Hoy en día las pantallas son parte de la vida cotidiana y muy atractivas para los más chicos, desde que son bebés. Por eso, padres de todo el mundo se preguntan a qué edad se puede empezar a utilizar estos dispositivos y si afectan a los más pequeños.

Pero la realidad es que aún no existe un consenso entre los especialistas y la edad en la que pueden empezar a interactuar con las pantallas es un debate mundial que se actualiza permanentemente con la aparición de nuevas tecnologías.

Actualmente, las posturas de los especialistas pueden dividirse en dos grupos:

- Una es la postura representada por el psicoanalista francés Serge Tisseron, que sostiene que hasta los tres años los chicos no deberían tener contacto con ningún tipo de pantalla (y esto incluye a la televisión). El esquema “3-6-9-12” que plantea este especialista señala que cuando los chicos empiezan el jardín ( a los 3 años), pueden empezar a ver televisión; luego, a los 6 años, se pueden incorporar las computadoras y tablets, a los 9 los videojuegos y a los 12 el celular.

Lo que esta postura reivindica es una relación con el mundo real por encima del virtual y propicia el juego y la motricidad antes que lo táctil, con la idea de que el niño va a tener en un futuro muchos años de relación con las pantallas. ¿Y cómo se sostiene esta postura cuando los chicos ven a sus padres con la tablet, la computadora o el celular y quieren usarlo? Esta línea explica que así como a los chicos no se les da, por ejemplo, alcohol aunque lo pidan, los padres deberían mantenerse firmes en su decisión de darles las pantallas cuando tengan la edad suficiente.

- La otra postura, planteada por los británicos, es más pragmática y ve el esquema de Tisseron como un ideal que en la realidad no funciona. Entonces, se proponen desarrollar contenidos de calidad que aseguren que el contacto temprano con las pantallas sea también de calidad. Un ejemplo de esto es el Baby Channel.

Pero hay un punto importante en el que coinciden todos los especialistas, y es en la importancia de que el niño no esté solo frente a las pantallas y que las mismas no se instalen en su habitación, donde pueda usarlas en soledad.

Sin duda, hay tantos matices en relación al comienzo de uso de las pantallas como familias en el mundo. Cada uno, entonces, encontrará la mejor respuesta a esta pregunta según las costumbres y convicciones familiares. 

Asesoró: Dra. Roxana Morduchowicz

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