bebés siguen atentamente el rostro de la mamá, mueven la cabecita rítmicamente al son de su voz, se detienen cuando ella calla, lamen el pezón cuando se lo ofrecen y se los observa plácidos y con los ojos llenos de asombro cuando los ponen en contacto piel a piel.

 

El contacto temprano padre-madre-hijo:

 

Sumado a lo anterior, las madres afirman que la compañía cercana y amorosa de su pareja en la sala de partos, tanto durante el trabajo de parto como cuando les entregaron a su hijo, las hizo sentir:

  • Más seguras
  • Más confiadas
  • Más alegres y con una comodidad interior difícil de definir, pero que les permitió afrontar mejor ese crucial momento y disfrutar intensamente el primer encuentro con su hijo.

Que esta unión hijo-madre-padre se lleve a cabo precozmente es de vital importancia para que esa nueva familia comience a establecer normalmente sus raíces afectivas (vínculo).

 

El recién nacido y el contacto:

 

Es notoria la tranquilidad y placidez que evidencia el recién nacido cuando su mamá lo pone en contacto piel a piel y si bien esto es explicado actualmente por la neurobiología (neurotransmisores), nadie puede negar que ese placer proviene de haber estado todo el embarazo (upa interior) en contacto íntimo y que, a merced de ello, desarrolló una gran sensibilidad táctil que sus padres y familiares tendrán que colmar ahora que está afuera con:

  • Besos
  • Caricias 
  • Abrazos y fundamentalmente UPA

Por eso, el upa debe interpretarse como una expresión de amor comprendida por el niño como necesaria porque se siente:

  • Comunicado
  • Confortado
  • Comprendido 
  • Contenido y unido a sus padres

Nada sucede porque sí:

 

Dada la gran sutileza de este mecanismo comunicativo, podemos pensar que solo la naturaleza pudo programar un método tan simple para que los padres e hijos pudieran establecer líneas de comunicación sólidas, efectivas.

Por ejemplo, está comprobado que el estrecho contacto familia-hijo estimula:

  • La formación del vínculo afectivo
  • El desarrollo de la confianza en sí mismos 
  • La adquisición de una autoestima sana
  • La socialización 
  • El desarrollo psicomotor e intelectual

Dadas las condiciones personales que se adquieren a través del contacto, cabe pensar en la importancia social de las mismas, pues las familias que integran la sociedad necesitan ciudadanos que cuenten con:

  • Una autoestima normal
  • Mayor estabilidad afectiva
  • Un desarrollo intelectual acorde a sus dotes naturales y que confíen en sí mismos como en sus semejantes

Perder todos los beneficios de este ancestral medio de comunicación y confortación humana por mala información, además de ser una pena, es un atentado contra el crecimiento y enriquecimiento de la unión familiar.

 

Qué dicen otros autores:


Un abrazo puede decir cosas como:

  • Puedes contar conmigo en cualquier momento
  • Créeme: "comprendo lo que sientes"
  • Por favor, compartamos mi alegría
  • "Permíteme participar de tu tristeza" (1)

Con diversos experimentos se ha demostrado que el contacto físico:

  • Nos hace ver con mejores ojos nuestra propia persona
  • Tiene un efecto positivo en el desarrollo idiomático y el coeficiente intelectual de los niños
  • Provoca modificaciones psicológicas mensurables en quien tocó y en el tocado (2 )
  • Y que "el amamantamiento facilita de manera óptima la formación de un vínculo sólido madre-hijo". Carlos Beccar Varela (pediatra).

“Cuando millones de hombres jóvenes hayan visto a un recién nacido, lo hayan tocado, lo hayan bañado, estaremos en otra sociedad”. (3) Michel Odent (obstetra).

Tras haber sido mantenido y mecido en el líquido amniótico de la matriz, el recién nacido requiere el continuo apoyo de su madre, un íntimo contacto con los abrazos y su cuerpo, y la ingestión de calostro y de leche en sustitución del líquido amniótico. Necesita verse rodeado por los abrazos maternos y apretado junto a una piel cálida, en virtud de su sensibilidad respecto a los cambios de temperatura.

"El lactante necesita saber el significado de la contigüidad, la proximidad, la distancia y el espacio abierto, asentado sobre la firme base del contacto materno. Dicho en otros términos, necesita aprender a acomodarse a una gran diversidad de relaciones espaciales de complejidad variable, en función de sus primeras experiencias táctiles, vividas principalmente junto al cuerpo de su madre". (4) Ashley Montagu (cirujano).

"La mala crianza":


"La mala crianza" no pasa por el contacto establecido por el hijo, sino por la movilización de otros resortes de la crianza como: falta de límites, poca dedicación familiar, falta de objetivos, etc. (5)

Dado los beneficios antes mencionados se sugiere tener a upa a los hijos, porque el contacto organiza y colabora con la consitución de una familia.

Bibliografía
1. ABRÁZAME 2; El maravilloso lenguaje de los brazos. Javier Vergara, Editor, 1988.
2. ABRÁZAME; El abrazo es amor y alegría. Javier Vergara, Editor, 1986.
3. EL BEBÉ ES UNA PERSONA. Bernar Martino. Editorial Atlántida. 1986.
4. EL SENTIDO DEL TACTO. Comunicación humana a través de la piel. Colección Aurión, 1981.
5. EL ARTE DE CRIAR A SU HIJO. Carlos Beccar Varela - Juan Carlos Santillán. Ediciones Qume, 1994.
 

Bebés Crianza, familia y educación Estimulación temprana y desarrollo