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La sobreestimulación en los bebés

La sobreestimulación se refiere a cómo los papás piensan el desarrollo del bebé. Si los padres sostienen una posición de una constante sobrecarga de estímulos probablemente encuentren respuestas en función de éstos. Pero, ¿para qué?

Pensar la sobre-estimulación implica en primer lugar hacer una clara distinción entre lo que es estimulación de lo que sería la sobre-estimulación.

La estimulación es aquello que la madre, a través de sus cuidados, contactos, miradas, palabras, juegos despierta en el bebé, que al nacer es prácticamente un puro cuerpo de reflejos.

Con los primeros cuidados la mamá y el papá van estimulando en el recién nacido su capacidad de ir constituyéndose como un pequeño ser humano, perteneciente a cierta cultura, a un particular grupo familiar. Esto no es algo que el bebé traiga en forma innata; muy por el contrario, se irá construyendo gracias a los primeros vínculos.

Hablar de sobre-estimulación supone que habría cierta  norma,  cuota normal de estimulación necesaria y la posibilidad de superar esta medida standard.

La pregunta es: ¿para qué?

Lo cierto es que uno se encuentra con bebés que se sientan temprano, que caminan y hablan en forma precoz, y otros que cuando son más grandes leen o escriben antes de lo habitual.

En todos estos ejemplos hay una variable temporal en juego, y en todos hay cierta idea de anticipación a lo esperado.

Sin embargo esto no necesariamente implica hablar de casos de sobre-estimulación.

Lo que sí podemos observar es que cierto orden lógico siempre se mantiene en el desarrollo. Más tarde o más temprano un bebé primero sostendrá la cabeza, luego se sentará, a lo mejor será un gateador o caminará directamente, recién después podrá correr, saltar, trepar.

La sobre-estimulación no se refiere a cuándo un niño hace tal o cual cosa, sino a cómo los papás piensan su desarrollo. Si los padres sostienen una posición de una constante sobrecarga de estímulos probablemente encuentren respuestas en función de éstos, pero esto no necesariamente implicará un crecimiento anticipado del bebé.

Crecer no sólo remite a las conductas que el niño ejecute en relación con lo motriz o a la apropiación del lenguaje.

También implica ir adquiriendo paulatinamente mayores grados de autonomía, independencia, capacidad de elección, posibilidad de resolución de situaciones conflictivas, etc.

Hay distintos modos en que puede manifestarse la sobre-estimulación:

  • insistiendo constantemente para que el niño realice conductas que aún no ha logrado,
  • comparándolos permanentemente con el desarrollo de otros bebés,
  • con excesivos estímulos: juguetes, sonidos, consignas verbales, etc.

Sobre-estimulación sería, entonces, un modo particular de vincularse con los niños que de algún modo tapona su oportunidad de ir adquiriendo confianza en sí mismo y de aprender a generar recursos propios para enfrentarse al mundo que lo rodea.

Lo que este artículo intenta promover es una actitud crítica, reflexiva para poder pensar en que medida (como padres) somos o actuamos así.

Queda claro que estimular al bebé no sólo es importante, sino indispensable para su crecimiento.

El planteo es poder diferenciar aquello que le va a permitir crecer en un marco donde se fomente un espacio y un tiempo propio del bebé, de lo que lo limita.

Los invitamos a vivir y disfrutar el tiempo de ser padres y estar junto a sus hijos.

Estimulación temprana y desarrollo