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¿Por qué hay tantas cesáreas en la Argentina?

Según distintas estimaciones, la tasa de cesáreas en la Argentina sería bastante más alta que la recomendaba por la OMS. ¿A qué se debe esto?

Según la Organización Mundial de la Salud, la tasa de cesáreas no debería superar el 15 por ciento de los partos, sin embargo, muchos países superan esta tasa, siendo el caso de la Argentina. ¿Por qué sucede esto?  

El Dr. Fernando Althabe, especialista en obstetricia y director del departamento de investigación en Salud de la Madre y el Niño del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS), explicó durante una entrevista al diario La Nación las razones de la creciente tasa de cesáreas en el país.

¿Por qué la Argentina excede la recomendación de cesáreas de la OMS?
“Lo que esta demostrado, y es en lo que se basa la OMS para hacer su recomendación, es que no existe ninguna evidencia que diga que si superamos la tasa de ese 15 por ciento, las mortalidades de la madre o del bebé van a reducirse. Es decir, a mayor intervención, no hay ningún beneficio (en términos generales, a nivel de la población).

De hecho, hay algunas evidencias que dicen que a medida que la tasa de cesáreas va aumentando al nivel de la población, y, de alguna manera, hay mas cesáreas innecesarias, esto puede ser potencialmente perjudicial para las mujeres y los niños. Por eso esta recomendacion es bastante fuerte.

En nuestro país, (la tasa) es claramente más alta y esto pasa en general en casi toda Latinoamérica.

En el sector público, en Argentina, la tasa de cesáreas hoy día debe estar entre el 30 y el 35 por ciento. En maternidades privadas o de la seguridad social, es altamente probable que no haya menos del 50 por ciento de cesáreas. Y en todos lados se incrementa.

¿Cuáles son los factores que participan? (…) En términos generales, los obstetras intentan hacer lo mejor que pueden, individualmente, pero hay un tema de sistema.

Por un lado, hay un sistema de atención pública en el que se atiende de cierta manera. Son maternidades en las cuales las mujeres no se van a atender el parto con el que atendió el control prenatal, no tienen la posibilidad de elegir y son atendidas por otro obstetra o por parteras u obstétricas de guardia, sin una continuidad de cuidado. La atención puede ser excelente, y en nada desmerece el hecho de que no haya una continuidad de cuidado que se las atienda perfectamente bien y de una manera respetuosa y muy eficiente.

Por otro lado, en el sistema de seguridad social y privado existe la percepción de que las mujeres van a tener la atención individualizada por parte del obstetra que eligieron. Esto, que ocurre en algunos lugares del mundo, genera una relación muy personal, casi de dependencia de estas mujeres para los obstetras, y una carga de trabajo para los obstetras, que si tienen mucho trabajo implica una clara imposibilidad de organizar una vida más o menos razonable.

Por otro lado, esto carga de una responsabilidad individual a un obstetra frente a una situación de potencial emergencia, que en la obstetricia puede ocurrir. Es una situación de riesgo. Y esto genera que la obstetricia, frente a resultados inesperados, sea una de las especialidades que más demandas por mala praxis tiene. Esencialmente porque se esperan resultados a veces mejores de los que realmente ocurren.

Finalmente, lo que termina ocurriendo, es que a nivel de servicios privados se terminan planificando mas cesáreas, se termina teniendo menos tolerancia a mínimas dificultades, (…) los obstetras prefieren prevenir actuando de más que tratar de esperar evoluciones normales o más espontaneas.

Y los obstetras médicos están formados, en términos generales, como cirujanos. Están entrenados para solucionar problemas y actuar rápidamente. Sinceramente, no están bien entrenados para atender partos. Quienes están claramente bien entrenadas para atender partos son las parteras. Y el problema es que este sistema funciona en el país esencialmente en el sector público, donde las parteras pueden tener cierta actividad independiente, pero en el sector privado son meramente asistentes del obstetra.

(…) Los sistemas que funcionan mejor, son sistemas en los cuales hay más parteras que atienden los partos normales y coberturas por algunos obstetras que reaccionan frente a las situaciones anormales, porque están preparados para ello. Esto genera más un equipo”.

¿Las mujeres estamos menos dispuestas a enfrentar un parto natural?
“Esto forma parte de cierto «folclore» que, lamentablemente, buena parte de la sociedad y los médicos suelen utilizar como argumento a favor de las cesáreas.

(…) En estudios hechos en distintos países del mundo (cerca de 40 estudios que evalúan las preferencias de las mujeres embarazadas por cómo terminar el parto), aproximadamente un 13 a 15 por ciento de las mujeres prefiere una cesárea.

Un estudio similar, hecho en la Argentina, nos muestra que en dos hospitales del sector privado y en dos hospitales del sector público, entre 8 y 10 por ciento de las mujeres prefieren cesárea.

Sin embargo, cuando las mujeres están expuestas luego al parto, tiende a haber una diferencia enorme en la forma de terminación, más de acuerdo al lugar donde se atienden que a la preferencia de ellas. Entonces, la realidad es que está más utilizado como una excusa.

No hay duda de que hay un grupo de mujeres que prefiere una cesárea, pero sigue siendo un grupo minoritario. Y sin duda esto puede estar, no diría estimulado, pero al menos no está combatido por parte de los obstetras en función de que esto también ayuda de alguna manera a manejar mejor la situación que el sistema impone en la forma de atender”.

¿Qué efectos puede tener para la madre el parto por cesárea?
“El parto por cesárea, sacando que sea justificada o no, (…) implica claramente más riesgos inmediatos para una mujer de tener alguna complicación. Por ejemplo, infecciosa.

(…) Está claro que la cesárea genera mayor tasa de algunos problemas hemorrágicos. Está claro que genera mayor dolor en el posparto y mayor dificultad para reinsertarse en la vida diaria. Realmente, no diría que tiene ventajas con respecto al parto vaginal.

(…) En las cesáreas lo que cambia es lo que sucede a largo plazo. (…) Está demostrado que en el próximo embarazo y en el parto siguiente sí aumentan los riesgos de que haya algunas complicaciones hemorrágicas, algunos problemas con que la placenta pueda desprenderse en un segundo nacimiento, lo que puede generar hemorragias.

Entonces, en mujeres que van a planificar tener varios niños, el hecho de tener una cesárea en su primer embarazo puede llegar a cambiarles definitivamente el futuro. A limitarlas o a incrementar sus riesgos, sobre todo a partir del segundo o tercer embarazo”.

¿Hay alguna iniciativa en el país para tratar de hacer descender estos números y que entren dentro de la estimación considerada “saludable”?
“Las autoridades están percibiendo que esto es un problema de salud. (…) Están tratando de consensuar algunas medidas iniciales como tratar, al menos, de tener un registro comparable de por qué ocurren las cesáreas y cuántas son injustificadas, y poder tener alguna vara más objetiva para comparar las tasas en instituciones.

Han expresado también la intención de tratar de profundizar un sistema de atención, al menos en el sector público, en el cual las obstétricas (parteras) sean más prestigiadas.

Sin embargo, (…) qué se puede hacer con respecto a la seguridad social, al sector privado, cómo tratar de hacer para influir en el sistema de atención es algo que probablemente esté bastante lejos de lograrse (a nivel ministerial).

Por otro lado, así como cada obstetra individualmente intenta hacer lo mejor que puede, en términos generales, las organizaciones profesionales vinculadas a la obstetricia yo diría que están en falta aún porque no intentan de manera seria tratar de bajar un sistema de responsabilidad profesional que, de alguna manera, limite la actitud de un médico en particular.

(…)Tampoco el sector de la medicina prepaga o de la seguridad social intenta limitar de alguna manera esto.

Esencialmente lo que preocupa, (…) y es algo que tenemos que investigar, es qué le pasa a una población cuando, de golpe, en 40 años va a pasar de tener 10 a 20 por ciento de cesáreas a que más de la mitad de sus nacimientos sea por cesárea. (…) ¿Qué implicancias tiene esto para el futuro lejano?, ¿esto va a tener alguna implicancia en cómo los niños se crían, en algunas enfermedades?...

Hoy en día estamos viendo que hay evidencias de que cambia el perfil alergénico en aquellos niños nacidos por cesárea comparado a los niños nacidos por vía vaginal.

Es decir, este cambio puede tener algunas consecuencias que hoy día todavía no conocemos y necesitamos investigarlas”.


Fuente: Conversaciones en La Nación

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