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Mes de Lucha contra el Cáncer de Mama: ¿cómo detectar esta enfermedad?

El cáncer de mama es el cáncer más común en mujeres y cuanto más temprano se detecta, mejores son las opciones de curación. Por eso, es muy importante conocer los métodos de detección y su eficacia.

Cada 19 de octubre se conmemora el Día Internacional de Lucha contra el Cáncer de Mama, que ahora se extendió a todo el mes con la idea de profundizar la lucha contra esta enfermedad, poner en relieve toda la información acerca de prevención y métodos de detección para poder diagnosticarla a tiempo.

Si bien esta enfermedad es difícil de prevenir, ya que es producto de distintos factores biológicos y estilos de vida, lo que sí se puede hacer es disminuir o evitar ciertos hábitos que pueden aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de mama, y, además, consultar al médico para saber qué estudios nos sirven para detectar tempranamente la enfermedad, ya que la detección temprana es una de las principales medidas para contar con mayores posibilidades de curación.

A su vez, seguir un estilo de vida saludable: no fumar, reducir el consumo de grasas, realizar actividad física, moderar el consumo de alcohol y evitar, en la medida de lo posible, las terapias de reemplazo hormonal y la exposición excesiva los rayos x, son formas de minimizar las posibilidades de padecerla.

Entre los estudios que sirven para detectar el cáncer de mama epodemos encontrar:

Examen clínico de las mamas


Este examen forma parte de las prácticas de salud de rutina y se realiza en la visita al médico de cabecera o ginecólogo. Consiste en que el médico inspeccione las mamas y pezones y revise debajo de los brazos para ver si hay anomalías.

Autoexamen de mamas: ¿sí o no?


El autoexamen es una técnica muy difundida para la detección del cáncer de mama que consiste en que una mujer se revise las mamas buscando alguna anomalía (nódulos, durezas, cambios en la piel). A primera vista, el autoexamen puede parecer un método simple y al alcance de cualquier mujer. Sin embargo, está comprobado que esta técnica no tiene un efecto beneficioso para la salud de las mujeres que lo practican. Por un lado, genera  falsas  alarmas relacionadas con los cambios hormonales de las mamas durante el ciclo menstrual normal. Por  otro, el autoexamen no es capaz de detectar nódulos tan pequeños como los que encuentra la mamografía o el examen de un profesional entrenado.

Esto no significa que las mujeres no deban prestar atención a sus mamas. Es importante que conozcan cuál es la fisonomía de sus mamas de manera tal de estar atentas a cualquier cambio que pudiera requerir la atención médica.

¿Cuáles son los síntomas por los que debería consultar al médico?

  • Bulto/ nódulo palpable
  • Cambios en la textura o enrojecimiento de la piel de las mamas
  • Cambios en la textura y forma del pezón
  • Secreción o sangrado por pezón

La mamografía


La  mamografía consiste en realizar una radiografía de las mamas. Con este estudio es posible detectar el cáncer de mama en su fase temprana cuando todavía no presenta síntomas, es decir, la lesión no es palpable. De este modo, es posible recurrir a mejores posibilidades de cura, con tratamientos menos agresivos que los que se realizan cuando el cáncer está más avanzado.

El cáncer de mama tiene mayor incidencia a partir de los 50 años por eso se recomienda que todas las mujeres a partir de esa edad se realicen un estudio mamográfico cada dos años junto a un examen físico anual de las mamas por parte de un profesional de la salud.

Eso no quiere decir que mujeres más jóvenes no deban realizarse mamografías. La decisión debe ser personalizada y de acuerdo a los antecedentes familiares de la enfermedad y factores de riesgo de cada mujer.

¿Qué debo saber antes de hacerme una mamografía?
Cualquier intervención médica trae aparejadas ventajas y desventajas. La ventaja de la mamografía es que permite diagnosticar la enfermedad tempranamente y, de esta forma, ofrece más y mejores oportunidades de curación. En cuanto a las desventajas, existe la posibilidad de que una  mamografía refleje la presencia de lesiones sospechosas que generan alarmas falsas, que es lo que habitualmente se llama “falso positivo”.

Los “falsos positivos” pueden hacer que los médicos tengan que realizar biopsias (es decir, extraer una pequeña parte del tejido de la mama) u otros estudios para confirmar o no la presencia de un cáncer.

Algunas personas podrían pensar que es mejor realizar esa biopsia y quedarse tranquila al saber que no tenía un tumor maligno. Pero la realidad es que esta situación es frecuente especialmente en mujeres jóvenes, a quienes no se les recomienda realizarse estudios mamográficos porque tienen bajo riesgo de tener cáncer de mama. 

Por eso, muchas veces, hacer estudios médicos cuando no son necesarios, más que extremar la prevención, actúan como lo contrario: generan estrés y preocupación, llevando a la mujer a someterse a intervenciones médicas evitables.

Por otro lado, también existen los “falsos negativos”, que son situaciones en las que hay un tumor pero en la mamografía no se visualiza. Suele asociarse este problema a una calidad deficiente del estudio: por ejemplo, por cuestiones técnicas del equipo mamográfico.
 
Pero, muy eventualmente, aun con estudios de calidad óptima, puede ocurrir que haya nódulos que no se vean de forma adecuada ya que se parecen mucho al tejido normal de la mama. Estos casos son excepcionales. No obstante, refuerzan la necesidad de acudir a una consulta médica si, al tiempo  de  hacerse la mamografía, aparece un síntoma de importancia.

Siempre, ante la presencia un síntoma que la mujer se detecta, es fundamental visitar al médico.

Ecografía y resonancia magnética


Además de la mamografía, hay otros métodos de diagnóstico por imágenes, como la ecografía, la cual se usa en forma complementaria al estudio mamográfico, y la resonancia magnética que se emplea  básicamente  en mujeres con fuertes antecedentes familiares y mutaciones genéticas.

 

Biopsia


Ante la presencia de un nódulo, el médico puede realizar una biopsia, que consiste en la extracción (por medio de una aguja o bisturí) de una pequeña porción de tejido de la mama a fin de ver si se presentan células cancerosas y en tal caso, definir el tipo de cáncer presente.

Las biopsias pueden ser obtenidas mediante cirugías en quirófano donde se extrae toda la lesión o parte de ella. También pueden realizarse punciones con agujas a través de la piel.

 

Fuente: Instituto Nacional del Cáncer