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Estreptococo: Infección por estreptococo del grupo B

La infección de estreptococo del grupo B (EGB) es una infección bacteriana común que raras veces afecta gravemente a los adultos, pero que puede ser mortal para los neonatos

La infección de estreptococo del grupo B (EGB) es una infección bacteriana común que raras veces afecta gravemente a los adultos, pero que puede ser mortal para los neonatos. El EGB afecta a aproximadamente 1 de cada 1.000 bebés en los EEUU. Entre el 10 y el 30 por ciento de las mujeres embarazadas lleva la bacteria del EGB en la vagina o el recto, pero son muy pocos los bebés nacidos de estas mujeres que llegan a padecer una infección. La infección de estreptococo del grupo B no debe ser confundida con el estreptococo del grupo A, que por lo general causa inflamación de garganta y, en raras ocasiones, la destrucción potencialmente mortal de ciertos tejidos.

La medicina está logrando avances en la prevención de la infección de EGB en los neonatos. En 1996, tanto los Centros federales de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) como la Asociación de Obstetricia y Ginecología de Estados Unidos (ACOG) establecieron pautas para la detección y el tratamiento de las mujeres que corren el riesgo de transmitir el EGB a sus bebés. Por lo general, estas medidas permiten prevenir la infección en neonatos.


¿Cómo puede una mujer embarazada infectarse con el EGB?

Cualquier persona puede ser portadora del EGB, pero pocas se enferman por su causa. Esta bacteria reside en el sistema gastrointestinal, junto con muchas otras bacterias que son inofensivas para la mayoría de las personas. La infección de EGB causa enfermedades principalmente en mujeres embarazadas y en sus bebés, y a veces en adultos y ancianos que padecen otras enfermedades como cáncer y diabetes.


¿Cómo adquiere un bebé la infección de EGB?

Los bebés experimentan dos manifestaciones diferentes de la infección de EGB: la infección temprana y la tardía. Los bebés con infección temprana desarrollan síntomas antes de los siete días de edad, generalmente antes de cumplir las seis horas de vida. Aquellos que padecen de infección tardía presentan sus síntomas entre los siete días y los tres meses de edad.

Alrededor del 80% de todas las infecciones de EGB en neonatos es de tipo temprano. Éstas son casi siempre transmitidas de la madre al bebé durante el parto. Las infecciones tardías pueden contraerse en el momento del parto o adquirirse después del nacimiento a través del contacto con otras personas que sean portadoras del EGB.

Cuando una mujer embarazada lleva la bacteria de EGB en la vagina o el recto durante el trabajo de parto y el alumbramiento, existe una probabilidad de 1 en 100 de que su bebé se infecte con el EGB. El riesgo alcanza el 4% cuando la mujer es portadora de la bacteria y desarrolla además ciertos factores de riesgo, como parto prematuro (antes de las 37 semanas de gestación), desgarramiento prematuro de las membranas (antes de las 37 semanas de gestación), desgarramiento prolongado de las membranas (más de 18 horas sin dar a luz al bebé) o fiebre (100,4 ºF [38 ºC] o más) durante el trabajo de parto. Los médicos creen que los bebés se infectan con el EGB cuando la bacteria entra en su cuerpo, por ejemplo cuando ingieren fluidos vaginales que contienen EGB durante el trabajo de parto y el alumbramiento. Entre el 30 y el 70% de los bebés de madres que llevan el EGB en la vagina o el recto nace con la bacteria en la piel, pero la mayoría de ellos no se enferman.


¿Qué síntomas produce la infección de EGB en el neonato?

Los bebés con infección temprana padecen una o más de las siguientes condiciones: neumonía, sepsis (infección de la sangre) y meningitis (infección de las membranas que recubren el cerebro). Los bebés con infección tardía por lo general padecen sepsis o meningitis. Aunque reciban tratamiento con antibióticos, aproximadamente el 5 por ciento de los bebés con EGB no sobrevive. Los bebés nacidos antes de llegar a término tienen más probabilidades de morir de la enfermedad que los bebés nacidos a término. La mayoría de los bebés que sobreviven el EGB se desarrolla luego normalmente. No obstante, entre el 15 y el 30% de los bebés que contraen meningitis sufre daños neurológicos permanentes, como parálisis cerebral, pérdida de la vista o de la audición y/o retraso mental.


¿Cómo puede prevenirse la infección de EGB en los neonatos?

Según las pautas de los CDC"s y de la ACOG, hay dos métodos que permiten prevenir la mayoría de los casos de infecciones tempranas de EGB en neonatos. Ambos se basan en la realización de pruebas diagnósticas a las mujeres embarazadas y en el tratamiento posterior de aquellas infectadas o con riesgo de infectarse con antibióticos intravenosos durante el trabajo de parto y el alumbramiento. Gracias a las recomendaciones para la prevención de la infección, la cantidad de bebés que desarrolló infección temprana de EGB se redujo en un 65% entre 1993 y 1998.

El primer método consiste en tomar una muestra de los fluidos vaginales y rectales entre las semanas 35 y 37 del embarazo. Esta muestra se envía a un laboratorio para la realización de un cultivo con el fin de detectar la presencia del EGB. El resultado se conoce al cabo de 24 o 48 horas. Si se detecta que una mujer embarazada tiene el EGB, se tratará con antibióticos por vía intravenosa durante el trabajo de parto y el alumbramiento. Según un estudio de los CDC"s realizado en 1997, este método parece prevenir cerca del 78 por ciento de las infecciones. No se recomienda tomar antibióticos por vía oral antes del parto, ya que no previenen eficazmente la infección de EGB en el neonato. Algunos estudios demuestran que entre el 20 y el 70 % de las mujeres tratadas con antibióticos por vía oral durante el último trimestre todavía llevaba la bacteria en el momento del parto.

Cuando una mujer embarazada comienza con su trabajo de parto antes de conocerse los resultados de este cultivo o antes de que se le tomen las muestras de los fluidos, es recomendable administrarle un antibiótico durante el trabajo de parto y el alumbramiento. Cuando a una mujer embarazada se le desgarran las membranas prematuramente antes de cumplirse las 37 semanas de gestación, su médico procederá a determinar la presencia del EGB. Si el trabajo de parto comienza antes de obtenerse los resultados (24 a 48 horas), se recomienda la administración de antibióticos por vía intravenosa. Sin embargo, si el trabajo de parto no comienza inmediatamente, el médico puede comenzar con el tratamiento antibiótico intravenoso y suspenderlo si los resultados son negativos, o bien postergarlo hasta confirmar la presencia de la bacteria o hasta que comience el trabajo de parto. Ambas opciones se consideran eficaces.

El segundo método no supone la realización de un cultivo sino el tratamiento exclusivo de aquellas mujeres que desarrollan factores de riesgo que incrementan su probabilidad de transmitir la bacteria del EGB a sus bebés si es que son portadoras. Según el estudio de los CDC"s, este método parece prevenir cerca del 41 % de las infecciones. Los profesionales que recomiendan este método tratan a las mujeres embarazadas con antibióticos por vía intravenosa durante el trabajo de parto y el alumbramiento sólo cuando intervienen los siguientes factores de riesgo:

  • parto prematuro (antes de cumplidas las 37 semanas de gestación)
  • desgarramiento prematuro de las membranas (antes de cumplidas las 37 semanas de gestación)
  • desgarramiento prolongado de las membranas (más de 18 horas sin dar a luz al bebé, a cualquier edad de gestación)
  • fiebre (100,4 ºF [38 ºC] o más) durante el trabajo de parto

Con ambos métodos se recomienda que todas las mujeres que ya han dado a luz a un bebé con una infección de EGB sean tratadas con antibióticos por vía intravenosa durante el trabajo de parto y el alumbramiento. También se recomienda el tratamiento antibiótico para todas las mujeres que han padecido una infección del tracto urinario provocada por el EGB durante el embarazo.

Toda mujer embarazada debe considerar con su médico los métodos que desea utilizar para la prevención de infección de EGB en el neonato. Los dos métodos descritos anteriormente ayudan a prevenir la infección de EGB en un neonato.


¿Qué antibióticos se utilizan durante el trabajo de parto y el alumbramiento para prevenir la infección de EGB?

Habitualmente se utiliza penicilina o un medicamento relacionado llamado ampicilina, pero puede utilizarse clindamicina o eritromicina si la madre es alérgica a la penicilina. Se considera que ninguno de estos antibióticos es peligroso para la madre ni para el bebé, pero existe cierta preocupación sobre las reacciones alérgicas que pueden producir. Los resultados de estudios realizados hasta ahora sugieren que entre el 1 y el 10% de las mujeres tratadas con penicilina desarrolla una reacción alérgica leve (generalmente una erupción cutánea) y que 1 de cada 10.000 sufre una reacción alérgica grave (choque anafiláctico), que debe ser tratado inmediatamente y que, en raras ocasiones, puede ser fatal.


¿Puede el EGB provocar complicaciones en la madre, al margen de la infección del neonato?

El EGB puede causar una infección del útero antes o después del parto. Por lo general, cuando una mujer padece esta infección antes del parto no presenta síntomas y por lo tanto no recibe tratamiento alguno.

Esta infección puede incrementar el riesgo del desgarramiento prematuro de las membranas (antes de las 37 semanas de gestación) y de parto prematuro. Después del parto, los síntomas de una infección uterina incluyen fiebre, dolores abdominales y pulso acelerado. Al administrarse un tratamiento con antibióticos, por lo general se consigue curar estas infecciones en pocos días. Un estudio realizado recientemente demuestra que, cuando se hacen pruebas de detección para la infección de EGB en las mujeres durante el trabajo de parto y el alumbramiento y se trata la infección, tienen menos probabilidades de desarrollar infecciones uterinas después del parto.

El EGB también puede provocar infecciones del tracto urinario, las que deben ser tratada con antibióticos durante el embarazo. Los síntomas de infección del tracto urinario incluyen fiebre, además de dolor y ardor al orinar. Las mujeres con una infección del tracto urinario causada por el EGB también deben ser tratadas con antibióticos intravenosos durante el trabajo de parto y el alumbramiento, ya que es probable que haya una concentración elevada de la bacteria en su organismo.


¿Qué investigaciones se están realizando para prevenir las infecciones de EGB en neonatos?

Los investigadores continúan estudiando la eficacia de los métodos recomendados. Están tratando además de desarrollar una vacuna para las mujeres embarazadas para prevenir la infección de EGB en ellas y en sus bebés. En la actualidad, se están realizando experimentos con varias de estas vacunas y los investigadores también están desarrollando pruebas de diagnóstico rápido y de alta precisión que puedan realizarse durante el parto. Si bien ya existen pruebas de realización rápida, éstas sólo detectan alrededor del 40 % de las mujeres portadoras de la bacteria del EGB, por lo que todavía no son demasiado útiles para determinar qué mujeres deben recibir tratamiento con antibióticos durante el parto. No obstante, una nueva prueba de diagnóstico rápido desarrollada en Canadá aparentemente es capaz de detectar un 97% de los casos de infecciones de EGB, pero son necesarios más estudios para comprobar su precisión. Las pruebas rápidas capaces de determinar con precisión cuáles son las mujeres portadoras de la bacteria permitirán a los médicos administrar tratamientos antibióticos únicamente a aquellas mujeres que realmente lo necesitan. En este grupo se encuentran las mujeres que experimentan trabajo de parto prematuro, para quienes la realización de un cultivo no resulta útil debido al plazo requerido para obtener los resultados.

Información suministrada por www.prevencionegb.com.ar

Referencias:

American College of Obstetricians and Gynecologists Committee on Obstetric Practice. Prevention of early-onset group B streptococcal disease in newborns. Committee Opinion, número 173, junio de 1996.

Bergeron, M.G., Rapid detection of group B streptococci in pregnant women at delivery. New England Journal of Medicine, volumen 343, número 3, 20 de julio de 2000, páginas 175-179.

CDC. Prevention of perinatal group B streptococcal disease: a public health perspective. Morbidity and Mortality Weekly Report, volumen 45, número RR-7, 31 de mayo de 1996.

Rosenstein, N.E., et al. Opportunities for prevention of perinatal group B streptococcal disease: a multistate surveillance analysis. Obstetrics & Gynecology, volumen 90, número 6, diciembre de 1997, páginas 901-906.

Schrag, S.J., et al. Group B streptococcal disease in the era of intrapartum antibiotic prophylaxis. New England Journal of Medicine, volumen 342, número 1, 6 de enero de 2000, páginas 15-20. 

 

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