Pasar al contenido principal

¿Qué hacer cuando los hermanos se pelean (hasta los cuatro años)?

El nacimiento de un hermano y la posterior convivencia con él generan sentimientos ambivalentes que no siempre son positivos: por eso, los celos y las peleas son habituales y normales en el período de crecimiento.

El nacimiento de un hermano y la posterior convivencia con él generan sentimientos ambivalentes que no siempre son positivos: por eso, los celos y las peleas son habituales y normales en el período de crecimiento.

A pesar de que los padres suelen soñar con una relación idílica entre los hermanos cuando el segundo hijo viene en camino, la realidad muchas veces muestra que esto no es tan color de rosa: los más grandecitos suelen hacer comentarios “negativos” hacia los recién nacidos, como por ejemplo preguntar si se puede devolver o pensar que el bebé se queda en el sanatorio. Es normal también que en algún momento puedan pellizcarlos o sacarles el chupete: por eso los padres deben estar atentos tanto a la seguridad del más chiquito como a las necesidades del más grande.

Cuando el bebé empieza a gatear y ya agarra los juguetes del mayor, aparecen otro tipo de situaciones: los grandes no quieren compartir o tienen miedo de que los bebés les rompan sus cosas –algo que suele suceder-. En esta etapa hace falta mucha paciencia para explicarle al mayor cómo se relaciona el chiquito con los juguetes y también para darle un espacio y cierta seguridad al más grande, guardando en un lugar seguro las cosas más frágiles o más queridas, de modo que el bebé no tenga acceso a ellas.

Si el menor tiene entre uno y tres años, habrá que tener mucho cuidado con no justificar todas sus acciones por el sólo hecho de que “es chiquito”, porque ser justos es una parte muy importante de la tarea de ser padres.

Y más allá de la diferencia de edad, es fundamental no estar todo el tiempo disculpando al bebé ni exigiéndole al más grande cierto tipo de comportamiento, aduciendo justamente que es el mayor.

Es importante tener en cuenta que, frente al bebé recién nacido, a los padres suele parecerles muy “grande” el primogénito que tal vez tiene tres años, y que, en realidad, es muy pequeño todavía, tiene muchas dificultades para poner en palabras lo que le pasa y tiene enormes necesidades de afecto y atención.

En la etapa del hermano bebé se sientan ciertas bases de la relación y éstas dependen de los padres, por eso, es tan necesario no enojarse, contener al más grande, decirle un “no” firme al bebé cuando haga falta y comprender que las manifestaciones de celos y sentimientos “negativos”son tan normales como las manifestaciones de amor.

Las peleas entre hermanos forman parte de un crecimiento normal. Si los padres las toman naturalmente, como una característica del desarrollo de sus hijos, les estarán enseñando a los chicos muchas cosas importantes que podrán aplicar en éste y en otros vínculos a lo largo de su vida.

Crianza, familia y educación Psicología del niño y la familia