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La importancia de un buen caldo casero

Claves para preparar un buen caldo casero.

Muchas preparaciones llevan una taza de caldo y, por lo general, recurrimos al de “cubitos”. Es importante saber que este tipo de caldos no puede ser consumido por los menores de dos años por su alto contenido en grasa y sal y, en realidad, es mucho más saludable para toda la familia usar un rico caldo casero.
 

Caldo vegetal


Disponer en una cacerola verduras cortadas groseramente: zanahoria, cebolla, puerro, apio, una hoja de laurel, perejil, unos granos de pimienta negra y un choclo. Salpimentar y cubrir con abundante agua fría. Llevar a fuego fuerte y dejar hervir dos horas (el agua tiene que ser abundante para que quede caldo a pesar de la evaporación). Mientras hierve, retirar cada tanto la espuma que se va formando en la superficie y descartar. Dejar enfriar y colar.

 

Caldo de pollo


Se hace igual que el vegetal, pero se agregan huesos de pollo (el pollo, siempre preferentemente de campo o de granja, y no de supermercado). Los huesos se pueden colocar crudos o asados; de esta última forma el caldo queda más sabroso.

Entonces, mientras cocinás cualquier otra cosa, podés poner a hacer un caldo con la bandeja de “verdurita” que compraste o, antes de ir a la verdulería por alimentos frescos, hacer un caldo aprovechando lo más “mustio” que quedó en la heladera. Cuando hagas pollo a la parrilla o al horno, guardá los huesos en el freezer para usarlos en este momento.

 

Cómo guardarlo


Una vez frío, poné bolsas dentro de tazas, llená cada taza con ¾ taza de caldo y llevá al freezer. Cuando haya endurecido, sacá de la taza y cerrá la bolsita. Así tendrás siempre a mano caldo casero para cocinar. El caldo vegetal dura un año en el freezer y el de pollo, seis meses.

No es tan difícil, no?

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