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Los efectos negativos de los edulcorantes

Reemplazar el azúcar por edulcorantes es una costumbre de quienes hacen dieta y de quienes, sin tener problemas con el azúcar, ya se acostumbraron al sabor del edulcorante. Sin embargo, hay que saber que este reemplazo tiene un costo para la salud.

Tomar conciencia de lo que comemos es fundamental para conservar la salud. Por eso, al elegir edulcorantes para endulzar las bebidas y al consumir alimentos que los contengan (gasosas y jugos light, gelatinas, postres y yogures dietéticos, galletitas y otros productos, ya sean light o no), es importante saber qué son y qué consecuencias pueden traer.

Algunos edulcorantes son la sacarina, el ciclamato, el aspartamo (o aspartame), el acetodulfamo K y la sucralosa, sustancias sintéticas o modificaciones de sustancias naturales (como la sucralosa) que dan sabor dulce a los alimentos y las bebidas, sin aportar calorías, lo que hace suponer que son la mejor elección cuando se desea bajar de peso o evitar ingerir calorías en exceso.

La sacarina es el edulcorante sintético más antiguo y popular, debe evitarse durante el embarazo, pues atraviesa la placenta, y se ha observado un efecto indeseable sobre el feto en los animales. Es un derivado de las sulfamidas y puede causar alergia en algunas personas, su eliminación por orina produce una irritación crónica.

El ciclamato es un edulcorante industrial, no muy estudiado hasta ahora: se lo relacionó con cáncer de vejiga, y con posibles efectos dañinos sobre el embrión o el feto, pero no se han detectado problemas en las cantidades utilizadas habitualmente; a pesar de ello, por las dudas y por el desconocimiento que se tiene, su uso no es demasiado recomendable, sobre todo en niños, ya que se usa en bebidas y postres.

El aspartamo tiene un poder edulcorante muy alto (200 veces superior al del azúcar de mesa), su consumo debe limitarse en las personas que padecen fenilcetonuria. No soporta temperaturas altas, por lo que no se usa para cocciones al horno.
 
El acesulfamo K es doscientas veces más dulce que la sacarosa, y presenta gran estabilidad en las aplicaciones alimenticias. No se metaboliza: se excreta sin cambios.
 
La sucralosa -Splenda(R) o aditivo E955-, es 320 a 1000 veces más dulce que la sacarosa, casi el doble de la sacarina y cuatro veces más dulce que el aspartamo. La sucralosa se extrae del azúcar a través de un proceso patentado de varios pasos que sustituye selectivamente tres átomos de grupos hidróxilo por tres átomos de cloro en la molécula de sacarosa. Los átomos de cloro crean una estructura molecular que es excepcionalmente estable y unas 600 veces más dulce que el azúcar, aunque el exceso de cloro es tóxico para el organismo.
 
El jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF) se fabrica mediante la isomerización de la dextrosa en el almidón de maíz. Ha reemplazado al azúcar en muchos alimentos y bebidas, por su mayor poder edulcorante y solubilidad que le permite incorporarse fácilmente a los productos, por sus propiedades funcionales que realzan el sabor, el color y la estabilidad del producto y por su bajo precio. Además sinergiza el potencial edulcorante de la sacarosa y de otros edulcorantes no nutritivos y por eso se usa industrialmente. El jarabe de maíz de alta fructosa está presente en numerosos productos: gaseosas, bebidas de fruta, bebidas deportivas, productos horneados, caramelos, mermeladas, yogures, condimentos, alimentos enlatados y envasados y otros alimentos endulzados. Sin embargo, el JMAF produce graves daños en la salud: La sobrecarga del hígado con fructuosa aumenta el ácido úrico, por lo que puede producir lesiones hepáticas. Secundariamente, estimula la secreción de Insulina, lo que aumenta el apetito.

Por otro lado, la doctora Elba Albertinazzi, presidenta de la Asociación de Médicos Naturistas, explica que como los edulcorantes alteran la percepción de las papilas gustativas, produciendo una especie de acostumbramiento que obliga a consumir cada vez más cantidad de alimentos y bebidas cada vez más dulces, contribuyen a que la persona suba de peso.  Justamente el efecto contrario al que se busca cuando se deja de lado el azúcar.

Además, según Albertinazzi, si se consumen alimentos o bebidas edulcorados en forma habitual es más difícil abandonarlos que el mismo azúcar natural, porque cuando una persona se acostumbra a consumir edulcorantes, no “siente” el sabor del azúcar ya que ésta no alcanza a estimular el gusto dulce tanto como los edulcorantes.

Habrá que pensar, entonces, si la ingesta de edulcorantes es la mejor opción para la salud o si conviene reemplazarlos por opciones más saludables y naturales como la miel, el azúcar orgánico integral o la Stevia Rebaudiana (una planta que contiene un principio activo llamado esteviósido), que tiene sabor dulce al diluirse en agua, pero no contiene calorías, ni glucosa.

Asesoró: Asociación Argentina de Médicos Naturistas