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Las fiestas de fin de año y las vacaciones cuando los padres están separados

Cuando se acerca la finalización del año, dos temas ocupan el centro de las conversaciones familiares: las fiestas de fin de año y vacaciones. Pero son los chicos cuyos padres se han separado en quienes con más frecuencia aparecen los sentimientos de pérdida, de tristeza y lealtades divididas

Cuando se acerca la finalización del año, dos temas ocupan el centro de las conversaciones familiares: las fiestas de fin de año y las vacaciones. Ambos son eventos que giran en torno a la familia y dan paso a expectativas y debates entre sus miembros acerca de cómo cada uno cree que deben programarse. Se preparan regalos y no faltan las tarjetas con buenos augurios para los seres queridos.

La despedida del año que se va y la llegada del que comienza hacen de esta época un tiempo de balance y a veces, son fuente de stress para algunas personas. Pero son los chicos cuyos padres se han separado en quienes con más frecuencia aparecen los sentimientos de pérdida, de tristeza y lealtades divididas. Aunque los niños no expresen abiertamente sus sentimientos, los adultos no deberían ignorar que estas fiestas les traen reminiscencias a los chicos de aquellas anteriores a la separación cuando papá y mamá celebraban juntos. 

En ocasiones uno o ambos padres se han vuelto a casar y los chicos han pasado a ser miembros de un familia ensamblada.

Entonces, las fiestas se complican un poquito. A los arreglos habituales habrá que sumar acuerdos acerca de dónde celebrarán los hijos: ¿en la casa de la mamá?, ¿en la casa del papá?, ¿junto al papá en la casa de los abuelos paternos?, ¿junto a la mamá en la casa del uno de los tíos maternos?, ¿con el papá, su nueva esposa y los hijos y los padres de ella? O a la inversa, ¿con la mamá, su nuevo marido y...  Son muchas las posibilidades y habrá que tomar una decisión, ¡pero, siempre con mucha anticipación!, para no agregar stress al ya habitual. Son tiempos de paz y todas las "guerras" requieren siempre una tregua. Para ello, hay que 3 reglas de oro: 1° Planificar, 2° Planificar y 3° Planificar.  

Las "familias ensambladas exitosas", planifican cuidadosamente hasta los menores detalles para evitar sorpresas desagradables. La distribución de tareas, responsabilidades y contribuciones de cada miembro deben incluir al otro progenitor en lo que se refiere a con quién y dónde pasaran los chicos las fiestas. La espontaneidad puede crear serios inconvenientes, cuando el tiempo, el dinero y los compromisos, se comparten con el otro hogar de los hijos.

Para planificar con éxito, hay que tomar en cuenta las expectativas de todos, grandes y chicos, sin que esto signifique hacer lo que todos quieren porque sería un caos, sino que cada uno tendrá que ceder un poquito en lo que a sus gustos y viejas costumbres se refiere y adoptar algo nuevo, lo cual no deja de ser divertido

Como la organización de las fiestas tradicionalmente está a cargo de las mujeres, las madrastras (que no son ningunas brujas) por lo general, se esfuerzan para que "todo salga de primera", mientras perciben que nada de lo que hacen es verdaderamente valorado por los chicos. La realidad es que ¡por más que se esfuercen nada será tan bueno para ellos, como las fiestas que se celebraban cuando sus padres vivían juntos!

Por esto, sin exigirse demasiado, es bueno recordar que siempre es posible compartir la espiritualidad de las fiestas, involucrar a los más jóvenes en los preparativos, preguntarles acerca de alguna comida especial o abrir juntos los regalos.

A diferencia de la familia tradicional, el modo de celebrar las fiestas en las familias ensambladas, no se instala espontáneamente. Por el contrario, implica un esfuerzo de acomodación recíproca par combinar los gustos diferentes de sus integrantes, los ritos, las costumbres y tradiciones adquiridos en otro hogar y esto a su vez, requiere una buena dosis de flexibilidad e ingenio.

Podría decirse, que al estilo familiar de celebración hay que construirlo casi artesanalmente con las viejas y las nuevas costumbres. Paulatinamente y al cabo de algunos años, queda establecida una forma propia de celebración, que para cada familia ensamblada guarda en su entramado lo más valorado por cada uno de sus miembros.

A veces, las expectativas de la pareja ensamblada responden más al modo de celebración propio de la familia tradicional: la pareja junto con los hijos de ambos. Cuando los miembros de la familia ensamblada tienen claro que la suya es una familia con una organización diferente (¡no deficiente!) pueden desechar las expectativas irreales y conciliar  creativamente lo que sí es posible.

No todo se relaciona con las fiestas del pasado en la familia ensamblada. La nueva realidad trae otras satisfacciones: más personas alrededor de la mesa familiar, más chicos jugando, más regalos en el árbol y más deseos de buenos augurios. Estos son sólo algunos de los aspectos positivos de vivir en una familia ensamblada y cuando las cosas se estabilizan, las tristeza y dificultades del pasado quedan atrás.

Las Vacaciones


Al igual que las fiestas de fin de año, las vacaciones suelen ser acontecimientos un tanto más complicados para las familias ensambladas debido la presencia de nuevos miembros con gustos, hábitos y costumbres diferentes. Chicos habituados a veranear en la playa, donde esperan encontrarse con amigos, pueden desencadenar un conflicto cuando los adultos deciden ir a las sierras.

Los sentimientos y anhelos que a veces, irrumpen en el ánimo de padres biológicos, esposos, padrastros, madrastras, hijos e hijastros en esos momentos, no son un tema menor. Un padre que siente culpa por el poco tiempo dedicado a sus hijos durante el año, puede esperar compensarlos en las vacaciones. Una esposa ensamblada puede culparse por no querer llevar a sus hijastros. Los padrastros y las madrastras sin hijos, pueden albergar expectativas más románticas. Las madres y las madrastras con hijos, pueden esperar mayor seguridad y apoyo de su esposo. Los padres y padrastros con hijos suelen querer que nueva su esposa los cuide como una "verdadera madre".

Las necesidades emocionales de la familia ensamblada, conducen a la pareja a esperar o exigirse demasiado: un viaje romántico para la pareja, que a la vez, sea divertido para los chicos, que fortalezca la relación del progenitor con sus hijos y que además, una a la madrastra o al padrastro con sus hijastros, está inexorablemente condenado al fracaso de antemano.

Naturalmente no es posible satisfacer en una semana o en un mes lo que demanda varios años alcanzar. Cuando la exigencia es menor, las relaciones se distienden, entonces es factible compartir muy buenos momentos y vivir gratas experiencias.

Las "familias ensambladas exitosas", aseguran que el secreto está en no tener expectativas irreales, en planificar hasta los menores detalles y tomar las decisiones en conjunto.

Las decisiones no pueden tomarse en forma imprevista, ni unilateral; también en lo que hace a fechas y duración deben incluir al otro progenitor.

Es importante que cada miembro de la nueva familia, tenga la oportunidad de expresar abiertamente sus anhelos y preferencias, así todos tienen la posibilidad de revisar y aclarar las expectativas irreales, así como de negociar y conciliar los deseos de manera creativa.

Las posibilidades financieras, el tiempo disponible y las preferencias de cada uno, deben ser cuidadosamente evaluadas. Nunca es bueno tomar decisiones movidas por sentimientos de culpa, sólo se conseguirá complicar la situación debido a que la culpa paraliza.

Obviamente, un cambio de planes de último momento que incida en el otro hogar de los chicos resultará en hostilidades que dañaran a todos, pero fundamentalmente a los más jóvenes.

Los planes deben incluir de modo realista momentos a solas de la pareja, momentos a solas de cada progenitor con sus hijos y momentos compartidos con toda la familia.

Estos planes cuidadosamente diseñados hacen la gran diferencia. En los momentos a solas, las madrastras y los padrastros sentirán, que son tomados en cuenta como esposas /os por su pareja. Los chicos, sentirán que no han perdido "del todo" la relación exclusiva con su progenitor, de la que tanto disfrutaban otras vacaciones. Los momentos compartidos con la familia, les dará a todos, la oportunidad de percibirse a sí mismos como miembros de una familia ensamblada.

Probablemente planear las vacaciones con tanto detalle demandará paciencia y esfuerzo, pero, si la pareja ensamblada quiere disfrutar de vacaciones en familia y continuar casada, ¡deberá hacer el esfuerzo!


*Médica y terapeuta familiar. Presidente de la Fundación Familias Siglo XXI Y autora del libro  Familias Ensambladas. Mitos y realidades de los tuyos, los míos y los nuestros. Editorial Vergara. Bs. As. 2004.

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