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Prioridad embarazadas…

Fila del supermercado, caja prioridad embarazadas y discapacitados, 10 personas en la cola y yo, con mi panza de 6 meses, que empiezo a preguntar una por una a las mujeres de la fila si están embarazadas. Todas dicen que no, entonces me pongo adelante, esperando a que terminen de cobrarle a otra futura mamá. Hasta ahí, todo perfecto. Increíble (pensé yo) que nadie se quejara. En eso, empiezo a escuchar detrás mío que una de las mujeres, alzando la voz, le comentaba a su pareja en qué se había convertido tal actriz argentina durante el embarazo:  “Una ballena, quedó como una ballena”, decía, cada vez más alto, evidentemente para que las dos embarazadas de la cola escucháramos sus comentarios. “Yo no entiendo por qué se convierten en toneles con el embarazo”, seguía. “Esa (por la actriz) quedó gorda como un hipopótamo”, repetía en un tono que lo único que me hacía pensar era en la desmedida y absurda bronca que sentía esa mujer, solo porque había perdido su lugar en la fila. Y siguió con ese tipo de comentarios todo lo que duró la espera, hasta que me cobraron.

En otra ocasión, en la fila de la misma caja y mismo supermercado, pedí permiso y me puse delante de dos hombres y detrás de dos chicas con un niño en el carrito, al fin y al cabo, tampoco está bueno esperar en esa situación. Pero el cajero me llamó, y pasé. En ese momento escucho que una de las chicas le dice a su amiga “¿viste que había que darle el lugar?” a lo que la otra responde “yo cuando estaba embarazada no pasaba, no me hacía la importante, estaba embarazada y nada más”. El resto de la charla ni lo escuché, pero ese fragmento me bastó para confirmar que las mujeres podemos ser, entre nosotras, poco o nada solidarias, y las más machistas.

Yo no pretendo que un hombre me de el asiento o el lugar en una fila solo por el hecho de ser mujer, pero embarazada la cosa cambia y, para mi sorpresa, hasta ahora han sido ellos los que, de muy buena manera, me han cedido el asiento en el colectivo cada vez y los que en la cola del súper no han hecho un solo comentario al perder su lugar. En cambio, las mujeres en los primeros asientos del colectivo, destinados a discapacitados, ancianos y embarazadas, no se han levantado ni una sola de las tantas veces que he viajado en ese medio de transporte, aunque mi panza denote un embarazo bastante avanzado, y lo mismo en el supermercado. 

prioridad embarazadas
Esta imagen la encontré en Internet y aún no pude dar con el autor. Agradezco su visión!


Aunque haya personas que piensan que el embarazo no es razón para pedir el lugar, lo cierto es que hay leyes (en la Ciudad y en la Provincia de Buenos Aires, por ejemplo, hay leyes de prioridad de atención en establecimientos públicos y privados que brinden atención al público) y, sobre todo, cuestiones vinculadas a la salud que nos amparan. Agotamiento extremo, un peso extra bastante importante, hinchazón de piernas, presión baja y mayores posibilidades de sufrir mareos o pérdida de equilibrio son algunas de las razones físicas que nos hacen difícil estar paradas mucho tiempo, y ni hablar si vamos de pie en un medio de transporte, donde se suma el riesgo de sufrir un accidente ante una frenada brusca, poniéndonos en peligro no solo a nosotras, sino también al bebé.  

Por todas estas razones pido, desde este humilde rincón, un poco de solidaridad y respeto, porque no considero que el embarazo sea una enfermedad, pero sí una etapa en la que cuidarse, y que nos cuiden, es muy importante para el bebé que estamos gestando. 


¿Cómo fueron sus experiencias? ¿Notaron más solidaridad que yo en estas situaciones?

Embarazo