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Las preguntas más frecuentes de los adolescentes durante la cuarentena

Después de tantas semanas de encierro y ante la permanente extensión del aislamiento obligatorio nos aparecen sentimientos encontrados. Lo mismo le sucede a nuestros hijos.
 Al igual que a los adultos, perdieron sus rutinas, sus lugares de pertenencia que para ellos es la escuela, el club, los talleres que solían hacer después del cole, los cumpleaños, las salidas, es decir, su vida social.
Seguramente muchas de estas actividades fueron reemplazadas por su versión virtual, lo cual ayuda y mucho a la situación, pero cada vez más aparece el deseo de volver al mundo y a la vida que teníamos antes de la llegada del Covid.

Estas son algunas de las preguntas que se hacen los adolescentes durante el aislamiento social:

¿Cuándo termina “ésto”?
¿Cuándo vuelvo al colegio?
¿Cuándo puedo ver a los abuelos? ¿Los abuelos se pueden morir?
¿Cuando salgamos nos vamos a contagiar?
¿Qué va a pasar con el viaje de egresados? (en el caso de los que están cursando el último año de la escuela).

Como padres nos encantaría tener respuestas para poder brindarles tranquilidad después de tantos meses de encierro. La realidad que vivimos nos muestra que los adultos tenemos las mismas incertidumbres que nuestros hijos.


Queremos compartir algunas recomendaciones de la SAP que pueden ser útiles para sobrellevar estos momentos:

• No asustarse ante los enojos de los chicos, las emociones que desbordan o las crisis de angustia.
• Tratar de escuchar, contener y permitir que los sentimientos sean expresados. Si es necesario, recurrir a los profesionales que siguen estando disponibles a través de los distintos medios que brinda la tecnología, y/o conversar con algún coordinador del colegio de los chicos para pedir asesoramiento
• No negar la realidad. El mundo no es el mismo y, cuando se regrese de a poco a lo cotidiano, no nos encontraremos con lo ya conocido porque habrá otros parámetros para moverse y relacionarse. Hablar sobre esto sin dramatizar.
• Hacerse a la idea de que estamos viviendo un momento de gran incertidumbre y aceptar que no tenemos todas las respuestas
• Bajar el nivel de exigencia propio y con los demás, no pretender llenar constantemente el tiempo con actividades. El concepto que está circulando de que hay que aprovechar para hacer esto o aquello no es conveniente cuando se convierte en una obligación de ser productivo. Permitirse y permitir estar aburrida/o o desganada/o o perdiendo el tiempo sin hacer nada.
• Aceptar que el año escolar será muy particular, se darán los contenidos que se puedan y se aprenderá lo que sea posible.
• Habilitar y respetar a los y las adolescentes ese espacio de intimidad y diferenciación de sus padres que tanto necesitan.
• No pretender pasar por esta situación sin que se produzcan pérdidas a nivel emocional, social, monetarias, educativas, etc., es inevitable.

Ofrecerle seguridad a nuestros hijos cuando nosotros, los adultos, tampoco la tenemos, conlleva un gran desafío.
Intentemos hacer lo necesario para transitar esta crisis y salir de ella con el menor daño posible, pero respetándolas/os, escuchándolas/os y acompañándolas/os.


                                                                                                                                                                   Fuente consultada SAP
 

Psicologia, educación y familia