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Tabaquismo pasivo en niños

La exposición de los no fumadores al humo ambiental de tabaco (HAT) se llama tabaquismo pasivo. Este humo está compuesto por la mezcla del humo que se libera del cigarrillo encendido y el humo que exhala la persona que fuma.

La exposición de los no fumadores al humo ambiental de tabaco (HAT) se llama “tabaquismo pasivo”. Este humo está compuesto por la mezcla del humo que se libera del cigarrillo encendido y el humo que exhala la persona que fuma.

El HAT contiene más de 4.000 productos químicos que son irritantes (cianuro, dióxido de azufre, monóxido de carbono, amoníaco y formaldehído, entre otros). También contiene sustancias que producen cáncer (arsénico, cromo, nitrosaminas y benzo(a)pireno, entre otros).

En 1992, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos clasificó al HAT como un carcinógeno de Clase A. Este tipo de sustancias que producen cáncer son las más dañinas ya que no tienen un nivel mínimo de exposición que sea seguro para la salud. Desde la década de 1970, se sabe que la exposición involuntaria al HAT es un factor de riesgo para varias enfermedades. En 1986 los expertos llegaron a la conclusión de que la exposición al HAT es causa prevenible de enfermedad y muerte tanto en fumadores como en no-fumadores. La exposición involuntaria al HAT se asocia con complicaciones respiratorias; distintos tipos de cáncer, principalmente de pulmón y enfermedad cardiovascular en adultos.

En 1999, la Organización Mundial de la Salud (OMS) convocó a expertos de diferentes países para evaluar las consecuencias de la exposición involuntaria al HAT en los niños. Durante la misma se concluyó que el HAT es una amenaza para la salud de los niños ya que se asocia con un mayor riesgo de nacer con bajo peso, disminución de la función pulmonar, infecciones respiratorias, tos y silbidos, empeoramiento del asma, otitis y síndrome de muerte súbita del lactante.

Estudios posteriores han demostrado que la exposición al HAT durante el embarazo se asocia con algunas malformaciones congénitas (labio leporino y paladar hendido) y que la nicotina atraviesa la leche materna. Los hijos de padres fumadores tienen mayor probabilidad de adicción a la nicotina en la adolescencia, mayor frecuencia de caries, alergia a los alimentos, problemas en la piel y mayor frecuencia de cáncer en la adultez. También presentan con mayor frecuencia problemas de conducta, síndrome de hiperactividad, déficit de atención y menor rendimiento escolar. Por otra parte, faltan seis veces más a la escuela que los hijos de no fumadores y necesitan atención médica con más frecuencia.

En Argentina, la exposición al HAT es muy alta. Distintas encuestas muestran que 7 de cada 10 niños convive con un fumador.

¿Qué pueden hacer los padres fumadores?

Lo mejor que pueden hacer los padres fumadores por la salud de sus hijos es dejar de fumar.

En la página web del Ministerio de Salud de la Nación  encontrará un listado de todos los centros donde puede recibir ayuda para dejar de fumar. Si prefiere hacer una consulta telefónica previa puede llamar en forma gratuita al 0800 222 1002.

Si los padres aun no están listos para dejar de fumar, hay medidas muy simples que ayudan a disminuir el riesgo de exposición al HAT de todos los miembros de su familia (incluyendo las mascotas!).

Abrir las ventanas NO es suficiente, ya que las sustancias toxicas del cigarrillo permanecen varios días en el ambiente aunque se abran las ventanas... Se necesitaría un ventilador con la fuerza de un huracán para poder eliminar todas las partículas dañinas que tiene el humo.

Por esto:

  • Declare su HOGAR Y SU AUTO COMO LIBRES DE HUMO DE TABACO: No fume ni permita que otros fumen en su casa o en su auto.
  • Fume solamente fuera de su casa en un ambiente ABIERTO: balcón, terraza o vereda.
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