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Sueño y despertares nocturnos: ¿puedo dejar de darle el pecho o la mamadera por las noches?

Cuando ya no es un recién nacido, pero sigue despertándose por las noches pidiendo pecho o mamadera, es normal que nos preguntemos a qué se debe. ¿El destete nocturno será la solución?

En los primeros meses, el sueño del bebé está estrechamente ligado con la alimentación. Cuando son recién nacidos, fisiológicamente necesitan alimentarse más seguido y esto hace que se despierten por las noches y solo se calmen con el pecho o la mamadera. Pero a medida que van creciendo, esta necesidad se va modificando y pueden pasar lapsos más largos sin comer.

Alrededor de los seis meses la mayoría de los bebés llega a consumir la cantidad necesaria de calorías durante el día y no necesita despertarse para comer en las noches, pudiendo dormir "de corrido" entre seis u ocho horas o más. Esto no significa que no se despierten durante todo ese tiempo sino que, si lo hacen, probablemente no sea por hambre (aunque se muestren desesperados por tomar el pecho) sino más bien por razones psicológicas u emocionales.

Por ejemplo, alrededor de los 8 meses aparece la llamada “angustia del octavo mes”, que en algunos bebés se da antes y en otros después. Esta etapa se caracteriza por una necesidad del bebé de estar en contacto con su mamá y puede determinar algunos despertares cuando el sueño ya estaba consolidado.

También, a partir de los nueve meses ya se van dando cuenta de que llega la hora de dormir y muchas veces se niegan porque quieren seguir participando de la actividad con mamá y papá y esto puede complicar aún más el momento de llevarlos a la cama.

Otras situaciones que pueden determinar algunos despertares son la vuelta al trabajo de la mamá, la salida de los dientes, los terrores nocturnos que se dan de más grandes o algunas enfermedades o molestias como gripe, resfríos, diarrea, etc. Es decir que los “retrocesos” en cuanto al sueño son normales en la infancia y hay que estar preparadas para eso. En estos casos, el pecho suele ser un aliciente para los pequeños, que necesitan estar pegaditos a su mamá para sentirse más seguros.

 


Saber que si tiene, por ejemplo, 9 meses, lo más probable es que no se despierte por hambre nos permitirá buscar las alternativas para que vaya adquiriendo las herramientas para volver a dormirse sin necesidad de alimentarse y que tengan en cuenta las necesidades del bebé y las nuestras, de manera tal de recuperar las noches de sueño y descanso, si es lo que queremos y estamos necesitando.

 

¿Cómo lograr que duerma toda la noche?


Lo primero que debemos tener en cuenta es que es normal que se despierten por las noches (hasta los adultos nos despertamos) y que a lo que hay que apuntar es a que aprendan a dormirse solitos y tranquilos porque saben que su mamá y su papá estarán siempre que lo necesiten.

Pero para esto necesitan tiempo y mucha contención.

¿Qué puede ayudar cuando tomamos la decisión de comenzar con este proceso?:

- Ir suspendiendo de a una las tomas: ya sea de pecho o mamadera, ir quitando las tomas de la noche de a una. Por ejemplo, si toma 3 veces durante la noche, empezar por no darle el pecho o la mamadera la primera vez que se despierta y utilizar estrategias como cantarle o hablarle suave, acariciarle la espalda, etc. Cuando el bebé ya no se despierte en ese horario o logre dormirse solito, empezar con la siguiente. Hay mamás que dicen que suspender cada toma les lleva entre tres días y una semana y que el bebé se calma más rápido cada vez.

- Que el papá vaya a calmarlo: las primeras noches tal vez sean las más difíciles o le tome mucho tiempo calmarlo, pero que vaya el papá es una manera de que el bebé no “huela a su mamá” y espere el pecho. Cada papá encontrará lo que le resulte mejor: algunos les hablan, otros les hacen caricias… Si bien lo ideal es no sacarlo de la cuna, y que se despierte en el mismo lugar en que se durmió, este es un proceso difícil para todos y cada familia encontrará su manera.

- Tener un vasito de agua a mano y su cuarto a buena temperatura: a veces, se despiertan por sed, por calor o porque entra mucha luz al amanecer. Comprobar que su cuarto está bien ventilado, que no entra mucha luz, que tiene ropa de dormir cómoda y ofrecerle agua en vez de leche es otra alternativa.

- Aprovechar cada momento del día para estar juntos: los bebés y niños demandan por la noche lo que no tienen durante el día. Cuando estamos con ellos tratar de estar disponibles desde la mirada y la atención, sin interferencias como el celular, la televisión, etc. sobre todo si están pasando por la angustia del octavo mes o si volvimos a trabajar, puede ayudar a que las noches transcurran con más calma.

- Armar rutinas: la noche es un resultado del día. Si logramos armar rutinas que les den seguridad, que ordenen su día a día, que sirvan para anticiparles lo que va a venir, la tarea por las noches será un poco más sencilla. Tratar de cumplir con los mismos horarios de sueño, alimentación, baño, paseos y juego es fundamental. Y por las noches, antes de dormir,  seguir los pasos “baño, cuento y a la cama” puede ser clave. 

- Ofrecerle el chupete o un objeto de apego o transicional: los objetos de apego representan a la mamá y le dan la seguridad que necesitan en momentos clave como la angustia del octavo mes, donde el bebé va tomando conciencia de su independencia. Por lo general, el bebé lo elige solito de entre sus peluches o entre las prendas de su mamá, aunque también podemos probar con ofrecérselo para ver si lo adopta. Puede ser el chupete, alguna prenda con "olorcito a mamá" o un peluche muy suave que le acerquemos al momento de dormir o mientras le damos el pecho o la mamadera (salvo que se trate del chupete), hasta que lo vaya incorporando como su objeto.

- Poner en palabras lo que está pasando: aunque el bebé parezca chiquito para entender, cuando se despierta es importante explicarle con voz calma -las veces que hagan falta-, que es hora de dormir, que mamá está cerca por cualquier cosa que necesite, pero que ahora debe descansar. Ellos comprenden más de lo que imaginamos.

- Estar convencidas de lo que vamos a hacer: el bebé es muy perceptivo. Si dudamos de lo que estamos haciendo, si cuando le hablamos o lo apoyamos en la cuna lo hacemos con temor o con dudas de si estamos haciéndole algún “mal”, es probable que él lo sienta y llore o se ponga más nervioso. Entonces, el primer paso es estar convencidas, para poder transmitirle esa seguridad al bebé, y si no, esperar un tiempo más hasta que sintamos que estamos preparadas para hacerlo. A veces, hablar con el pediatra al respecto puede ayudarnos a tomar una decisión.     

- No intentar el destete nocturno en épocas complicadas para el bebé: si recién volvimos a trabajar, si el bebé empezó el jardín maternal, si está enfermo, si nos mudamos o estamos de viaje, etc. lo ideal es esperar a que las cosas se reacomoden y el bebé se recupere o se adapte al cambio para empezar con este proceso, porque en estas situaciones es normal que necesite estar más pegadito a su mamá y sumarle a este estrés un cambio más puede ser mucho para él.


Asesoró: Dra. Marisa Jaitt, pediatra

 

 

Bebés El sueño del bebé Crianza, familia y educación

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