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Hipoacusia: controles en el recién nacido

La hipoacusia (disminución auditiva) es la enfermedad congénita más frecuente en el recién nacido. Es fundamental realizarle al bebé los estudios para detectar esta afección ni bien nace.


¿Qué es la hipoacusia?

La hipoacusia (disminución auditiva) es la enfermedad congénita más frecuente en el recién nacido. De 3 a 7 de cada 1000 bebés tienen algún grado de hipoacusia. El 50% de los bebés que presentan hipoacusia nacen sanos, no tienen antecedentes familiares y no presentan factores de riesgo.

La hipoacusia es una desventaja oculta, por lo que su detección, diagnóstico e intervención se pueden demorar si no se hace algo ni bien nace el bebé.

Hasta hace un tiempo la hipoacusia se detectaba tardíamente, generándole al niño retardos significativos en el desarrollo del habla y del lenguaje, como también retrasos en la adquisición de sus aprendizajes, comprometiendo así sus posibilidades futuras.

Desde que existe la posibilidad de chequear la audición del bebé apenas nacen, los bebés que presentan alguna disminución auditiva pueden recibir ayuda antes de los 6 meses de vida; evitando así significativos retrasos en sus aprendizajes que los diferenciarían de sus pares.

Investigaciones recientes demuestran que niños con hipoacusia detectada e intervenida antes de los 6 meses de vida tienen mejores posibilidades de desarrollar su lenguaje que aquellos que fueron diagnosticados después de los 6 meses de vida.

Por más mínima que sea la disminución auditiva en un bebé va a interferir en su desarrollo. Desde el momento del nacimiento, los bebés comienzan a desarrollar su lenguaje, aprenden a hablar a través de lo que oyen, por eso, el bebé que tiene dificultades para oir tendrá dificultades en el desarrollo de su lenguaje.

Es importante que no olvidemos que el lenguaje es la base para el desarrollo de sus aprendizajes posteriores.


¿Cuáles pueden ser las causas de la hipoacusia?

La hipoacusia puede generarse en distintos momentos del desarrollo del bebé.

Si la causa fuera prenatal (antes del nacimiento) puede deberse a: infecciones intrauterinas (sífilis, toxoplasmosis, rubéola, citomegalovirus, hiv), antecedentes familiares de hipoacusia durante la infancia, antibióticos, alcoholismo materno, irradiaciones, alteraciones genéticas.

Causas perinatales (desde el inicio de trabajo de parto a los primeros días de vida): prematurez, anoxia, sufrimiento fetal, bajo peso (menos de 1500 grms.) asistencia mecánica respiratoria prolongada, incompatibilidad RH, antibióticos, infecciones bacterianas (meningitis).

Causas postnatales (adquiridas durante el desarrollo del bebé): traumatismos de cráneo, tumores, meningitis, encefalitis, infecciones de oído recurrentes, rubeola, parotiditis, cuadros genéticos.

Todos los bebés que presenten alguno de estos factores de riesgo, deben tener controles auditivos periódicos a partir del chequeo auditivo inicial que se realiza al nacer.

La detección de la hipoacusia al nacer permite la posibilidad, si fuera necesario, de ayudar al bebé durante los primeros meses de vida evitando así que se instale una desventaja que lo limitará en su desarrollo.


¿Cómo puede ser evaluada la audición de tu bebé?

Lo más importante es saber que el bebé no sentirá dolor ni malestar al ser evaluada su audición.

Su audición será evaluada a través de un procedimiento llamado Potenciales Evocados Auditivos Automáticos. Suaves sonidos serán presentados a los oídos del bebé por medio de pequeños auriculares.

Tres electrodos recogerán las respuestas del cerebro frente a la presencia del sonido. Esta evaluación se realiza mientras el bebé duerme o está muy tranquilo.

El resultado indicará si tiene audición dentro de los límites normales o si requiere realizar más evaluaciones. 

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