¿Hay que hacerles un regalo a los chicos por las buenas notas?

Algunos padres, convencidos de lo que hacen, les compran regalos  a sus hijos cuando, al final del trimestre, llegan de la escuela con un boletín con muy buenas calificaciones. Pero hay otros que, frente a esta escena, dudan y no saben qué hacer.

La verdad es que los chicos siempre esperan y necesitan ser estimulados por sus padres y todas las personas necesitan el reconocimiento de los demás por el bien de la autoestima. Sin embargo, este reconocimiento no tiene por qué manifestarse a través de regalos, porque si los niños se acostumbran a recibirlos, van a asociar logro con premio, y esto no siempre se va a dar así en la vida. Porque lo más importante es que puedan valorar sus logros y disfrutar de los mismos sin necesidad de que medie algún “regalo”.

El regalo más importante que los padres les pueden hacer a sus hijos es transmitirles el orgullo que sienten por sus logros y, sobre todo, el amor que sienten por ellos más allá de esos logros. Porque hay que pensar que lo que hoy es de una manera, mañana puede ser de otra: por alguna causa, los padres tal vez no puedan comprar el regalo y el niño se va a sentir menos festejado. ¿Y qué sucedería si, de pronto, el hijo deja de traer ese boletín tan bueno? ¿Se suspenden los regalos? ¿Qué pasa si uno de los hermanos trae un boletín excelente y el otro no?

Es importante que los padres decidan desde sus valores si desean hacerles un regalo material por el boletín, pero es fundamental que puedan pensar en las consecuencias que esa acción aparentemente inofensiva puede tener a largo plazo. Y si deciden hacerlo, es importante hacerles notar a los chicos que este regalo se hace ahora y que no necesariamente va a ser una constante.

Es lógico que en una cultura que hace tanto hincapié en el “éxito” se asocie la meta alcanzada con la recompensa material, pero sería importante que los chicos y sus padres pudieran valorar y festejar los logros como una superación personal y que los regalos materiales queden reservados para otros momentos o librados a las posibilidades de cada familia. Porque regalar porque sí también es posible, y tal vez es mejor que hacerlo “por un buen boletín”.