Pasar al contenido principal

Uñas esculpidas: ¿qué opciones hay?

Las uñas “artificiales” que hicieron furor en los `70 siguen vigentes, aunque a través de métodos que las hacen lucir cada vez más naturales.

Tener las uñas divinas por más tiempo, y sin mucho esfuerzo, son los beneficios de las uñas esculpidas, que año a año ganan más adeptas.

Eso sí, antes de optar por este método, es importante elegir un buen profesional que sepa cuidar la salud de las uñas al momento de hacer el tratamiento, en el que suelen practicarse limados fuertes para poder fijar la uña esculpida.

Podemos encontrar uñas de acrílico, de gel, o de fibra, que son lo último en uñas esculpidas. Todas consisten en técnicas para esculpir o pegar un material artificial sobre la uña natural, pero cada método tiene sus características:

Acrílicas o de porcelana: las primeras en existir en el mercado de las uñas artificiales, están hechas con un polvo (polímero) y un líquido (monómero). Son uñas bien resistentes, de un material más bien duro, pero su proceso de colocación es trabajoso y suele producir un olor desagradable por la utilización de monómero.

De gel o silicona: comparadas con las acrílicas, le aportan más naturalidad y brillo a las uñas, aunque no resultan tan resistentes. El proceso de colocación es más práctico que el de las uñas acrílicas y se endurecen introduciéndolas en una cabina de rayos UV.
 
De “acrigel”: es una combinación de las anteriores. Se realizan construyendo uñas acrílicas y colocándoles luego una pequeña capa de gel. Finalmente, se introducen en la cabina de UV para secarlas.

De hilo de fibra: es lo último en uñas esculpidas. Al fijarlas, toman la forma de la uña original dándole un aspecto muy natural. Además, esta técnica promueve la salud de la uña por el material utilizado, que funciona como protector. Se construyen con una base de gel e hilos de fibra sintética y también necesitan de rayos UV para endurecerse.

 

Cuidados y mantenimiento


Los cuidados de las uñas esculpidas son similares a los que habría que tener con las uñas naturales: utilizar guantes en contacto con el agua y productos abrasivos o agresivos para las manos como detergentes, lavandinas, limpiadores antigrasa, etc., y evitar golpes brucos que puedan llegar a romperlas. Más allá de estas precauciones, se puede hacer cualquier otra actividad habitual, incluso natación, sin limitaciones.

Cada tres o cuatro semanas, dependiendo del tipo de tratamiento y cuidado, hay que ir a retocarlas de manera que queden como recién colocadas.

Asesoró: Victoria Cabanelas, de
Divina piel, centro de estética y spa.